Enmudece el grito de optimismo la realidad presente en las calles de mi país, no se trata de que diciembre sea el mes más importante del año, creo que cada segundo vivido es tan importante como cualquier otro momento relacionado con el tiempo y las cosas. El detalle está, que este mes se dan las condiciones para el encuentro familiar, sobre todo para aquellos que no convergen en el mismo espacio. Para dicho encuentro nos presentamos ante nuestras familias con nueva vestimenta y buscamos degustar algunos platos tradicionales, inspiradores del tan anhelado encuentro familiar que tiene como centro la venida del hijo de Dios, nuestro amado Jesucristo. Si bien es cierto, que el mundo del marketing aprovecho esta situación como oportunidad para el desarrollo de las ventas, no podemos negar que quienes buscan comprar lo hacen con el regocijo y la alegría propia que nos regala el mes de Diciembre.
Este un mes oportuno para pedir y dar el perdón de nuestras acciones, debe implosionar nuestras conciencias a fin que emane las perversiones que hemos realizado desde nuestra condición de líderes y el tan marcado irrespeto por el otro. Quien roba una alegría no puede ver satisfacción en su futuro, ya vendrá por ellos el efecto bumerang y las consecutivas interrogantes hacia Dios. Son muchos los hogares que este mes cubrirán la alegría con una fuerte tristeza o entrega hacia la esperanza, por verse traicionado por sus líderes.
Donde quedó aquella Venezuela alegre, donde los hombres se buscaban con la efusión unánime de ser nacido en la misma tierra, y aquellos que no habían tenido el privilegio de nacer en Venezuela, pero eran parte de nuestra comunidad se brindaba la mano o un fuerte abrazo como muestra de solidaridad plena. Porque tanto empeño de hacernos los ciegos frente a la realidades palpables, ¿que tanto cuesta revisar las tesis o los modelos en ejecución?. Cuál es el temor de rectificar posiciones (gobierno y oposición), es momento de parar esta carrera de poder. La soberbia nos lleva la delantera, maltratando a un pueblo de Dios que solo pide clemencia de sus líderes, el pueblo se niega a ensangrentar las calles. Son muchos los venezolanos que se aventuran cada día a salir del país, buscando una mejor calidad de vida y por otro lado movido por la necesidad de enviar remesas de dinero para los familiares que se quedan.
Estimados líderes (gobierno y oposición) encienda las luces del túnel que conducen al progreso y la prosperidad, dejemos de lado las pretensiones personales, convirtámonos en verdaderos y auténticos gerentes. Piense en formulas factibles de incentivar la economía, no permitan que se desplome la poca esperanza que guardan sus conciudadanos.