Se conoce, como traición: la falta cometida por una persona al no cumplir su palabra o que no guarda la fidelidad debida. Desde niños experimentamos estas manifestaciones de traición y en oportunidades la realizamos de maneras voluntarias o involuntarias, en cuanto a las involuntarias buscan justificaciones vacías, sin contenido real de actuar bajo el camino de la rectitud y verdad. La traición desencadena una bifurcación, la primera vinculada con el robo, este puede estar comprendido en el mundo materialista, esencialista o idealista, en cambio la segunda es identificada con la esperanza, que al ser pisoteada destruye cualquier sentimiento de sueño y fe; ambas producen una suerte de vulnerabilidad impactando en la capacidad de creencia del hombre con respecto al hombre.
Aquellos que tienen por costumbre vivir en el mundo de lo efímero son incapaces de vislumbrar senderos hacia el éxito. Solo aquellos con bases firme, frente al maravilloso mundo de verdad tendrán excelentes desenlaces. El mundo se nos muestra como un espacio de competencia, donde se requiere sobrevivir a cualquier costo. Frente a esta realidad viene la decisión de actuación del yo personal y el yo social, se trata de conquistar o acceder a sueños, cosa que es aceptada, pero deja de ser compartida cuando para obtener las cosas instrumentamos elementos aberrantes que no le dan paso a una competencia sana y sin ventajismo.
Nos encontramos con muchas formas de traicionar, significa que se puede traicionar a la pareja, al amigo, la ideología a esas tantas otras cosas que tienen un valor altísimo en nuestra vida, composición y dinámica social. Pero en este último comentario, cabe señalar que la calificación de traición es bidireccional cuando acusamos a alguien de traidor, es preciso estar claro que la acusación tiene un efecto bumerang que nos puedes golpear dicha acusación. Es traidor quien mata la idea en el campo ideológico, pero igualmente son traidores quienes desarrollando la idea cometen actos contradictorios a este como la corrupción, burocracia, tráfico de influencia etc. No se trata de identificar colores, modelos o tendencias son comportamientos individuales, que acarrea una responsabilidad técnico – política – administrativa, dada por un colectivo para alcanzar una transformación.
Es traicionar, creer tener la capacidad para asumir ejercicios gerenciales públicos, sin contar con el sentido de pertenencia hacia el proyecto o modelo político, desconocer las funciones establecidas en el manual de cargos es otra forma de traición. Pero quizás la más importante se centra en desconocer el contenido ideológico que operacionaliza un modelo de gobierno. Le toca aquellas personas con alto niveles de abstracción en el comportamiento militante, identificar actores que se mueven en los signos de división y resta, por lo general destacan en papeles actorales, llevando consigo tantas caretas le sean necesarias para confundir, distraer y traicionar a su pueblo.