El reacomodo oportunista de las ideas reformistas en torno al socialismo

El Poder Popular entre la Reforma y La Revolución

En el Gobierno Bolivariano, en el PSUV (partido de gobierno con 7 millones de inscritos), en el conjunto de las fuerzas que respaldan esencialmente la revolución bolivariana, se confrontan periódicamente dos ideas y prácticas contrarias sobre lo que el Poder Popular debe ser y abarcar, se trata del viejo dilema: Reformismo o Revolución.
El reformismo es en las actuales circunstancias de nuestro país, la reproducción de las ideas políticas del capitalismo parasitario y el oportunismo; la pequeña burguesía y la neo-burguesía que gira alrededor de las contratas, puestos, presupuestos y áreas de influencia del Estado Nacional.

Como ha sido el crudo llamado del presidente Chávez en el plan de la patria socialista: sin llamarse a engaños, la formación socioeconómica que heredamos y que aún reproduce nefastas practicas sociales (cultura), es el capitalismo rentista y dependiente, el cual es legitimado, sostenido y reproducido por el estado nacional burgués, cuyo papel sigue siendo en esencia, el descrito por los clásicos marxistas: “como instrumento (aparato burocrático- legislativo y militar) puesto por encima de la sociedad para regir y garantizar el orden en que el trabajo asalariado pueda ser explotado por el capital, amortiguando sus choques y contradicciones”.

Queda bien claro para Lenin en el Estado y la Revolución, que la posición política de un revolucionario puede juzgarse por su posición frente al estado. Si el estado burgués es concebido como un organismo inalterable (tesis del estado democrático) y que desde ese conjunto de relaciones jerarquizadas y burocratizadas, diría Dussel fetichizadas, puede orientarse una revolución (dándole el poder al pueblo pasivo y su contrario, el pueblo luchando para que la obtención de ayudas y subsidios), podríamos decir que estamos ante una posición que afirma el orden del capital.

El reformismo sostiene la lucha por las mejoras sociales: puede acompañar la pacificación del país, las regulaciones para que los precios no se disparen, puede orientar programas para mejorar la salud, la educación y hasta la misión nevado, pero todo dentro de la concepción liberal “marco constitucional”, es decir, sin trastocar los elementos esenciales del metabolismo del capital.

La idea sectaria y reformista sobre el Poder Popular se centra en la inalterabilidad de las instituciones del Estado capitalista, de la “administración estatal” o del “buen gobierno”[1]; “que desde ellas se pueden generar las transformaciones estructurales”. Considera que las instituciones públicas deben definir o planificar la política macro de la revolución y que el pueblo al margen y organizado en micro- organizaciones, deben esperar el resultado de las grandes decisiones, para sobre ellas definir lo micro (la nano- economía, la nano- política, la nano- cultura). Ejemplos de ello son: los consejos comunales tutelados por entes burocráticos del estado actual, los consejos de trabajadores que no controlan la gestión de la empresa, etc.


El reacomodo oportunista de las ideas reformistas en torno al socialismo
Ante el terror de los grupos económicos y políticos reformistas que giran alrededor de la administración pública por la posibilidad de ser relegados frente a la potencia revolucionaria planteada por el presidente Chávez (Plan de la patria socialista- Golpe de Timón, discursos y documentos sobre las comunas) centradas en el horizonte socialista comunal y consejista, surge y se desarrolla con los vientos de la modernidad (China-Europea) la tesis de un socialismo parasitario y en paralelo la tesis del desarrollo capitalista (zonas especiales, industrialización burguesa) como medio para crear las condiciones subjetivas y objetivas para el socialismo.

Estos socialismos raros no son un fenómeno nuevo, ni bolivariano, ni modernos, ni del siglo XXI; ya Carlos Marx en el Manifiesto Comunista de 1848 hablaba de diversos planteos de la literatura socialista; El socialismo burgués por ejemplo, sintetizaba los esfuerzos de una parte de la burguesía por mitigar las injusticias sociales, para de este modo garantizar la perduración del capitalismo. “Se encuentran en este bando los economistas, los filántropos, los humanitarios, los que aspiran a mejorar el estilo de vida de las clases obreras, los organizadores de actos de beneficencia, las sociedades protectoras de animales, los promotores de campañas contra el alcoholismo, los predicadores y reformadores sociales de toda laya”.

