Saludo, Comandante, permiso, sé que lo tengo, para escribirle esta carta. He sabido de su padecimiento físico, entendiendo que como humano ninguno está exento, sobre todo cuando han pasado los años acompañados de las vicisitudes por la que usted, sin quejarse ni arrepentirse, es más, asumiendo todos los riesgos de tal atrevimiento, le tocó vivir junto a un sinfín de hombres y mujeres, igualmente revolucionarios y sin distingo de edad, como nuestro Comandante. Así, atreviéndome a increpar el ingrato alzhéimer, que hoy se presenta con la pretensión de borrar su memoria no escrita, le garantizo que no lo logrará porque para nosotros la lucha sigue siendo hasta vencer.
Ante esto, mi Comandante Prada, queriendo derrotar ese infortunado borrador que lo abruma, con este escrito me dispongo a narrar algunos episodios que Ud. dejó marcados y en buenísima referencia de lucha revolucionaria, durante su estadía en la ciudad de Valencia, estado Carabobo.
Estando militando en el Movimiento Político RUPTURA, en los liceos valencianos empezamos a conocer sus dotes de compromiso con la Patria, al ver su rostro junto a R. E. Morales Rossi, tras los barrotes de una celda del Cuartel San Carlos, reseñado en el periódico RUPTURA; aun así, reflejaba hidalguía y disposición de seguir la lucha que nos sirvió de estímulo para a lanzar con fuerza la consigna “PRESOS PERO IRREDUCTIBLES”. Fue tal la irreductibilidad que a los pocos meses, usted, junto a otros 22 camaradas se fugaron espectacularmente de esa, debo llamarla así, primera Cárcel de la Dignidad, sí, porque de dignidad siempre se ha tratado.
Como referencia histórica de la presencia del Flaco Prada, se nombre de guerra, recuerdo las contrariedades que se presentaron en la organización M. P. RUPTURA a raíz del debate generado con la propuesta lanzada desde la dirección nacional, definida como el nuevo viraje táctico a comienzos del gobierno de Luis Herrera. Asumir la lucha de calle y públicamente correr los mismos riesgos del movimiento popular, significando que los hombres y mujeres incluidos los jefes guerrilleros, dejarían de ser clandestinos para acompañar a los estudiantes bochincheros, obreros altaneros y campesinos cimarrones, todos bandoleros. Particularmente en Valencia, donde RUPTURA mantenía una muchachada con liderazgo consolidado en los principales liceos, con una capacidad política e ideológica suficiente, evitamos que el debate planteado se asumiera como tradicionalmente ha pasado en cualquier partido político de izquierda o derecha, una orden y punto.
Sin embargo, lamentablemente por las consecuencias que se generaron, a mi juicio negativas, en la práctica se definieron dos tendencias que produjeron distanciamiento, a la larga resultaron insalvables, entre la dirigencia estudiantil liceísta de Valencia que podría resumirse así: por un lado los que insistían en la necesidad de mantener un aparato clandestino y, por el otro, los que, me incluí, creímos correcta que la dirigencia toda saliera a la calle y con el pueblo. Esta situación de enfoques distintos se mantuvo hasta que llegó la división del equipo de Educación Media de RUPTURA y con ella, contradicciones en los diferentes métodos de lucha estudiantil que se implementarían en consecuencia; apareció el foco a puerta de liceo sustituyendo la incorporación de los barrios y trabajadores en las calles acompañando al Movimiento Estudiantil, lo que trajo consigo el debilitamiento y derrota de la lucha juvenil sin perspectiva de recuperación que desafortunadamente en una antihistórica situación, padecemos hoy en día.
Una vez concretada la aparición pública de los cuadros del Partido de la Revolución Venezolana, que empezamos a denominar P.R.V.- RUPTURA, al Flaco Prada, le designan la tarea de presentarse en Valencia, donde se venía dando muestras de un movimiento obrero con buena capacidad de lucha, para que asistiera a la marcha de trabajadores en ocasión del Paro General que se organizó contra Luis Herrera. El P.R.V.- RUPTURA de la región con sus cuadros y base obrera y estudiantil, hizo todos los preparativos sin que la mayoría supiera de la presencia de Prada. Nos desplazamos desde diferentes frentes, sur y oeste fundamentalmente con sendas y combativas marchas hasta llegar al sitio de concentración, la Plaza Santa Rosa. Fue allí donde hace aparición el hidalgo, sí, cual Quijote, no solo por lo alto y flaco, sino por la osadía y valentía de tener que enfrentarse a la dirigencia obrera adeca y sus cabilleros por excelencia, que estaban en la concentración.
