Por primera vez Vladimir Acosta me obliga a discrepar con él, y aunque este escrito trata la crónica de una traición anunciada por Nicolás, no lo motiva la opinión del apreciado Vladimir sino la oportuna advertencia de nuestro Presidente, legítimo sucesor de Chávez el insustituible. La advertencia de Maduro tiene que leerse como guerra avisada por los susodichos intelectuales, por muy anónimos que hasta ahora sean, y de seguro continúen siendo. La matriz que el fascismo despliega a toda vela, tiene como eje vertebral la descalificación política de Nicolás porque según la burguesía parasitaria, la carencia de academia formal, inhabilita intelectualmente, aunque el título de Capriles Radonski desmienta fehacientemente la relación universidad-inteligencia-capacidad, y contradiga la relación abogado-Derecho-probidad. En última instancia; atacar a Maduro es atacar a Chávez y atacar la revolución. Debilitando la imagen de Maduro se niega el legado de Chávez, se le allanan caminos al fascismo y sus huestes asesinas, y se fortalece toda amenaza de reacomodo burgués privatizador del petróleo, aniquilador de nuestra Patria.
Quien, de la advertencia de Maduro presagie visos de coerción a la libertad de expresión, le hace juego al enemigo, cae en la trampa liberal del intelecto como fuente única de verdad según los secuaces del plan maestro, Abreu-Globovisión de infiltrar en la gesta cultural popular y entre la juventud, en nombre del arte libérrimo, la estrategia Juanes, paracos, CIA y demás condimentos, con el aval de los entes tutelares del quehacer artístico, o sea; MPPCultura que alimenta, con millones de dólares, el monstruo intestino de la contrarrevolución antiobrera. No en balde a la hora de votar por Capriles sensibilizó más el Rolex de Dudamel, que la niña cantando El Lunerito con Chávez.
Lo que sí es cierto y viene al caso, es que la tutela cultural no revoluciona nada, menos cuando sus parámetros los sigue trazando la costumbre, la vieja y decadente por eurocéntrica, cultura burguesa; esa que construye intelectuales de la nada y con ella erige cofradías literarias, mafias eruditas, momiajes melomaníacas, y el culto vacasacralizador de la opinión mediática como intelectualidad per se, culto oficiado por tirios y troyanos, por revolucionarios y contras, por los diestros y por los siniestros, por los de ayer y por los de hoy.
Los infiltrados en la gestión cultural se cuentan por montones, la política de tutelaje lo propicia, el movimiento cultural popular está desmovilizado y el movimiento cultural popular emergente esta inmovilizado por el modelaje ideológico puntofijista que permanece intacto y determina el proceder burocrático de entes y funcionarios públicos. La estructura del Sistema Nacional de Culturas Populares, no está a la altura de la intención revolucionaria de Chávez de solventar la deuda social con el movimiento cultural de resistencia anticapitalista, de incluir en la estructura del estado socialista los saberes invisibilizados. Todo lo contrario, el SNCP no dinamiza el movimiento cultural popular emergente porque no transfiere poder, ni ciudadano, ni político. El SNCP limita los poderes creadores del pueblo a los requerimientos de un baremo, cumplido el cual, automáticamente los cultores se convierten en acreedores del Sistema, y lo que salda el MPPCultura, no es deuda social sino cheques endosables al gasto público. Tal gestión eminentemente administrativa, contable, burocrática, estimula el individualismo, el sectarismo intelectual, la cultura culta privilegiada, y va a contrapelo de la creación revolucionaria, transformadora, social, colectiva, socialista.
Del SNCP no emerge la respuesta cultural solidaria, necesaria y urgente, con quienes desde el jueves 16 de este mes, en la Parroquia Buría, Municipio Simón Planas, Estado Lara, revolucionan la hacienda La Horqueta: “Usurpada a la patria por los Tamayo Sigala y rescatada por nosotros que somos una comunidad de trabajadores campesinos sin tierra que hace décadas venimos luchando por un pedazo de tierra para trabajarla y mantener nuestras familias, para dejar de seguir siendo peones de los hacendados, por quienes hemos sido explotados y maltratados”
Porque impera en el reino de los cultos el modo de hacer intelectual burgués, tiene plena vigencia y pertinencia el alerta de Maduro, quienes estamos libres de culpa contrarrevolucionaria, no tenemos nada que temer y sí tenemos todo por perder frente al fascismo antiproletario, porque el odio hacia Maduro es el odio a su condición proletaria, así como el odio hacia Chávez es el odio al color de su piel, a su cabello ensortijado y a su hermosa sonrisa campesina.