El ideal de estos socialismos raros es la sociedad capitalista existente, depurada de los elementos que la corroen y revolucionan. Invitar al pueblo a formar parte de un socialismo acompañado de burgueses explotadores pero caritativos (responsables de su aporte de responsabilidad social y del pago de los impuestos); una especie de perritos supuestamente domesticados por el estado nacional, como por ejemplo: la anterior concepción de las empresas de producción social o los empresarios socialistas; constituye La mediación reformista como trampa de la hibridación hacia el capitalismo.


En la etapa de “transición” o de resolución de la situación revolucionaria, el pueblo trabajador debe pelear por la supremacía política frente al reformismo como la principal garantía de transitar al socialismo.
Denominaremos Poder Popular al sujeto histórico de la revolución bolivariana, integrado por los grupos y clases sociales que no pueden desarrollarse en el marco del capital, Para exponer la visión revolucionaria sobre el Poder Popular, caracterizamos 5 aspectos y definiciones:


CINCO ASPECTOS DEL PODER POPULAR DE LOS REVOLUCIONARIOS

1) El problema del Poder

Frecuentemente se confunde Fuerza con Poder. A veces por ingenuidad y otras muchas por exceso de malicia; esta es una de las confusiones en la que comúnmente inducen las fuerzas reformistas. Cuando hay una protesta, cuando una alcaldía es ganada por fuerzas de izquierda, cuando el pueblo se ha movilizado para detener los intentos golpistas de la derecha; se hicieron ejercicios de fuerza o de acumulación de fuerza, Estos ejercicios antes citados se caracterizan por ser coyunturales y/o parciales; por tanto la primera característica para resolver este tema es que: el PODER en cambio constituye necesariamente un ejercicio permanente de supremacía de los intereses y objetivos de una clase sobre los intereses de las fuerzas antagónicas, en todos los espacios de la vida social.

Para el General vietnamita VoNguyenGiap [2] “el problema del poder, para todas las revoluciones, cualesquiera que sean, siempre es un problema de primer orden y para el camino de instauración del poder revolucionario, la única vía es la lucha armada de las masas”. Giap resalta la idea de que la clase portadora del cambio no sólo debe gozar del prestigio y reconocimiento de la sociedad sino también debe tener la capacidad de reprimir y derrotar violentamente el orden y las resistencias del capital, lo que Gramsci resumió magistralmente como: “la hegemonía es consenso acorazado de coerción” Esta es una segunda característica del poder.

Sobre este tema Isabel Rauber[3] nos ofrece una conceptualización integral: “el poder es una síntesis articuladora (político/social) de las relaciones sociales que surgen a partir de la oposición estructural entre el capital y el trabajo; que instaura el carácter de clase que mediará en las interrelaciones entre ellos; y por tanto la lucha por la hegemonía que conforma una determinada situación y correlación de fuerzas a escala social. Esta relación hegemónica dominante y de dominación se expresa concentradamente -–sobre la base de una múltiple e intrincada línea cultural, ideológica y política que atraviesa todo-, en la constitución de un determinado tipo de poder político y su aparato estatal. El Estado, entonces, es solo una parte del poder político, y del Poder (en el capitalismo, de la relación de poder de la clase del capital sobre la del trabajo y –a partir de allí- a toda la sociedad”.

El poder por tanto no es una entidad objetiva ubicada por encima de las clases que puede ser tomada por asaltos, sino más bien una síntesis concentrada y articuladora de las relaciones sociales producidas por la supremacía (coerción + consenso) de una clase sobre otra. Esta es una tercera característica.

De esta forma podemos deducir que el nuevo poder de los trabajadores y las trabajadoras se construirá en un proceso dinámico contra-hegemónico mediado por la práctica revolucionaria (formación de las comunas, la economía comunal, de los consejos de trabajadores y su control obrero y los consejos campesinos, de estudiantes, feministas etc.) que al transformar las circunstancias hace que las personas se transformen a sí mismas; hasta el momento en el que del quiebre social con el poder burgués surja la supremacía de lo que a partir de ese momento será en efecto Poder de la clase trabajadora, el poder popular.

Otra de las confusiones que existe en torno al poder, es su reducción a las acciones del pueblo para administrar los recursos que le proporciona alguna institución. Y desde las instituciones se dice “le estamos dando poder al Pueblo”.

