El líder es Nicolás Maduro… ¡y punto!

Nuestro país vive momentos difíciles, pero determinantes para el futuro de la Revolución Bolivariana. Siete meses del fallecimiento del Comandante Hugo Chávez parecen pocos para todo lo que hemos vivido en este corto tiempo, el duelo aún se siente en cada centímetro de nuestra geografía. Atravesamos una guerra económica en la que corremos riesgos enormes.

Sin embargo, hoy dedico este artículo a hablar y reflexionar sobre nuestro Comandante Nicolás Maduro, su llegada a la presidencia de la república y los hechos que se han generado a partir de allí.

Sucesor del Gigante Invicto. Hijo de Chávez, sí, Hijo de Chávez. ¿Por qué no habría de autoproclamarse así? Chávez se autoproclamaba hijo de Simón Bolívar, pues Maduro tiene todo el derecho de hacer lo propio. Maduro se ha convertido en el nuevo muro de contención entre aquella oposición apátrida, que hace de la política sucia centro de su accionar, y al otro lado este pueblo de a pie que sufrió los embates de la época más oprobiosa de nuestro país durante cuarenta años resultantes de aquel pacto de punto fijo que trajo consigo centenares de torturados, asesinados y desaparecidos.

Maduro, hombre fiel y leal, no sólo al legado de Chávez, sino al pueblo venezolano. Hay quienes se preguntan si un chofer de metrobús podría regir los destinos de nuestro país, ¿queda alguna duda de que sí puede? Cuando convivió durante muchos años con el sentir de los pasajeros que transportaba y llevaba responsablemente a su destino. Cuando trabajó por un sueldo. Cuando formó parte de un movimiento sindical sincero y no corrupto para luchar por las mejoras en la calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras de una empresa del Estado. Cuando fue formado durante muchos años por el ideólogo de la Revolución Bolivariana. Cuando cumplió a cabalidad con todas las tareas que le encomendaba el Comandante Chávez. Y así podría escribir muchas páginas dando razones por las cuales Nicolás Maduro es, y seguirá siendo, el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela.

Nicolás tuvo la dura tarea de manejar un país durante una montaña rusa de emociones, cuando el Presidente Chávez obtenía mejoría en su salud pero minutos después empeoraba su condición física. No podemos olvidar que Maduro con total responsabilidad se presentó ante el país para anunciar la dura noticia de que nuestro Gigante se había marchado al plano espiritual y a pesar de ello anunció en ese mismo momento las acciones que tomaría el Gobierno Nacional para prevenir hechos adversos porque, si hay algo que no se puede negar, es que en Venezuela el 5 de marzo del año 2013 existían las condiciones para que se generara una guerra civil entre el dolor, la rabia y la felicidad de algunos disociados y disociadas.

Días después veíamos a Nicolás Maduro recibiendo la banda presidencial, como mandatario encargado, con el dolor que su alma reflejaba en la mirada, en su voz, en sus manos. Cuando nos dijo “esto es de Chávez” y rompió en llanto. Cuando juró lealtad ante la urna de nuestro Comandante Chávez y le aseguró que “no pudieron contigo, pero tampoco podrán con nosotros”.

Luego vino una campaña electoral donde se enfrentaban los mismos modelos antagónicos que se midieron el 7 de octubre del año 2012: Socialismo vs Capitalismo. La campaña de Nicolás Maduro tuvo muchos traspiés, errores y dolor también. Y aún así salimos victoriosos, con un pequeño margen de diferencia pues creo que la confusión o el duelo se aprovechó de muchos compatriotas, a ellos les pregunto: ¿se les olvidó que querían Patria? ¿la Patria la construiría Chávez solo? ¿y nosotros, el trabajo de hormiguita se nos olvidó?.

Después de esa victoria del 14 de abril, al mequetrefe candidato perdedor no le quedó más (bueno, eso fue lo que le ordenaron sus amos gringos) que no aceptar los resultados electorales y mandar a descargar la arrechera de aquellos disociados psicóticos que odian todo lo que huela a pueblo pobre, a desdentados, a cerro, a barrio. El saldo de este evento fue de 11 fallecidos, entre los que hubo menores de edad. Y el imberbe candidato perdedor sólo repitió la frase que siempre dice al conspirar: “Yo no fui”. Pero lo más triste de todo es que todavía hay gente que les cree los cuentos chimbos a los corruptos opositores, que son iguales a Barack Obama, quien dice que no negocia con terroristas, ¡claro! Porque los terroristas están en el imperio que él representa y todo su combo de lacayos.

