El humilde carpintero de Galilea nos dijo: “Ninguno puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amara al otro, o estimara al uno y menospreciara al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas (Evangelio Mateo 6, 24). Un Revolucionario cuando es verdadero no puede vivir en la vanidad y de la acumulación de la riqueza. Estos son flagelos del sistema capitalista que domina perversamente a la humanidad como una bestia destructora. Cuantos falsos revolucionarios andan viviendo de la revolución a costa solo de la imagen, pero son los más descarados capitalistas, desde sus calcetines hasta los productos que viven usando para el cuidado de la piel, las uñas y sus pelos. Desde las costosas vestimentas que usan, hasta las prendas carísimas que exhiben, mientras hablan al pueblo de sacrificios ellos viven como reyes, príncipes y nobles.
Recuerdo a Chávez en el primer consejo de gobierno luego de su triunfo electoral del 7 de octubre del año pasado, increparles a sus ministros que vivan en los caseríos junto al pueblo, que si El pudiera lo haría, pero Él decía que no podía. Cada vez que veo un supuesto revolucionario con una piel rojiza de tanto aire acondicionado, de la poca exposición al ambiente natural, tan diferente a la piel del pueblo que es el que si tiene la pesada carga del sufrimiento y del dolor constante, me llena de rabia. Cuando se es verdadero en lo que se predica no hay diferencias entre lo que se dice y lo que hacemos.
Jesús nos dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con que será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres (Mateo 5, 13). Que nuestras vidas se conviertan en cátedras revolucionarias, que sean para inspirar a los demás, que sean el motor que nos den el impulso para producir los cambios necesarios; el principal enemigo de un revolucionario es la vanidad. Necesario es despojarse de toda clase de vanidad, practicar la humildad, la justicia y por sobre todo el amor al prójimo.
Chávez vivió y murió aferrado a Cristo, y Cristo es amor eterno, la revolución ha de alimentarse de sus enseñanzas, ya basta del materialismo dialectico que gradualmente nos arranca la humanidad y el amor, si quieren los revolucionarios que no miren a Cristo como a Dios, véanlo como un personaje histórico, pero céntrense en sus enseñanzas, y alcanzaremos la fuerza para derribar cualquier obstáculo en nuestros caminos, primero es alcanzar la conciencia que nos permita despojarnos de todo aquello que no es útil a la obra revolucionaria a emprender, luego vivir en la sencillez, en el amor, como verdadera hermandad, evocando las grandes potencias del ser verdadero que somos.
Chávez cometió muchos errores, muchísimos, pero esos errores desde la óptica cristiana uno los examina como ataques a su trascendental misión, distorsiones que eran introducidas con el fin de opacar la grandeza de la encomienda que encarnaba. Chávez descuido muchas cosas, porque Chávez creía mucho en los hombres y mujeres que estaban a su lado consagrados a la obra revolucionaria, pero tardaba en darse cuenta que muchos de los consejos que recibía obedecían a métodos de manipulación para mantenerlo haciendo exactamente lo que les interesaba que hiciera. Con mucha sutileza por supuesto.
El liderazgo de Chávez se basó en la acción, en siempre hacer lo que fuera necesario para liberar a los pueblos de nuestra América, no había una causa de libertad y justicia con la que no se sintiera identificado y comprometido. Todo lo hizo con ese fin. Al final de sus días, comprendió muchas cosas, hasta busco la reconciliación con antiguos amigos que lo adversaban, miro a Cristo, y empezó a predicar su mensaje de amor a todo el pueblo. Le hablaba al pueblo siempre, diciéndole: “Hemos cometidos muchos errores, es cierto y tendremos que rectificar mucho, pero este sigue siendo el camino para la salvación de la Humanidad”. Chávez se convirtió en el camino mismo.
¿Hasta cuándo será necesaria tanta inútil confrontación entre hermanos? El único fin de los que dirigen la orquesta siniestra de la opresión de los pueblos es precisamente dividirnos, inocular la terrible enfermedad del odio, ese si es un cáncer real, Chávez fue sanado totalmente. La revolución ha de alimentarse de todas las fuerzas del bien existente en el planeta.
Debemos revelarnos contra cualquier acción dictadas desde las altas esferas del poder orientadas a distraernos de los problemas reales. Chávez fue asesinado porque despertó y no fue jamás manipulable, el verdadero Chávez existió los últimos meses de su vida manifestado plenamente. Los pueblos debemos ser libres, se acabó eso de los mesías, el único mesías es el pueblo unido, ya basta de estar tomándole el pelo al pueblo, Chávez fue único en su liderazgo, Él lograba esa poderosa conexión con el pueblo, porque así era El, una fuerza impulsada por el amor.
Actualmente, ni Fidel, ni Correa, pueden sustituir el vacío que dejo. Chávez dejo un vacío del tamaño de la vía láctea, es insustituible. La semilla de Chávez germina ahora en todos los hombres y mujeres de buena voluntad, y nacerá el mesías con la unidad de todo el pueblo, ya que el único mesías al que reconozco es al pueblo mismo, todo lo demás es usurpación malsana.
Chávez lo sabía todo, no fue fácil romper esas cadenas insertadas en su mente con las más sofisticadas técnicas de programación, ¡pero las rompió! Chávez abrió sus ojos, y miro la luz, ¡se espantó de lo que vio! ¡Los desafío a que intenten cerrar mis ojos! Traidores, no podrán ni tan siquiera tocarme con el pétalo de una rosa perfumada. Aun tengo el corazón desgarrado, ¡Cristo ayúdame a no odiarlos!
Ahora es el tiempo de la luz, y sépanlo bien los enemigos de la luz en cualquiera de los lados que se encuentren, porque se encuentran a ambos lados, en la derecha y en la izquierda, por eso ahora veo a las ideologías como una trampa para el revolucionario que lucha por la justicia y la felicidad de sus pueblos, con ellas nos dividen, destruyen familias y naciones. Les digo, y se los digo desde lo más profundo de mí ser: ¡TODO, ABSOLUTAMENTE TODO, SERA REVELADO!
¡Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres!
Hay un país en el mundo, ubicado en el mismo trayecto del sol, en cuyo escudo se encuentra el evangelio del humilde carpintero de Galilea, y desde esa nación que tanto amo Chávez…
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