El Poder nunca se da, no es algo transferible, lo construye la clase portadora de la revolución. Si los sujetos del cambio son considerados como actores pasivos a la espera de la buena fe de las instituciones establecidas y sus funcionarios no estamos en presencia del poder popular sino de la administración social del estado burgués a través de las instituciones públicas establecidas; el denominado paternalismo de estado o la democracia representativa son un cáncer que atenta en todo momento contra el impulso revolucionario.

El estado Nacional se apropia de los recursos de la producción y renta petrolera y de los impuestos; los administra no por medio de un plan social, no subordinado al “poder del pueblo” (por aquello de los ministerios del poder popular), sino por un plan general del gobierno y luego por un plan operativo anual de los funcionarios y de los sectores económicos que los rodean; si los funcionarios son cambiados, las prioridades del plan también; por tanto ni los ministerios, ni el estado, ni la administración de los recursos del mismo son poder popular; son más bien aún con la división liberal de los poderes y la supervisión entre ellos, parte de los procedimientos y la estructura estatal heredada de la burguesía.

2- Las clases sociales, El Pueblo y lo popular

Para Daniel Campione (ideas sobre el poder popular) “La revolución no debe ser comprendida como un acto taumatúrgico, un vuelco repentino de una situación, sino un proceso de construcción social prolongado, sucedido por múltiples mediaciones, atravesado por avances y retrocesos, ello indica la necesidad de involucrar al conjunto de la sociedad explotada y no a una minoría, el requerimiento de la concentración inaudita de hegemonía, necesaria para plantear la disputa hacia una reforma intelectual y moral… el poder no es un conjunto de instituciones a tomar, sino una compleja trama de relaciones sociales a modificar radicalmente, por eso la necesidad de construir un contrapoder de las clases subalternas”.

Por ello, “La idea revolucionaria del poder popular engloba a clases y fracciones de clases relativamente amplias, la misma está ajustada a cada formación económica particular; cada país tiene una estructura económica diferente, por lo tanto el concepto de pueblo será estructuralmente diferente”[4].

Ejemplo de ello lo aborda Fidel Castro en su defensa política La historia me absolverá, donde definió el siguiente concepto: “entendemos como pueblo... la gran masa irredenta, a la que todos ofrecen y a la que todos engañan y traicionan, la que anhela una patria mejor… los 700 mil desempleados, los 500 mil obreros del campo, los 100 mil agricultores pequeños, lo 30 mil maestros y profesionales, los 20 mil pequeños comerciantes, los 10 mil profesionales jóvenes”.

“Si nos orientamos con la descripción de Fidel, veremos que en el conjunto de lo popular entran fracciones del proletariado obrero y no obrero y clases no proletarias” (Caviasca); Si consideramos que el Poder Popular se relaciona con la posibilidad de las clases oprimidas en desarrollar por sus propios medios: formas políticas, sociales, económicas y culturales; el poder popular disputa la capacidad de la clase dominante por mantener su hegemonía sobre la sociedad.

Para Mao Tsetung[5] “el concepto pueblo tiene diferente contenido en diversos países y en distintos periodos de la historia de cada país. Tomemos por ejemplo el caso de China. Durante la guerra de resistencia contra el Japón, el pueblo lo integraban todas las clases, capas y grupos sociales que se oponían a la agresión japonesa; mientras que los imperialistas japoneses, los colaboracionistas chinos y elementos pro-japoneses eran todos enemigos del pueblo. En el periodo de la guerra de liberación, los enemigos del pueblo eran los imperialistas norteamericanos y sus lacayos (la burguesía burocrática y la clase terrateniente, así como los reaccionarios del Kuomintang que representaban a estas clases, capas y grupos sociales que luchaban contra estos enemigos”. “En la actual etapa, periodo de edificación del socialismo, integran el pueblo, todas las clases, capas y grupos sociales que aprueban y apoyan la causa de la construcción socialista y participan en ella, mientras que son enemigos del pueblo los que se oponen a la revolución socialista”.

