Los síntomas son claros. Se ha roto el entramado legal, simbólico y cultural que era referencia para la sociedad. Se ha traspasado el límite en el que los conflictos funcionan como válvula de seguridad y se convierten en impredecibles. Los discursos de las cúpulas han perdido sentido, se vuelven incomprensibles, fastidian como el zumbido de las moscas.
Las palabras han perdido su antiguo significado. El gobierno del presidente Maduro dilapidó la línea de conexión con la gente. La oposición tampoco conecta con sus bases. Y esto sucede porque en la calle se busca, casi siempre sin éxito, lo indispensable para sobrevivir, mientras que ambas cúpulas hablan de temas que solo a ellos les interesan.
Un paquete de harina, un kilo de arroz, un litro de aceite, un medicamento para una enfermedad crónica, se han vuelto una moneda de cambio preciosa. Entretanto se entrega el 12% del territorio nacional para explotar oro a corporaciones genocidas del ambiente, la biodiversidad, el agua, el futuro, la vida… Y a esto se lo llama economía productiva.
En un informe sobre el movimiento de personas en la temporada de Semana Santa al Vicepresidente Ejecutivo se le escapa ,entre los números del turismo interno, una cifra que pinta de cuerpo entero la situación, en menos de una línea dice: “también se han producido 21 saqueos”.[i]
Se han comenzado a volver cotidianos los asesinatos de líderes sociales[ii] y cuadros políticos y la amenaza de Guarimbas paramilitares o parapoliciales también provoca muertos. En Táchira un diputado suplente del GPP, también en Táchira, dos PNB son asesinados en medio de acciones violentas y en Caracas a manera de operativo comando, asesinan a un reconocido líder de la sufrida comunidad haitiana.
Los escasos espacios de debate que sobreviven son amenazados por las fuerzas de seguridad o inteligencia como sucedió con el allanamiento del local de Castillete, donde se realizaban tareas de formación política. Ya no se trata solo de la seguridad individual, cercada por una delincuencia que crece exponencialmente, la quiebra en el respeto a las normas alcanza a las instituciones encargadas de prevenir o, mejor dicho, al conjunto de las instituciones.
Obreros que han sido la niña de los ojos del Comandante Chávez son perseguidos, amenazados, amedrentados y despedidos por reclamar deudas salariales o falta de cumplimiento de su contrato colectivo, así pasa hoy en la estatal SIDOR[iii]. La tentación estatal por una salida totalitaria se huele en el aire.
Estamos parados sobre el punto de quiebre. Para los sociólogos y los psicólogos sociales, una vez instalada la anomía ya no se vuelve a la situación anterior. El fenómeno requiere para su solución de la construcción de una nueva normalidad.
Pero las actuales cúpulas no pueden realizar esa tarea. Su discurso está agotado, han perdido la capacidad de iniciativa que las vincule con la población, no tienen interlocutores, hablan frente a un espejo. No entusiasman ni despiertan esperanzas. Su pretensión de provocar temor también fracasa, se está perdiendo el miedo, superado por la angustia que causa la incertidumbre con la que se enfrenta la vida cotidiana. Por la indignación que provoca la falta de respeto proveniente de las instituciones políticas, militares y sociales hacia ese pueblo. Por la pretensión que tienen esas cúpulas de mantener una polarización falsa.
Así las cosas, la búsqueda de un nuevo marco de referencia social necesita de medidas ejemplares que ataquen las causas profundas de esta anomia: el desfalco de los recursos del país pero también el desfalco de la confianza depositada por el pueblo en unos líderes que la malversaron.
Será necesaria la construcción de un nuevo marco simbólico, recuperando lo mejor del Proceso. Será necesaria la reconstrucción de una cultura de la solidaridad entre los iguales.
Y esto es posible. Sí se logra construir una nueva referencia política que, superando el cinismo y la soberbia de las actuales cúpulas, desate la voluntad de lucha hoy anestesiada y ayude a recuperar las claves democráticas, plurales y participativas que hicieron posible el primer experimento libertario en el siglo XXI.
[i] (VIDEO) Aristóbulo Istúriz dio el balance de semana santa y dijo que hubo 21 saqueos
[ii] (VIDEOS) Encapuchados asesinan en su casa de Valles del Tuy al activista haitiano-venezolano Fritz Saint Louis
[iii] SIDOR: un mes de lucha. La empresa no da soluciones, sino amenazas y despidos http://www.aporrea.org/contraloria/n288073.html