Tenemos un problema económico severo, donde abunda la escases y a pesar de que hay demasiado dinero en la calle (liquidez), no hay que comprar, la capacidad de ahorro se desapareció del sueño de los venezolanos y los bancos del estado viven regalándonos tarjetas de crédito para vivir mas estancados. Estamos viviendo la contraposición de lo que dijo Arturo Uslar Pietri: “sembrar el petróleo”, hemos invertido en dinero en todo, menos para levantar la economía.
Creo fielmente que el momento de darle vuelta al timón ha llegado y los venezolanos necesitamos empezar a producir. ¿A producir? Si a producir de todo. Venezuela es un país que tiene recursos naturales no renovables suficientes: petróleo, carbón, hierro, oro, bauxita; y a pesar de que tenemos la materia prima necesaria para convertir el país en una potencia socialista de producción a nivel sudamericano, nada hacemos.
Una revolución con hambre jamás dura, y allí debemos empezar. Si nosotros producimos los alimentos necesarios para satisfacer la necesidad del pueblo sin tener que recurrir a la importación, habremos ganado la mitad de la batalla. Este bello país posee el sueldo más alto de América Latina que oscila por los 3.270,3 bolívares pero la cesta básica vale mas de esa cantidad. Si nosotros logramos producir alimentos para que una familia promedio haga un mercado por 700 bolívares para un mes, crece la economía, es decir, la comida debería ser barata.
A la par de la cosecha constante de alimentos, debemos impulsar la industrialización que en primer termino seria la de ubicar empresas para la transformación de la materia prima, aquí hacen falta: calzados, tela, tuberías, cemento, plástico en todas sus presentaciones. Debemos empezar antes de que suceda una hecatombe financiera.
Le hago un llamado a la juventud a que se esfuercen en estos términos, para así asegurarles una patria digna a nuestros hijos y nieto, y un llamado a los adultos para que los apoyen con conciencia.
