Comienzo por señalar que quienes evocan ser marxistas, deben reconocer antes que todo, que el marxismo no es una ideología, es sencillamente un método que como bien lo definió Lenín, se trata de ejercer en tiempo y espacio, la sindéresis necesaria para abordar con propiedad, conocimiento y capacidad el liderazgo que corresponda según la dialéctica inmersa o que le es propia a toda dinámica de lucha en lo social.
La práctica política lo sabemos, debe ir acompañada con la teoría, no obstante y hay que decirlo, no puede haber práctica sin teoría y es allí en nuestro concepto que radica el dilema del hacer y proponer. La historia nos recuerda y para ello, hay que invocarla recurrentemente, que los hechos sociales no son unilineales, por tanto el teórico está obligado a sopesar cada instante anterior con lo que pasa en la actualidad, si no lo hace, difícilmente podrá dar con lo que verdaderamente se propone o dice sobre el que hacer.
El Comandante Chávez siempre se refirió a que el Socialismo venezolano, bolivariano hay que construirlo cada día y en cada eventualidad, aunque agregó en otro momento la necesidad de hacerlo de acuerdo a las circunstancias nacionales y luego sentenció, en el marco de la geopolítica internacional; es decir, que las cosas pasan por el exámen de la totalidad, -preguntamos -acaso, ese no es asunto de la dialéctica consabida a utilizar en el análisis.
Ahora bien, nosotros podemos transitar hacia el socialismo sin considerar dos aspectos al menos en esta oportunidad que escribimos; uno la lucha de clases y dos la propiedad de los medios de producción; antes de responder tendríamos que colocar en la mesa dos condiciones digamos, sine a quon, en primer lugar como llevarlo a cabo y en segundo término quienes y con que. He allí, el dilema a resolver, si esto no está debidamente conformado, o dicho de otra manera, no obedece a las leyes de la dialéctica, entonces, como se haría. Me dirán que hay suficientes cuadros y voluntad para llevarlo a cabo y volvería a preguntar, quienes son los revolucionarios en condiciones de hacer la revolución en estos términos y condiciones, la experiencia nos dice que en primer lugar la presencia de una organización partidista o no de clara vocación revolucionaria y determinación ideológica dispuesta a hacerlo.
Eso está bien, no obstante si consideramos en la misma mesa las dos cosas determinantes, una la anterior y la geopolítica que planteamos al principio como premisas para encontrar el camino que muchos evocan a cada instante, vociferando en esa inveterada costumbre de decir las cosas para que otros la hagan. La política y su contenido en si misma no define el rumbo ideológico o la orientación del hacia donde se debe ir, cuando no existen determinantes suficientes arraigados y lo más importante, la aplicabilidad de las mismas y mucho menos en una sociedad abiertamente polarizada, donde al parecer el Estado va por un lado y la política por otro.
En oportunidades me veo acorralado por tantas opiniones encontradas en el seno de quienes profesan este proceso, o al menos lo hacían, no es casualidad y mucho más, algo que se deba situar en el campo azaroso o en la voluntad del querer hacer las cosas que los demás no terminan de hacer. Es correcto en nuestro entender, que si las opiniones y posturas se hacen de buena fe, se pueden hacer muchas cosas, lo que no es aceptable es que, quienes dicen tener la varita de la verdadera ruta hacia el socialismo lo hagan ofreciendo al enemigo ideológico y político elementos que afectan las políticas en este caso del gobierno nacional y lo hacen atacando al presidente y virtualmente a casi todo que emane de su gestión.
Creo firmemente que si Chávez estuviera vivo, la situación no sería muy distinta, solo la metodología pudiera ser diferente, y no es un decir, la sindéresis a la hora de estar gobernando, cambia radicalmente cuando se ven las cosas desde el pragmatismo, el Comandante siempre nos enseñó que los pasos en falso sin tener todos los elementos de juicio bien ubicados en el horizonte de lo posible, es un salto al vacío, en este sentido la prudencia y la inteligencia imponen, a veces aunque no lo queramos, la realidad circundante como el elemento que hay que superar.
Acaso, preguntamos, en este momento de amenaza con el quiebre de la revolución bolivariana ,es conducente soltar a la libre el asunto del Arco Minero, que si Chávez lo veía con recelo o la empresa tal va a acabar con el medio ambiente. Creemos que la preocupación es válida, pero, si ni siquiera han comenzado las actividades y están en etapa preparatoria de condiciones, etc, etc, y es cuando es menester introducir otras variables, por ejemplo, si se está señalando desde el 2010 que existe una guerra económica y esta arrecia a partir de la asunción al poder de Maduro, ah...... los precios del petróleo estaban altos y nadie hablaba de dicha guerra o al menos parecía poco determinante en ese instante y porque ahora si el gobierno apunta hacia una economía entreguista bajo una solapa de capitalismo de Estado como otros lo están definiendo, los inmensos recursos que se invierten en lo social es calificado entonces como que el Estado domina la economía en los términos y alcances para dicha etiqueta.