Después de ello, han transcurrido seis meses. Nicolás Maduro ha hecho y hace un esfuerzo sobrehumano para sacar el país adelante y convertir el duelo en Patria Socialista, tal como lo soñó nuestro Gigante. Enfrentamos una guerra económica, que no tiene seis meses sino mucho más tiempo. Recuerden que el supuesto “desabastecimiento” comenzó desde antes del fallecimiento de Chávez. Uno de los tantos ejemplos que podemos nombrar de esta guerra económica es que los empresarios corruptos de nuestro país y los medios de comunicación privados, sí privados de ética, prepararon al pueblo venezolano para todo este escenario que vivimos hoy: gente que hace colas para comprar alimentos que “aparecen poco” o que “no se están produciendo como debería”. Y los comerciantes, se prestan a esa tarea y no colocan productos en los anaqueles sino que fomentan dichas colas. En cuanto a esto Ricardo Menéndez, ministro del poder popular para Industrias, explicó en un programa especial de Venezolana de Televisión, que hay una presión del 30% en el consumo, generada a través de estudios que se utilizan para determinar los productos de “alta irritabilidad”, es decir de mayor necesidad, y de esta manera crear todo el plan desestabilizador que lleva a cabo el imperio gringo en nuestro país. Como este, pudiéramos citar muchos ejemplos más porque es parte de un guión.

Pero, volvemos a la idea principal de este escrito. Nicolás Maduro recurre a sus atribuciones como Presidente de la República para contrarrestar todo esto. Sin embargo, los esfuerzos parecen no dar la estocada final a los apátridas. Impera la necesidad de la mano dura de hierro, como hijo de Chávez tiene el deber, y para ello ha pedido a la Asamblea Nacional una ley habilitante para combatir de una vez por todas la guerra económica y la corrupción existente.

El liderazgo es uno solo

Hay quienes critican su liderazgo. Creo profundamente en que el pueblo debe sumarse a la lucha por la construcción del liderazgo de Maduro. Como quien tiene un hermano mayor. Debemos aceptar que Chávez siempre será Chávez y estará con nosotros, pero hoy, en este nuevo período presidencial que comienza en el año 2013 nos toca continuar construyendo la Patria Socialista junto a Maduro. La única manera de salir victoriosos en este momento es uniendo esfuerzos entre el pueblo y gabinete ejecutivo, que es en sí un mismo gobierno. Tenemos que confiar plenamente en el hombre que Chávez nos dejó con su legado en mano. Debemos dejar a un lado la crítica desesperada del izquierdismo infantil y comenzar a trabajar, desde nuestras trincheras, por lograr nuestra independencia total.

No olvidemos jamás el año 2002: en abril un golpe de estado, en diciembre un paro petrolero que dejó pérdidas millonarias para el país. Chávez y el pueblo pudieron salir airosos de esa dura situación que trajo como consecuencia una nueva etapa en la Revolución Bolivariana. ¿Por qué no habríamos de vencer en esta ocasión?

El liderazgo de Maduro debe ser el liderazgo del pueblo civil y del pueblo en armas. ¿Por qué dejar solo a Nicolás Maduro y su equipo en este momento? Si somos parte de ese equipo. Y para ello pregunto de nuevo: ¿se nos olvidó que queremos y necesitamos Patria? El liderazgo no sólo es cara visible, es amor, es entrega, es hoy radicalización necesaria de este Proceso Revolucionario para combatir todas y cada una de las guerras que quiera el imperio generar en Venezuela.

Basta ya de las quejas sin propuesta, basta de irresponsabilidad, de flojera. El nido de alacranes que estaba escondido en las filas del Gobierno Nacional, al cual siempre hacía referencia el camarada Alberto Müller Rojas, ha salido a flote descaradamente después de la muerte de Chávez, pero convirtámonos en el elemento que expulse de nuestro proceso revolucionario a todos esos mentirosos y corruptos. Generemos, junto a Nicolás Maduro, la planificación integral socialista. Chávez siempre nos lo decía: “Nos estamos jugando la vida de la Patria”. No olvidemos, camaradas, que Dios concede la victoria a la constancia. Y, no nos hagamos los necios, porque actualmente el liderazgo es del pueblo venezolano y Nicolás Maduro, y punto. No hay otra opción, esta es la única vía al Socialismo Bolivariano: principal sueño de nuestro Gigante Chávez.


megt1989@gmail.com


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María Eugenia Guerra


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