En Venezuela y de acuerdo a datos del anuario estadístico de la CEPAL para el año 2007, la distribución de la población de acuerdo a los sectores de actividad económica era la siguiente:

De acuerdo a la estructura ocupacional; %
Obreros no agrícolas, conductores; 30,2 %
Trabajadores de servicios, 19,3%
Comerciantes y vendedores, 18,1%
Profesionales, técnicos y asimilados, 12,5%
Trabajadores agrícolas, 8,6 %
Personal administrativo y trabajadores asimilados, 7,2 %
Directores y Funcionarios públicos superiores, 3,8 %

Así mismo, la estructura de la población puede analizarse a partir de las siguientes categorías (2007): Empleadores (4,2 %), Asalariados (59,3 %), auto-empleo o por cuenta propia (34,7 %), Servicio domestico (no registrado), Otras categorías (1,8 %). Tasa de desempleo 2007 (8,4 %). Distribución del ingreso: 20 % más rico concentra (48,9 % del ingreso), 20% más pobre concentra (5,1 % del ingreso).
Como lo demuestran las cifras, bajo las circunstancias particulares de la formación económica social (FES) de Venezuela, donde el desarrollo capitalista se da por fuerza del imperialismo y su división internacional del trabajo. Ocasiona el predominio del rentismo, de los capitales importadores, comerciantes y financistas y por ende de una caótica estructura ocupacional e incipiente desarrollo de las fuerzas productivas, podemos concluir lo siguiente:

a) Solo la clase obrera industrial no es suficiente para iniciar la construcción de la hegemonía socialista.

b) Pero sin ella en la vanguardia de los intereses sociales es imposible.

De allí la necesidad de que la formación de la visión revolucionaria sobre el Poder Popular tenga la capacidad de incorporar las demandas de los mas extensos grupos explotados: la mujer, de los estudiantes, de los consejos comunales, de los profesionales (trabajadores calificados), los militares progresistas entre otros.

3- El movimiento de la construcción del poder popular

La clase trabajadora no tiene que alcanzar ideales sino liberar los elementos de la nueva sociedad con que la propia sociedad burguesa, vieja y decadente, está preñada (Marx, 1948, p. 58).
Los hombres hacen su propia historia pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con las que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. Carlos Marx. “El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”
Con estas afirmaciones Marx se deslastra de las posturas idílicas y mecánicas existentes en la cultura de la vieja izquierda sobre la revolución y nos introduce a la construcción de hegemonía del proyecto del trabajo sobre las contradicciones que presenta la sociedad capitalista (vieja y decadente); o dicho de otra forma que en: la UNIDAD (sociedad capitalista- rentista/dependiente) caracterizada por la lucha de contrarios (capital subordinado al imperialismo, capitalismo y capital parasitario Vs Trabajo); a la TESIS (bloque histórico capitalista/dependiente), se le opone una antítesis en crecimiento (consejos de trabajadores, consejos comunales, ideas sobre el poder popular y socialismo). La forma que toma el crecimiento de este último bloque se caracteriza por:
a) Un cuestionamiento cada vez mayor de las instituciones del capitalismo (Alcaldías, concejos municipales, empresas privadas, sindicatos patronales, universidades autónomas, gobernaciones, institutos etc.).

b) Aspiración a mayor participación en la toma de decisiones fundamentales.

c) Asociación progresiva de instituciones del trabajo (Comunas: consejos de trabajadores, sindicatos revolucionarios, comités de salud, consejos comunales revolucionarios etc.).

