Partiendo del principio de “La peor decisión muchas veces es no tomar las decisiones”, es que nos anotamos lo que supone la población está esperando desde hace un buen tiempo, son varias y acumuladas las materias que pasan por estos criterios que en la medida que avanzan los efectos de la guerra económica, pareciera que la maduración están en niveles de no tener los efectos primarios y hasta secundarios, no es un decir sino que los anuncios van quedando en solo eso.
Entendemos las dificultades de diversa índole, en primer lugar la situación de la economía mundial, bajos precios del petróleo, menos producción de alimentos y materias primas esenciales, la entronización de guerras inducidas con el ingrediente de grandes mentiras sobre situaciones que no existen, armamentismo de los grandes países como gran negocio del siglo XXI, en Latinoamérica, la agresión constante de los EEUU contra los gobiernos progresistas, la asunción al poder de Macri en Argentina, la victoria de la oposición en elecciones parlamentarias y por si fuera poco la mediática a partir de prensa, radio y televisión fuera y dentro del país, todo en vísperas del derrocamiento a como de lugar del Presidente Maduro en el caso particular de Venezuela, principal reservorio de petróleo del mundo. Todo ello, lo entendemos y tramitamos para cualquier análisis, pero hasta ahora por más que nos rompamos la cabeza, no terminamos de entender la inacción en cuanto la toma de medidas puntuales en el área económica.
Dos de los aspectos que están casi cantados, son el precio de la gasolina y el control cambiario, efectivamente se han logrado avances importantes aunque disminuidos e ignorados por “la gran prensa”, en la convocatoria a las meses bajo el desideratum de trece motores y sus derivados, no obstante, que eso era necesario y útil, no ha habido una sola medida efectiva que ataque la situación de irregularidad persistente en el seno de la economía, si es cierto, hay que acabar con el rentismo, aunque sabemos esto es en el largo plazo, no nos equivoquemos, y en el corto plazo, es decir ya, que se ha hecho para controlar, disminuir, congelar o sustituir precios, que se ha hecho políticamente para disminuir el impacto en la molestia de la gente cuando de colas hay que enfrentar para adquirir alimentos, ciertamente hay un ataque frontal de baja intensidad sin autores al frente de esa guerra y la pregunta es: ¿Se ha hecho lo suficiente y bien para combatirla?, nos respondemos nosotros mismos, claro que no, acá la manera reactiva y no propositiva de los medios públicos, no han hecho el trabajo, existe algún programa al menos en TV pública dedicado a la economía que desnude definitivamente el escarnio en la economía y los planes de la oligarquía y los amos del norte, no los hay, al respecto en Radio del Sur los sábados nos dedicamos a promover la cultura económica y a desenmascarar de donde viene tanta sarta de mentiras, quien las promueve y hacia donde van dirigidas, bueno ese es otro tema.
Ahora bien, regresando al tema de las decisiones en materia económica, creemos que al menos en cuanto a la equivalencia del bolívar y las probables medidas, no se debe estar anunciando que se van a tomar, se toman y ya, esto es fundamental para evitar los movimientos habituales de los especuladores cambiarios.
Otro tema tiene que ver con la gasolina y los alimentos que nos obliga a otra pregunta ¿Cuántos litros de gasolina y toneladas de alimentos y otros han recorridos los caminos del contrabando desde el primer momento del cierre de la frontera?. Estas críticas las hacemos en el contexto de entender que el equipo económico actúa de buena fe y bajo la batuta del Presidente, pero nos parece que la NO toma de decisiones está relacionada directamente con el componente total Economía-Política, no se nos ocurre otra explicación, al menos que el examen de la situación política tenga elementos que desconocemos y gravitan sobre el momento decisivo y álgido para las mismas, en todo caso, si así es, se debe informar a la población que está ocurriendo más allá de cundinamarca.