Más que un dialogo nacional se requiere uno a lo interno del PSUV, ignorar que atravesamos problemas organizacional y operativos en el desarrollo político, es un detalle urgente por atender. La voz del líder necesariamente tiene que ser respetada por la militancia en cualquiera de los escenarios, la situación aparece, cuando dicho líder supone que sus actos gozan del apoyo irrestricto de su gente. Se trata de entender que el liderazgo no goza de una suerte de decreto, que todo debemos respetar o acatar. La simpatía por el líder dibuja una serie de elementos integrales, que terminan por construir una imagen de admiración, conllevando a un seguimiento constante y defensa del ideario manejado por el líder.
Rescatar el pensamiento libertario dador y creador de la Revolución Bolivariana, es una demanda para atenderla en lo inmediato. Yo, me pregunto? si el presidente Chávez dejo suficiente directrices y texto, porque? no tomarlos, sería una acción de inmadurez política. La interpretación de esas letras no puede ser la de una o pocas personas, debe pasar por un consenso en todos los niveles de la militancia. Uno de esos textos está orientado precisamente a la organización y acción del partido, me refiero al libro rojo que describe excelentes estrategias de abordajes que va desde la acción, organización, rectificación, revisión, reimpulso, repolitización entre otras. Emancipar los sueños de los grandes hombres como Chávez tiene que convertirse en una tarea de cumplimiento diario, revisar el comportamiento que tubo y como le salía al frente a las adversidades, significa la vía a tantas penurias que estamos atravesando.
Nos hemos dedicado a culpar de todo a la oposición pero seguimos sin revisarnos desde adentro. El Presidente Chávez combinaba de manera extraordinaria las tácticas que se desprendían del marco estratégico, él sabía con quién pelear y cuál era el momento de hacerlo. Cuando hablamos de paz y reconciliación no se puede hacer con una piedra en la mano. El mal manejo político representa dar ventaja a nuestros enemigos, que disfrutan de nuestra distracción para enrumbar modelos distintos de gobierno, confundiendo a la gente, en constante ensayos de caos.
Vamos al reencuentro interno despojándonos de la soberbia, si todos somos Chávez, que sea ese sustantivo el elemento unificador, la sensatez y humildad la herramienta puesta en la mesa para avanzar.