Esta dinámica en crecimiento irá adquiriendo formas cualitativas superiores; la dimensión de la practica revolucionaria (poder popular y transición al socialismo).
Para Gramsci (democracia obrera): “El estado socialista existe potencialmente en las instituciones de vida social características de la clase obrera explotada. Relacionar esos institutos entre ellos, coordinarlos y subordinarlos en una jerarquía de competencias y de poderes, concentrarlos intensamente, aún respetando las necesarias autonomías y articulaciones, significa crear desde ya una verdadera democracia obrera en contraposición eficiente y activa con el estado burgués; preparado desde ya para sustituirlo en todas sus funciones esenciales de gestión y de dominio del patrimonio nacional”.
Al respecto, Michael Lebowitz (el socialismo no cae del cielo) afirma que: “Ningún nuevo sistema económico cae del cielo. En lugar de caer del cielo o de emerger en forma perfecta y completa de concepciones intelectuales. Las nuevas fuerzas productivas y relaciones sociales de producción nacen dentro y en oposición a la sociedad ya establecidas. Ninguna sociedad se encuentra plenamente formada en sus inicios”.
“En el fondo de la concepción dialéctica de Marx se encuentra el reconocimiento de que una nueva sociedad nace necesariamente en forma defectuosa y que justamente se desarrolla en pro de trascender sus antecedentes históricos, en pro de trascender sus defectos. Sólo cuando la sociedad logra reposar sobre sus propias bases, solo cuando se construye a partir de premisas que ella misma construye, es cuándo podremos apreciar el potencial que esta presente en ella desde el principio. Marx entendía este proceso como aquel en que luchamos para liberarnos nosotros mismos de la carga de la vieja sociedad” (Lebowitz, El socialismo no cae del cielo).
Entonces, el movimiento revolucionario de lo nuevo que esta por nacer debe surgir y desarrollarse como actúa una vacuna contra un cáncer; construir y concentrar consensos, articular fuerzas; subordinar viejas instituciones a unas nuevas formadas y conformadas por el protagonismo popular; suscitando un espíritu de escisión por parte de los proletarios, capaz de enfrentarse a las clases dominantes y desligarse de sus sistemas de consenso; en el objetivo de liberar el trabajo del yugo alienante del capital.

4- Sobre la comprensión de la categoría Bloque Histórico

Ha sido un error recurrente en los planteos y la construcción política de la izquierda venezolana, asumir la sociedad de manera mecánica, una especie de alienación que plantea al poder como algo apartado de la economía, y la conciencia. Sobre la base de este error de interpretación se concibió el papel de la conciencia y de la auto- transformación de la clase trabajadora como un reflejo de las transformaciones económicas, logradas a través de la estatización.

En opinión de Jaime Corena: “En los debates en la sociedad italiana de principios del siglo XX, de los Antonios, Labriola y Gramsci contra la teoría de los factores de Loria, que consideraba la sociedad como una suma mecánica de los factores estructura y superestructura y además definía la estructura económica como el factor fundamental en la historia y el que determinaba la superestructura política e ideológica, se explicitó lo suficiente respecto a que en Marx y Engels, la idea de estructura y superestructura, se tomaron como metáforas y no como conceptos científicos. Gramsci y Labriola enseñaron que la obra de Marx después de 1859, que es el año en que describe en el famoso prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política, la sociedad mediante las metáforas estructura (economía) y superestructuras (política, ideología y cultura), explica de forma extensa los mecanismos de fuerza, violencia, ideas y poder sin los cuales no funciona la reproducción del capital, es decir las relaciones reciprocas entre economía, política y cultura, que son contrarias a cualquier determinismo o economicismo. El mismo Engels escribiendo a Mehring en julio de 1893, reconoce que Marx y él, al insistir en derivar de los hechos económicos básicos las ideas políticas, jurídicas, etc., y los actos condicionados por ellas, se olvidaron del proceso de génesis de estas ideas. Ludovico Silva agregó y de su constitución misma. Ello, al decir de Engels en la misma misiva, proporcionó a sus adversarios pretexto para sus errores y tergiversaciones.

En virtud de estas interpretaciones, se cometieron diversos errores en el pasado; muchos procesos desestimaron la idea de la auto- transformación de las masas puesto que esto constituía un reflejo, el resultado de la acción de los mecanismos económicos (desarrollo de la base material); y confiaron la dirección y los saltos del proceso en los planes de desarrollo económicos produciendo un extrañamiento del pueblo respecto al proceso revolucionario.

Para Javier Biardeau: “El poder económico socialista no puede separase del poder político proletario; en nuestros términos de la multitud nacional-popular. No hay poder económico socialista desde el capitalismo de estado, o desde el dominio burocrático de las estatizaciones. Un estado de transición cohesiona el poder proletariado (y en nuestros términos, construye una Forma- Estado Transicional, que requiere ser Democrática-radical y Participativa para el ejercicio directo del poder de la multitud popular), constituyéndose en la fuerza activa que puede transformar el potencial socializante de las estatizaciones en realidad efectiva de las socializaciones bajo control del trabajo social, la autogestión y cogestión de acuerdo a un plan social, estableciendo las bases para el progresivo debilitamiento de las relaciones capitalistas en un cuadro de economía mixta de signo socialista, para fortalecer los embriones de la economía social del trabajo libre asociado; en palabras llanas, el derrumbe del despotismo capitalista en fabricas, talleres o empresas. Pero eso no se hace en un abrir y cerrar de ojos, eso implica un cambio estructural de generaciones.

