11, 12 y 13 de abril, vivido por uno más del pueblo chavista

Hoy rememoro dos artículos escritos en APORREA, uno el 11 de abril de 2012 y el otro el 12 de abril de ese mismo año:

Yo no pude asomarme desde Puente Llaguno

( Escrito el Jueves, 12/04/2012 05:23 PM)

No voy a hacer una crónica de un héroe. Sólo un ejercicio de memoria fruto de las conversas de año a año, en cada abril.

El 10 de abril había sido un día de agitación mediática. Desde temprano Venevisión, RCTV, Televen, CMT Canal Metropolitano (quebrado), Meridiano, Vale TV y Globovisión emitían una y otra vez el llamado a la "Gran Marcha". De igual modo se comportaban los circuitos radiales muchos afiliados a las televisoras. Por supuesto, los tabloides tradicionales apuntalaban, a diario, las elaboradas noticias negativas. El Nacional, El Universal y 2001 lideraban la prensa escrita.

Toda esta marabunta televisada y radiada se catapultó a partir de la aprobación de las leyes habilitantes en la áreas de hidrocarburos, finanzas, agricultura y tierra que provocaron que la clase empresarial aliada de manera inédita con la otrora central obrera, CTV, lanzara el primer paro el día 10 de diciembre, el cual inflaron en las pantallas, perifonearon en los transmisores y panfletearon en los diarios. Para entonces, ya se le veían las costuras al Señor Miquelena, magnate en el gobierno que manifestaba sus reservas con la Ley Habilitante. En febrero de 2002 renunciaría al gobierno para sumarse, sin tapujos, a la contrarrevolución.

En Nueva York anunciaron el golpe:

Por esas situaciones de la vida, y gracias a una visa gringa de las viejas de duración "indefinida" (ya invalidadas) pude ir a visitar a unos grandes amigos en Nueva York. Por allá se encontraba el dibujante Omar Cruz y otros que me invitaron a un evento llamado "Democracia y Medio de Comunicación en Venezuela" celebrado en algo llamado "Sociedad de las Américas".

--Para que te des cuenta en que andan los escuálidos, Reinaldo.

Era un evento elitesco, la entrada valía sus buenos dolares. Mis amigos estaban muy informados porque me hablaron cosas de Miquelena que meses después me di cuenta que eran muy ciertas.

Entre los ponentes al evento estaban las siguientes joyitas: Alberto F Ravell, Andrés Mata, Miguel H Otero, Patricia Poleo, Ibelise Pacheco y nada menos que Carlos Andrés Pérez. Aquello era una orgías de aplausos cada vez que esta gente tomaba la palabra. Cuando le llegó el turno a la Señora Pacheco, casi con lágrimas en los ojos, se dirigió a aquellos venezolanos que habían pagado por oírlos hablar pestes de su país. Allí dijó lo que venía para Venezuela:

-Esta pesadilla se va a terminar en los próximos días. Vamos a devolverle a Venezuela la libertad y la democracia. Muy pronto saldremos de la tiranía.

Y los que estábamos en la sala, que habíamos hechos preguntas que sacaban de quicios a los magunches exponents, comentamos:

--Estos carajos como que tienen montado un golpe de estado.

Como anécdota de aquella incursión, recuerdo que le di la oportunidad a Andrés Mata y a Ravell de mentir elegantemente.

Yo había sido columnista semanal de El Universal 0,hasta que después de 37 semanas, indignado por el irrespeto que el Partido Primero Justicia hizo en el Panteón Nacional, escribí sobre eso. Supongo que Julio Borges, Capriles y López presionaron para que me sacaran. El jefe editor de Andrés Mata, un señor de apellido Maíta me envió un correo en el cual me avisaba que "por razones editoriales hemos decidido prescindir de sus escritos semanales". Por cierto, esos artículos en teoría debían haberseme pagado, asuntos que jamás hicieron ni han hecho.

Le comenté a Mata esa censura y el hombre al borde de la ofensa me aseveró "Apenas llegue a Venezuela te llamo para que retomes tu columna". Y como le pregunté a Ravell porque no había programas de gente no opositora en Globovisión, el hombrecito me ofreció "un programa semanal". Claro que a ninguno le creímos. Ellos estaban seguros que "pronto acabaría la pesadilla", osea el Sueño Bolivariano. Nos prometimos hacer llegar un informe de aquella pre celebración a alguien del MVR. Así se hizo.

