Venezuela para el año 2011 tenía una tasa oficial de homicidios de 47,84 pcmh (Comisión Presidencial para el Control de Armas y Desarme, 2012) cifra bastante alta y preocupante (el promedio mundial es de 6,9), si a esto le añadimos que un 79,48% de éstos son consecuencia del uso de armas de fuego (según datos del INE de 2009), es evidente que una política de control de armas cobra real importancia y sentido. Esta violencia, además, es predominantemente intra-clase y afecta principalmente a los más pobres.
Es de advertir que no he revisado la reciente legislación que ahora rige la materia, que de seguro está plagada de errores de todo tipo, característica que compartiría con la mayoría de las leyes promulgadas durante los últimos lustros, que se caracterizan por su vocación eminentemente simbólica. Ese no es el tema que ahora me interesa analizar, ya que estoy consciente que los problemas sociales y políticos no se solucionan por decreto, las leyes en sí mismas (sean buenas o malas) no se constituyen en recetas mágicas para erradicar problemas estructurales. El tema del control de armas es un asunto de seguridad de Estado, desde Hobbes, pasando por Weber y llegando a Marx, el mismo se constituye en una parte esencial del ejercicio del poder. Lo primordial para el control de armas es la voluntad política, hay que atacar la fuente de donde emana la parte más significativa de ese negocio, si esto no se hace la discusión sobre la ley resultaría superficial y distractora. No obstante, este tampoco es el tema que he de abordar en este momento. Finalmente, creo que los debates políticos deben hacerse en torno a las ideas y no a los personajes, con argumentos político-ideológicos apoyados en base empírica y no con insultos, descalificaciones personales ni prejuicios.
Hechas las anteriores advertencias, paso a explicar lo que me motivó a escribir estas líneas: la preocupación que me ha generado un discurso profundamente conservador, clasista y reaccionario que ha tratado de mimetizarse con un pretendido discurso de izquierda, al que se le ha colocado la etiqueta de “lucha armada”, presentando para ello un video de Chávez totalmente fuera de contexto; manipulando, además, burdamente la idea de defensa del territorio que tienen los hermanos cubanos. Es falso que en Cuba anda armado el que quiera y como quiera, esa es una de las tantas historias falsas que se le adjudican. Los cubanos tienen un estricto entrenamiento para la defensa de su país, y solo en un caso excepcional de ataque a su territorio las Fuerzas Armadas, con orden y control militar, distribuiría el armamento al pueblo entrenado previamente para ello (en todos los sentidos). Hay que ver y comprender los contextos y las particularidades de cada país, así como los procesos históricos en su justa dimensión. Ante la utilización perversa de estas ideas para encubrir un discurso individualista y de extrema derecha, consideré necesario intentar distinguir dos racionalidades ideológicas totalmente antagónicas respecto al tema de las armas, para evitar caer en las manipulaciones de determinados sectores y tener así una posición informada y consciente sobre el tema. Hay que ser muy cuidadosos con los discursos que emitimos y que recibimos a través de los medios de comunicación, en especial cuando con éstos se manejan intencionalmente las emociones, en especial cuando se crea, alimenta o manipula el miedo de la gente. El miedo no es buen consejero, ni puede ser el criterio para tomar decisiones políticas, mucho menos en materia de política criminal o securitaria, porque con ello violentamos los DDHH de los más vulnerables: las grandes mayorías excluidas de la población. Así entonces, es importante destacar que la idea de la “lucha armada” no es lo mismo que la idea del “derecho de la gente decente a tener un arma”.
1. La idea de la lucha armada proviene de la tradición del pensamiento de izquierda, y sería la expresión más extrema de la lucha de clases, en la que los intereses colectivos son los que deben predominar, en procura del surgimiento de un nuevo orden social más igualitario y justo para todos. Esto, resumido de una manera muy simplista, se daría a través de una transformación dialéctica, que va desde el capitalismo (dictadura de una minoría burguesa explotadora) pasando por su antítesis, que sería el socialismo, para llegar posteriormente a la síntesis que sería el comunismo, en el cual se habrían democratizado los medios de producción, superando así las distinciones de clases sociales. Idea que ha servido de impulso para diversos procesos de liberación de los pueblos periféricos ¿Esta fue la idea subyacente en el programa transmitido por VTV el lunes pasado? Absolutamente NO. La idea subyacente en el aludido discurso televisivo se encuentra en las antípodas ideológicas del marxismo y del pensamiento de izquierda.