“Gramsci lo decía con crudeza, la hegemonía nace en la fábrica, en el taller, en la empresa, en el lugar de trabajo, pero además en el lugar de descanso, de recreación, de estudio y reproducción social. Como dicen algunas feministas cuestionando a “Gramsci: la hegemonía nace en la casa, donde se establecen las relaciones de subordinación entre géneros y entre edades. Y algunas más radicales afirman: la hegemonía nace en la cama. Sea donde sea que nazca, la construcción de nuevos sentidos comunes socialistas pasa por mediaciones políticas, educativas, culturales, comunicacionales e ideológicas que no se imponen desde una propaganda bancaria y alienante...El poder económico socialista no puede separase del poder social socialista. En la organización socialista del trabajo, de la producción, distribución, circulación y consumo, está el meollo de lo que Marx llamará, la economía social del trabajo libre asociado.” (J. Biardeau).
Concluimos que la categoría bloque histórico parte de la premisa marxista de que los hombres hacen la historia, a la vez que son productos de ella; y no que la nueva sociedad será producto de unas palancas ajenas a ella; el concepto de bloque histórico concibe al estado socialista o comunal no solo como un instrumento de dominación de una clase por otra; sino como la síntesis coersión/consenso, como la demostración de que existe hegemonía de una clase que toma los aparatos generadores de hegemonía[6] y los aparatos represivos para desarrollar su voluntad.

5- La Vanguardia: la mediación política y la práctica revolucionaria

No se puede hablar de Poder Popular, de construcción socialista sin vanguardia de masas organizada; esperar a que sólo del movimiento espontáneo de las masas surjan las condiciones subjetivas para superar el orden capitalista, sería como rezarle a una situación que no ocurrirá; Los pueblos aprenden desigualmente, de diversas formas y en tiempos distintos; para lograr una voluntad nacional/ popular colectiva se hace necesaria una mediación política (educativa, cultural, comunicacional y formativa) realizada por uno o varios grupos organizados de miembros de lo que Gramsci llamó la intelectualidad organica de la clase trabajadora, del pueblo.

Bolívar en la campaña libertadora hablaba de formar republicanos (hombres y mujeres formados bajo la moral y las luces); Lenin hablaba de los revolucionarios profesionales cuya tarea se sintetizaba en educar, organizar y movilizar; Ernesto Guevara de la Serna planteaba la formación de los cuadros (técnicos, militares y políticos); ya sea republicanos, revolucionarios profesionales, intelectuales orgánicos o cuadros, ha estado en las preocupaciones de las fuerzas revolucionarias la formación de una vanguardia que modelara la sociedad que se quisiera alcanzar.
Antonio Gramsci[7] profundizaba al respecto y afirmaba que “los rasgos característicos de la revolución proletaria no pueden encontrarse más que en el partido de la clase obrera, el cual existe y se desarrolla en cuanto es la organización disciplinada de la voluntad de fundar un Estado, de la voluntad de dar una estructuración proletaria a la ordenación de las fuerzas físicas existentes y de poner las bases de la libertad popular”.

Pero ¿qué características y cual papel toma la vanguardia del pueblo en la construcción del socialismo?
Para Carlos Marx (Manifiesto Comunista) “Los comunistas (o la vanguardia) no forman un partido aparte de los demás partidos obreros. No tienen intereses propios que se distingan de los intereses generales del proletariado. No profesan principios especiales con los que aspiren a modelar el movimiento proletario”. Solo se distinguen por las siguientes características:

1. En cada acción particular, reivindican los intereses de los trabajadores en su conjunto, mantienen siempre el interés del movimiento enfocado en su conjunto. Agregamos: unifican las luchas del pueblo.

2. Teóricamente, llevan de ventaja a las grandes masas del proletariado su clara visión de las condiciones, los derroteros y los resultados generales a que ha de abocar el movimiento proletario. Por ello son la parte más decidida. Agregamos: están armados con los planteamientos marxistas y lo desarrollan en cada análisis concreto de las contradicciones sociales.

3. El objetivo inmediato de los comunistas es idéntico al que persiguen los demás partidos proletarios en general: formar la conciencia de clase del proletariado, derrocar el régimen de la burguesía, llevar al proletariado a la conquista del Poder.