Era mediados de marzo de 2002. Ya para entonces algunos altos oficiales habían comenzado el goteo. En abril creció la tensión.

La Marcha desviada:

En el piso 5 del Edificio Faces de la UCV, en la dirección de la Escuela de Estudios Internacionales varios docentes y estudiantes seguíamos los hechos. Los noticieros y los rumores anunciaban que la marcha de la oposición había sido ilegalmente desviada a Miraflores. Entre los profesores de inmediato nos vino a la mente el formato derechista de la revoluciones de colores.

--Esta gente va a dar un golpe de estado --Fue el comentario general

--La marcha viene por la autopista, a la altura del puente --Comentó una profesora que tenía un hermano Ministro --Parece que le dispararon desde el puente y hay heridos.

Allí estaba un profesor ultra escuálido que no ocultaba su sonrisa, y que luego supimos pretendió autonombrarse director de la escuela. Ese modus operandi de los oposicionistas imitando a Carmona se puso de moda el 12 de abril. Hasta un ex cantante se proclamó director de la Casa del Artista.

Tal vez eran la una de la tarde del 11 de abril. Casi al unísono decidimos irnos a Miraflores. Que el pueblo proteja al Presidente. Nosotros éramos, como hoy, pueblo. Se decía que los dirigentes del MVR llamaban a la militancia a la Avenida Urdaneta.

Yo me monte junto con tres profesores en el carro de uno de ellos. Tomamos la vía de la Puerta Tamanaco. No se veía ya rastros de la marcha. Subimos por la Avenida La Salle, Andrés Bello. Las calles lucían inquietas, el ambiente era tenso. En el elevado de San Bernandino baje el vidrio y grite como para alegar el pesimismo que a veces nos embargaba:

--Vamos a proteger la Revolución, a Miraflores, a Miraflores.

La gente subía a granel. El movimiento era fuerte a partir del Puente de la Avenida Fuerzas Armadas. Aquello nos animaba. Caminamos saludando e indagando en vía hacia el Banco Central. Nos encontramos gente que trabajaba en Palacio que hablaba con un optimismo moderado. En la esquina de la Vicepresidencia nos alegró ver un batallón de la Guardia Nacional con cara de que iban a defender las instituciones y al gobierno.

Los diversos grupos iban arribando: Círculos Bolivarianos, estudiantes, motorizados, brigadas, pueblo en masa. Una multitud casi impedía avanzar más allá de la esquina del Ministerio de Finanzas y el Correo de Carmelitas. Nos encontramos a una medico amiga, bolivariana que se unió a nuestro grupo. Las conjeturas iban y venían.

--Vamos hacia El Calvario, por allí viene un tolete de la marcha --decía alguno

--LLegaron la ballena y el rinoceronte de la metropolitana

Y de pronto un bullicio. Correrías. La amiga medica se alarmó, y con esa pericia propia de los profesionales juicioso de la medicina, salió corriendo hacia adelante.

--Tiros, disparos --Gritaba la gente

Confusión total. La amiga medica regresa y nos dice

--Hay un herido de gravedad --Voy ayudar nos vemos más tarde

El pelotón de la guardia continuaba frente a la Vicepresidencia. Un estudiante digo

--Mire profesores, guardia es guardia. Yo no confío mucho, uno no sabe a quien obedecen.

Caminamos hacia Puente Llaguno. Alguien de Palacio nos advirtió que había francotiradores. Como pudimos llegamos cerca del puente. Pero era imposible acercarse a las rejas, mucha gente. Lo que si puedo afirmar es que dichas rejas no estaban cubiertas por nada como aparece en el vídeo de Venevisión.

--¡Agachense!, ¡Aganchense!