Por su puesto se creó un revuelo, los aliados presentes querían entre otras cosas hablarle y conversar con el Comandante Francisco Prada, se abrieron abrazos de reconocimiento y amistad sinceros; así, la marcha arrancó con más combatividad. El Flaco, megáfono en mano, visto por nosotros fusil en mano, iba dirigiendo palabras de estímulo a los marchistas y transeúntes que eran acompañadas con consignas combativas, dando muestras de que la nueva táctica política del P.R.V.- RUPTURA de lucha en la calle y con el Pueblo, no se trataba de una conciliación de clases con el enemigo.
Mientras, en otros escenarios de la ciudad, grupos de marchistas eran reprimidos por las fuerzas policiales, a nuestra llegada a la Plaza Bolívar, lugar de la concentración final los adecos, que encabezaron la marcha, se dispusieron a no dar el micrófono a más nadie. Se nos informa que los detenidos durante la represión policial, habían sido trasladados al comando regional; Prada, ayudados por camaradas a empujones y forcejeos, viendo la actitud sectaria de los adecos, se monta en la tarima con el megáfono tercia‘o, dirigiéndose a los presentes llama a rescatar a los prisioneros e invita hacia la Navas Spínola, cuartel de la Policía. La respuesta no se hizo esperar, los adecos se quedaron con su militancia y el micrófono mientras la mayoría se lanzó ante el llamado del Flaco Prada, a rescatar sus presos; el saldo, toda una jornada de lucha popular en la calle con su respectiva brutal represión con heridos y un obrero muerto. Por supuesto no faltaron las acusaciones contra el Flaco Prada.
Esta disposición y espíritu de lucha mostrada por Prada, empezando a llamarlo así, en familia de nuestra lucha, gracias a su afable manera de relacionarse con la militancia en Valencia, permitió que lo recibiéramos con alto beneplácito al saber que había sido destacado en esta ciudad para coordinar y reforzar el trabajo político, claro, la designación igual, se debió por la importancia estratégica que le daba el Partido a Valencia por el potencial de la fuerza laboral.
En estas circunstancias, el Flaco Prada, como cualquier revolucionario responsable de cumplir sus tareas políticas, en Valencia jamás olvidó las responsabilidades personales y familiares. Él, consecuente como siempre lo ha demostrado, sin contar con los recursos económicos que el partido le suministrara en época de clandestinidad, amén de la infaltable solidaridad de camaradas, supo sortear su suerte, la de su esposa, Aura y su hijo Patricio, por supuesto militantes revolucionarios y permanentes acompañantes, al proveerse, por esfuerzo propio, los medios necesarios para la subsistencia en esta contrastante ciudad. Asimismo le tocó vivir fundamentalmente en La Isabelica, en Flor Amarillo y en Bello Monte, unas veces alquilado, otras arrimado. Salió de parte importante de libros de su colección personal mediante la práctica de venta informal en el centro de Valencia en calidad de buhonero. Elaboró y vendió directamente, perol en mesa, la tradicional chicha andina, que de paso, bastante exquisita, trasladaba en un vehículo Ford dos puertas de su propiedad en un estado de deterioro bastante notable, actividades que en lo personal me tocó acompañarlo directamente.
No hizo esperar las visitas programadas a los portones de las principales fábricas de Valencia, como parte de la agitación para la organización del movimiento obrero, destacándose por el alto nivel político de los trabajadores y la presencia del periodiquito RUPTURA AUTOMOTRÍS, en la Ford Motor y de allí irradiar hacia el resto de la zona industrial, donde arengaba a los obreros en la lucha contra la explotación capitalista en esa empresa imperialista. En la misma línea, atendiendo la necesidad de estimular y orientar en la historia, en la política y la ideología bolivariana, robinsoniana y zamorana en la esencia de la verdadera emancipación del pueblo, como ha sido su práctica constante hacia los estudiantes liceístas y universitarios, estuvo presente en plenos y demás reuniones en la Escuela Técnica Industrial y el Enrique Bernardo Núñez de esta ciudad y la Universidad de Carabobo, organizados por las comisiones de educación media y universitarias de RUPTURA, de donde esencialmente salieron directrices políticas en la búsqueda del punto crítico que crearan las ruptura creadora y profundizar las luchas y combates populares para que el Pueblo conquistara la Liberación Nacional y el Socialismo en una sola etapa, todo como un lindo empeño de alcanzar la Utopía Posible.
Comandante, Francisco Prada Barazarte, cumplida su estadía en esta ciudad valenciana, la que sigue manchada por la historia que nos niega la emancipación patria que somos los hombres y mujeres, al cantar de Alí Primera, seguimos en la misma lucha enseñada o reforzada por su tamaño de hombre verdaderamente revolucionario, mientras, otras circunstancias lo llevan. a seguir quijoteando en distintos escenarios, de igual manera, sigo convencido que su conducta será la misma, porque en definitiva es y será con creces, su palabra echada contra quien sea.
Su amigo por siempre