El fermento de la conciencia de clase del proletariado implica enfrentar y derrotar progresivamente la cultura impuesta por la burguesía, para lo cual se hace necesaria la practica revolucionaria (la lucha de las masas), la construcción de todo un bloque histórico contra-hegemónico= La comuna. En opinión de Lebowitz[8] la conciencia revolucionaria no cae del cielo “hay un solo camino para engendrarla, y es a través de la propia actividad de los sujetos del cambio. Solo ejercitando las capacidades mentales y físicas referidas a todos los aspectos de la vida, las personas desarrollaran sus capacidades; producirán dentro de ellas capacidades especificas que les permitirán llevar a cabo nuevas actividades. El cambio simultáneo de las circunstancias y de si mismo (que Marx llamaba la práctica revolucionaria) es la forma en que construimos la nueva sociedad y los nuevos seres humanos”.
Si la actividad principal de la vanguardia es hacer consciente de su papel histórico al pueblo trabajador, a través de la práctica revolucionaria de las masas; la labor fundamental del partido en una situación revolucionaria es mediar en la asociación revolucionaria de las organizaciones populares, que dará formas concretas de poder popular y de economía de la transición socialista. Mientras más voluntades sume el orden nuevo en crecimiento, mas personas harán parte decidida por el socialismo, más revolucionario se hará el Partido; Y mientras más revolucionario sea el partido más amplio será el campo de la construcción del poder popular y el socialismo.

Conclusión sobre el concepto revolucionario del poder popular

La Situación revolucionaria que hemos descrito como consecuencia del impulso del Proceso Bolivariano va desarrollando condiciones en las que se pueden fundir la acción de la organización revolucionaria politizadora con el movimiento popular impregnado y movilizado por las ideas revolucionarias pautadas por Chávez como parte de su legado: el socialismo, el poder popular y las comunas; se trata de formar la voluntad revolucionaria de masas para destruir los consensos de la burguesía y tomar progresivamente los aparatos generadores de hegemonía; dándose las condiciones para la madurez plena de estos órganos populares= Comunas y Consejos de Trabajadores (campesinos, estudiantes etc.); los forma en plena lucha, le da progresiva coherencia y los lleva a articularse.

El desenlace de esta situación puede favorecer a las fuerzas regresivas (imperialismo y oligarquía dependiente) si entre las fuerzas progresivas, el reformismo se impone y permea la organización popular, domesticándola y convocándola desde otras formas para otros fines diferentes a la revolución; fenómeno que Gramsci denominó como “revolución pasiva”, es esta la idea de la restauración por envilecimiento de los factores dirigentes y por la desesperanza e incredulidad del movimiento popular.

También son escenarios regresivos factibles: Una derrota político electoral o político-militar de las fuerzas bolivarianas por fuerzas de influencia del imperialismo estadounidense.
El camino a la revolución será el camino de la organización activa del bloque de fuerzas revolucionarias que pueda someter a la burocracia, desarrollar un nuevo modo social de relacionarse en torno a la producción, un modo de producir basado en el trabajo libre asociado, superior y antagónico al capitalismo; una nueva organización de la sociedad orientada en la satisfacción plena de sus necesidades= La Comuna.


[1] - tesis presentada en el borrador de los estatutos del PSUV, posteriormente derrotada por los revolucionarios en el congreso extraordinario del partido.
[2]VoNguyenGiap; guerra del pueblo, ejército del pueblo.
[3] Isabel Rauber, Transformación social en el siglo XXI.
[4]- Guillermo Caviasca.. El doble Poder.
[5]Mao Tzetung; sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo.
[6]- aparatos generadores de hegemonía; término utilizado por Jorge Giordani en el texto Gramsci Italia y Venezuela, para referirse a los instrumentos ideológicos de una sociedad determinada.
[7]- Antonio Gramsciarticulo “El partido comunista”, escrito en l”ordinenuovo, 1920; tomado por la editorial siglo XXI por las notas de Manuel Sacristan.
[8]Michael Lebowitz; El Socialismo no cae del cielo.



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Ricardo Adrián

Comunicador Social, Marxista, Militante revolucionario por la causa de los proletarios, activista por el Poder Popular.

 construccionsocialista@gmail.com      @rradrian

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