Tiros, sumbidos. La metropolitana de Peña había entrado en acción. Un cuarteto de bolivariano sacó unas pistolitas en nada comparable con las de los PM y les hizo frente sin ángulo de tiro buscando intimidarlos. La gente se tarrojaba al piso. Por la rampa escalera que sube por el restaurante que vende pescado frito venían a toda velocidad compatriotas cargando cuerpos agonizantes o ya muertos. No era posible asomarse desde Puente Llaguno, por simple cuestión de seguridad. Pero todos sabíamos que los pocos marchitas que llegaron al Centro de Caracas intentaban subir al Palacio por la Plaza Oleary, sólo la PM y que los francotiradores estaban en la Baralt.

Retrocedimos hacia Min Finanzas y vimos como el pelotón de guardias salía en perfecto orden. Los que aún creíamos que estaban de nuestro lado jurabamos que iban a poner a su sitio a la PM. Resulta que les habían dado la orden a ellos y a los que estaban en El Calvario de retirarse y dejar a los chavistas solos a la buena de Dios y bajo los tiros de los golpistas.

Necesitamos información. Los celulares estaban sin batería. Eran las 4 pm. Llegamos a un restaurant cerca del Ministerio de Educación. Allí pedimos vinagre para parar un poco el gas lagrimogeno que había en el ambiente. Vimos al Comandante hablar en cadena nacional. Celebramos cuando ordeno cortar la señal a la tv golpistas y nos aguntiamos cuando observamos que le dividian la pantalla. La gente gritaba "Golpitas, golpistas".

Salimos de ese lugar . Bajamos por la calle de los Masones. En un televisor de un negocio abierto vimos el el vídeo de los generales traidores a la Patria, los Preñado de "Buena Voluntad".

La noche se vino sobre Caracas. La gente cruzaba las calle del centro expectante. Las lágrimas de rabia empezar a salir de los rostros de los protectores de la Revolución. No era resignación, era la rabia, la ira, la indignación.

--Esto es un golpe digo uno de los profesores. Aquí hay que prepararse para la resistencia. Pero esta noche debemos estar alertas o nos meten en un estadio como le hicieron a los chilenos cuando tumbaron a Allende. Que nadie se deje matar porque hay que vivir para salvar la Revolución.

No nos alegamos de la Avenida Urdaneta. Cerca del Puente de la Fuerzas Armadas entramos a la casa de una familia amiga y no calmo la angustiosa hambre con unas arepas rellenas. VTV trasmitía con dificultad algún documental de animales de la sabana africana. Era evidentemente que ya había sido tomado. Poco tiempo después apareció fugazmente uno de los diputados bolivarianos intentando decir que conservamos Miraflores. Rayas, colores y fuera del aire. Fue lo último que trasmitió VTV aquel día. A partir de allí la historia es conocida.

La Avenida se puso oscura y fría como nunca. Los celulares ya estaban cargados y varios con saldos. Se desató la mayor cantidad de mensajes de textos de la historia de la compañías celulares en Venezuela. La esperanza es una fuerza muy grande cuando la comparten millones. No todo estaba perdido. Como nosotros había millones que desde todos los rincones de la Gran Caracas tenían la mano puesta en la cerradura para hacer algo y pronto.

Luego le cuento mis memorias del 12 de abril.

El 12 de abril fue decisive;

Yo estaba fotocopiando llamados y comprando pintura spray

(Escrito el Viernes, 13/04/2012 04:04 PM)

El trasnocho del 11 A no era suficiente para bajar la adrenalina de la gente. La suerte de nostalgia y tristeza que embargaba a los venezolanos como yo no era capaz de acallar los pensamientos ni las ganas de hacer algo. En los sectores del este se oyeron las cacerolas de alegría. Seguramente de los que habían marchado el día anterior y ,como si fueran los generales, políticos y empresarios de medios, celebraban el golpe que había costado la vida de decenas de compatriotas. A mí un oposicionista ubicado en el piso superior del apartamento donde me quede me tenía a punto de subir a ponerle la hoya en la cabeza. Pero el individuo apenas la tocó una media hora.

En mi viaje a Nueva York compré dos pares de los llamados wokitoki (radio comunicadores), muy de moda entonces por su alcance de 2 Km. Los usaban en los guardias de seguridad en espectáculos públicos. Yo por lo general los llevaba a las marchas, aunque era difícil oír con ellos. Y por las noches probaba las 4 ó 5 frecuencias y escuchaba una que otra comunicación sobre el tráfico y sucesos en alguna calle de Caracas. En la madrugada del 11 los aparatos no dieron señal alguna.

