Cuando un revolucionario levanta la energía de su voz o la destreza que da la pluma, para formular cualquier crítica, es común ver como aparecen diversos flancos con metrallas de opiniones en su contra. La crítica en positivo de un verdadero socialista, pasa por tener una comprensión ideológica derivada de estudios permanentes. Es una máxima del militante socialista saber los principios que le definen su condición de camarada, pero no es solo saberlo, el detalle esta en practicarlo con devoción y disciplina. Es difícil encontrarnos con un genuino hombre de izquierda que le tire piedra a los aviones que se encuentran desarrollando vuelos a altas alturas.
La compresión disciplinaria no conduce a la sumisión ante los líderes que actúan de mala fe o movidos por intereses particulares que no están casados con los principios y valores de la izquierda. Por esta razón, la disciplina del militante debe orientarse hacia el modelo, a ese marco conceptual y teórico que direcciona el hacer de un auténtico revolucionario. Muchos dirigentes, coaccionan la voz del malestar por la trasfiguración idearía del manejo que se le da a la corriente de izquierda, proporcionando mutilaciones en la forma de pensar de los seres transformadores que movidos por la ciencia y práctica política, luchan por no dejarse vencer en el combate. No somos muchos los que pudieran pasar la prueba de un revolucionario por amor a la patria. Hoy somos esos pocos, que le pedimos a esos muchos que nos dirigen el no perder esta oportunidad que nos dio la historia de escribir un futuro diferente, como lo soñó y pensó Bolívar y otros tantos próceres de nuestra historia libertaria.
Los modelos socialista, por lo general, nacen de una comprensión de los efectos que generan la diferencia de clases sociales, el manejo desproporcionado o egoísta de los recursos naturales, energéticos y financieros; todas estas, aplicaciones nefastas del modelo capitalista para acentuar la diferencia entre los ciudadanos que comparte un territorio. Ante esta realidad aparecen procesos de revolución de las ideas y métodos de luchas que llegan a recurrir a la utilización de la fuerza para someter al opresor. Son muchos los ejemplos que encontramos en el mundo con éxitos, que se traducen en un bienestar social. Una vez, conquistado esos espacios para transformarlos en lugares de iguales, se inician estrategias y tácticas del capitalismo para la reconquista de esos espacios utilizando cualquier forma o manera de presión sobre el modelo socialista. Es en esta fase donde prevalece, la comprensión e internalización que lleva por deber, librar la batalla a la resistencia haciendo un paralelismo de depuración hacia aquellos cuadros que en su momento o en el presente, solo le dan saldos negativos al proceso de izquierda que viene siendo atacado sistemáticamente por sus enemigos naturales que se manejan en poderes imperiales.
El trabajo, en esta fase desestabilizadora requiere de un mayor esfuerzo, pero el detalle está sobre todo en comprender, el valor contenido en todas las victorias libradas. Esta compilación de Luchas y Victorias significan el combustible necesario para emancipar nuestro concepto de verdaderos y auténticos revolucionarios. No se puede, dejar de ver al socialismo como una opción que dibuja una forma distinta de vivir en sociedad. Con valores profundo por la humanidad y construcción de la Paz.