2. En contraste, la idea del derecho a estar armado en la actualidad tiene su referente en la segunda enmienda de la constitución de los EEUU y obedece a una tradición liberal individualista, en donde lo primordial son los intereses individuales sobre los colectivos, mostrando una profunda desconfianza hacia el Estado. La imagen perfecta de esta idea es el “viejo oeste”, en donde prevalece el más fuerte, cada quién cuida la suyo como sea ante la inexistencia del Estado. El principal beneficiario de esta idea es la industria armamentista, que vive de la guerra y de la muerte. Acá no se persigue un modelo de Estado para la mejora de las condiciones de vida de todos, por el contrario, se minimiza al mismo y se le instrumentaliza para los intereses del mercado, que es manejado por las grandes corporaciones, entre las que se encuentra la industria bélica y militar, que es una de las de mayor peso dentro de ese conglomerado. Esta racionalidad es, además, clasista y se caracteriza por la repartición de roles: superiores e inferiores; así que ese pretendido derecho de poseer armas no es en realidad para todos, sino solo para “la gente decente” ¿y quiénes son la gente decente? Los blancos, anglosajones y protestantes (White, Anglo-saxon and Protestant: WASP), fundadores de grupos como el Ku Klux Klan. Esto lo refleja magistralmente Michael Moore en su documental "Bowling For Columbine". Hermanada con estas ideas está la de la pena de muerte, la prisión perpetua, la tortura, Guantánamo y la guerra contra el terrorismo, que en realidad es en contra de cada uno de nosotros, manipulando y fundiendo los conceptos de las políticas de seguridad nacional con las de la seguridad de las personas, cartas de presentación que el Imperio le presenta al mundo entero. Esta fue la ideología de las campañas de “Ley y orden”, así como de los posteriores gobiernos, de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, antecedentes inmediatos de las políticas de “Tolerancia Cero” aplicadas por Giuliani y su popular jefe de policía Bratton, por quién Alfredo Peña durante su estadía en la Alcaldía Mayor tenía gran admiración. ¿Y de quién tendría que defenderse la gente decente? De los marginales, negros, pobres, adictos, vagabundos, extranjeros, en fin, cualquiera con “porte de cara”, todo aquel que los “decentes” consideren que no entran dentro de su selecto y bonito círculo. En nuestro contexto nacional tenemos varios ejemplos de “gente decente” que ha ejercido su derecho a armarse: Isaac Pérez Recao, Marcelo Sanabria, Rolando y Otoniel Guevara (los autores materiales del asesinato de Danilo Anderson), João de Gouveia, etc… Considerando las recientes coyunturas nacionales ¿Qué gobernabilidad pudiera garantizar el Estado venezolano si todo el mundo se arma según su propia voluntad y posibilidad?
La crítica es muy importante para todo proceso político y social, y yo soy de la idea de que ésta no debe ser necesariamente constructiva, la crítica negativa es fundamental desde una perspectiva revolucionaria y deslegitimadora (¿quién pone en duda la corrupción y el mal funcionamiento del Sistema Penal?). En este marco lo que hay que analizar es ¿desde dónde se está haciendo la crítica? ¿Cuáles son sus ideas fuerza? ¿Cuáles son sus objetivos reales? ¿Qué intereses hay detrás de la misma? ¿A qué sectores beneficia? ¿Quiénes se lucran? ¿A quién daña?
No todo lo que brilla es oro, no todo el que sale ni lo que sale en VTV es de izquierda, no todo funcionario del gobierno es de izquierda, no todo el que se pone la franela roja es de izquierda; no todo el que critica al gobierno es de derecha, no toda la oposición es de derecha, no todo simpatizante de la oposición pertenece a la oligarquía. No todo lo que hace el gobierno es bueno y hay que aplaudirlo, no todo lo que viene de la oposición hay que descartarlo de forma irracional, ciega y prejuiciada, sin analizarlo ni conocerlo antes en profundidad. Hay mucha derecha en las filas del chavismo. Cuidado con las solidaridades automáticas, los prejuicios, la ignorancia, los miedos y las iras desbordadas que pueden despertar al pequeño fascista latente que cada uno de nosotros, lamentablemente, lleva dentro.