VTV definitivamente no apareció más. Los canales privados desde la noche no cesaban de dar la biografía del dictador Carmona y anunciaban la toma de posesión para las cuatro de la tarde del día 12.

Entre en contacto por mensaje de texto con mi grupo cercano de docentes de la UCV para vernos en casa de una profesora bien bolivariana que ocupaba un alto cargo en el gobierno y que desde siempre vivía en una zona del este de Caracas.

Revise mi correo electrónico y comprobe que este que funcionaba. Claro en ese momento, apenas llega el país a 5 % de usuarios, no como hoy que la Revolución ha catapultado estas cifras por sobre el 30 %. En la bandeja de entrada conseguí un angustioso correo de un conocido periodista de VTV que luego de solicitarme no revelar la fuente por motivos de seguridad, me preguntaba por mi estado y me informaba de algunos movimientos de “resistencia” en Maracay y Caracas. El periodista añadía que no se sabía nada del paradero del Presidente Chávez.

"Volante" para Fuerte Tiuna:

En la tarde estábamos en la casa de la profesora. Las calles se encontraban tensamente vacías desde Plaza Venezuela a los Palos Grandes, a pesar que era de suponer que el oposicionismo estaría haciendo caravanas para celebrar. Todo indicaba que ya se les estaban cayendo las ilusiones de esa gente.

El gobierno de facto se contituyó bajo el más estricto cogollo. Mientras veíamos el bajo espectáculo de la asunción del dictador y la de sus acólitos gritando “democracia” a cada artículo que disolvía uno a uno los poderes públicos, recibo un mensaje de un estudiante de la UCV. Me solicitaba ayudar a reproducir un llamado a la resistencia y a la concentración frente a Fuerte Tiuna para exigir la libertad del Presidente Chávez. Le pido me lo envíe a mi correo electrónico. Media hora después llega el documento. Muy breve, tipo mariposa, diseñado para que salieran tres en una hoja tamaño carta.

Una sucinta explicación condenaba el Golpe de Estado y llamaba al Pueblo Revolucionario de Venezuela a movilizarse para restituir al Presidente Constitucional Hugo Chávez. Al pie del mensaje dos consignas que resumían el sentimiento nacional.

“No ha renunciado, lo tienen secuestrado” y “Hugo Chávez, Presidente”

Los medios de comunicación trasmitían en una cadena nacional que había comenzado con una tapa que destacaba el nombre “República de Venezuela”, sin el Bolivariana y una coletilla que resaltaba que las televisoras y radios privadas estaban trasmitiendo el acto para la Nueva Venezuela. La profesora nos mostró las portadas de la prensa nacional, y todos, sin excepción, se anotaban a ganador. Nuestra conversa tenía altibajos de optimismo y pesimismo. Mas lo mejor era que nos fortalecía. Había que seguir conectándose con la gente.

No fue difícil conseguir la reproducción de una resma del mensaje y de cortarlo. Por mensaje me indicaron donde llevarlos. Era como las 9 de la noche de aquel sábado de conspiración contra la dictadura. “En el puente de la Alcabala 1, Profesor, abajo, en la autopista”. Para allá nos fuimos. Tomamos la Autopista por Altamira, pasábamos el segundo piso al lado de la UCV y ese momento una llamada, no un mensaje del joven

“Profesor están disparando. Profesor ya se inició la represión, la metro y la PTJ le están dando duro a los Círculos Bolivarianos. Déjeme el asunto debajo del puente póngalo en la cuneta”. “Así será. Mucho cuidado”. Le dije.

Mientras nos acercábamos el tráfico era mayor. En los alrededores del Puente todo era confusión, los carros no respetaban el sentido, varios se paraban y correteaban. Baje del auto y camine hasta el puente y como me lo indicaron coloque la resma en la cuneta. Arriba en el Puente se oían gritos de reclamo. La oscuridad no permitía ver mucho. Pero allí se sentía al “Pueblo Arrecho”.

Regrese al carro. “Listo”, le dije a los otros profesores y seguimos avanzando poco a poco para dar la vuelta.

En casa me dedique a enviar a todos los contados y listas posibles el contenido del llamado. También intentaba servir de improvisado reportero e iba respondiendo preguntas de uno que otro que me constetaba los correos. En la televisión los locutores anclas llamaban a la “sociedad civil” a denunciar a los chavistas y “círculos bolivarianos, a quienes acusaban de asesinos. Se regodeaban con entrevistas de cuarto republicanos que validaban el golpe y aplaudían la violación de derechos humanos.

Wokitokis en acción el 13 de abril:

En la madrugada encendí uno de los wakitokis. La ansiedad de comunicaciones lo devora a uno. Los mensajes de textos del estudiante no llegaron más. Ignoraba si el encargo había llegado a sus manos y que pasaba exactamente en las afueras de Fuerte Tiuna. Me acorde de una de la hermana del ministro. La llame y me dijo “todo es confuso, dicen que se fue para Cuba, otros que para un cuartel en el interior del país y la mayoría en que está en Fuerte Tiuna”.

En una de las frecuencias del wokitokis escuchó una voz: “Hay movimiento en El Valle, mucha gente camina hacia Fuerte Tiuna”.

Para incitar a más información yo dije: “Por Los Chaguaramos todo tranquilo. De donde reportas, cambio “De Los Símbolos, estos aparatos tienen alcance de noche”.

No me despegue el aparatito. A cada hora un reporte. Se hizo una cadena de wokitokis. Entendí que eso wokitokis eran bien populares, lo malo era que las baterías se agotaban con rapidez. Deje sin pilas a todos los controles remoto de la casa. Los que los usabamos esa noche, nios centramos en el tema y percibimos el poder de aquello: “Reportan movimiento en La Vega”, decía una voz; “Motorizados van desde Catia a Miraflores”, otra; “Coño, la PM esta reprimiendo feo en el 23”; “Fuerte Tiuna es un hervidero”. Y así otras voces que indicaban que Carmona no las tenía todas consigo.

En la mañana me llama el profesor Edgardo. “Reinaldo que sabe”. “Vámonos pa Fuerte Tiuna” Le respondo “Franklin anda en su carro y nos pasara buscando”.

Edgardo se apareció con una bolsa de pintura spray rojas y negras. Le di uno de mis dos wokitokis para mantenernos en contacto. Nos bajamos en la estación del metro de Longaray. Allí se oían a la gente perifoneando con megáfonos llamando a “Fuerte Tiuna”.

Como en los buenos tiempos estudiantiles rayamos las paredes con las consignas del mensaje. Esas pintas las hicimos desde allí hasta la bomba del kilómetro cero de la Panamericana. La última en una valla que alcanzamos con ayuda de unos compatriotas que nos alzaron en hombros para pintar el “Hugo Chávez, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela”. Éramos el pueblo activo en la calle.

En las manos de varia personas el mensaje reproducido el día anterior, que evidentemente fue fotocopiado en otros sitios pues estaba por todas partes. Abajo la autopista llena de carros corneteando.

Vimos la llegada de diputados, diputadas y gente conocida del MVR que se habían enterado del movimiento espontáneo en aquel sitio.

Allí, mientras gritábamos, especulábamos y no reconocíamos, alegres en la angustia, nos informaron de la toma de la Brigada de Paracaidista en Maracay. Y de otras noticias. Hasta que se corrió la voz que el Presidente había sido liberado de su cautiverio en La Orchila.

Luego el “Renunció Carmona” en horas de la tarde. Y de Fuerte Tiuna, nos fuimos con el professor Franklin a Miraflores donde ya había miles de venezolanos que llegaba en cualquier medio de transporte popular o caminando.

Nos dio la noche, esperando. Cuando pasamos frente al edificio del CICPC, estaba cerrado, en evidente actitud de miedo al pueblo que hasta hace pocoestaban ajusticiando

Que diferente la Avenida Urdaneta esa madrugada del 13, a la del 11, aún sin luz, se nos antojaba radiante. La luz de Revolución Popular que hizo traer de vuelta a Hugo Chávez Frías para continuar al frente del maravilloso proceso Bolivariano.


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Reinaldo Bolívar

Investigador, fundador del Centro de Saberes Africanos, vicecanciller para África

 reibol@gmail.com      @BolivarReinaldo

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