Cuando usted dice que: "necesitamos una militancia que interpele y proteste frente a lo mal hecho", salta a mi mente una contracción de criterios. Consiente estoy que es de humano rectificar, y valla que el comandante Chávez era un predicador incansable de esta tesis, a él se le debe la conceptualización y proyección del proyecto político que tenía como propósito posicionarnos como referentes mundial. Para el, teníamos que ser percibido como un país potencia bajo la práctica de un nuevo modelo socialista.
Permítame, a partir de este momento hermano Ministro, hacer un inciso. Imagínese usted Camarada Elías, igual que usted, desde joven –hoy día tengo cuarenta y cinco años- me incline por ese derecho libertario que deben tener las sociedades humanas, refugiándome en el modelo socialista por su insistencia transformadora de realidades adversas. Por allá, en el primer año de mandato del Presidente Chávez, me encontraba militando en el movimiento 13 en la Universidad de los Andes en Mérida, movimiento que desdibujo el presunto apoyo al comandante Chávez.
No seré yo, que haga juicio de valores de esa decisión, de la cual nunca estuve de acuerdo. Retomando la idea, dicho movimiento organizó en el Aula Magna un encuentro con el Presidente de la Republica Hugo Rafael Chávez Frías, estuve muy involucrado en la organización del evento, que fue extensivo a otras Universidades Públicas del País. Para el momento el actual Fiscal General Tareck William Saab, contaba con responsabilidades en el despacho de la presidencia y fue facilitador del encuentro. Recuerdo que en el discurso pronunciado por Chávez, giro instrucciones para que de la venta de unos aviones de PDVSA se le inyectara a la universidad recursos y comprar unidades de transporte para el sector universitario.
Allí conocí, al General García Carneiro, para el momento General de Brigada comandante de la Guarnición del Estado Mérida, quien me animó a asimilarme en las Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Aunque fueron aproximadamente diez años de servicio, mi predica y acción siempre fue vinculante con el pensamiento y modelo para el cual me había preparado y comulgaba por convicción. Estuve diversas responsabilidades en instancias gubernamentales, procurando en todo momento ser respetuoso de mi compromiso personal hacia las ideas socialistas, cosa que me honra frente a mi grupo familiar. Termina a partir de aquí el inciso que le pedí que me permitiera hacerle Ministro.
Soy de los que cree, que divergir no es un pecado y lo puedo certificar citando, muchos de los planteamientos hecho en Libro Rojo, las largas conversaciones con el diputado Daniel Hernández, la visión de Castro Soteldo –quien me permitió el honor de trabajar un tiempo con el- de Transforma en vez de Gobernar, lo dicho por Chávez en politizar la política, lo contenido en los libros golpe de timón, el libro azul, los planes de la nación inspirado por el comandante, otros documentos y visiones personales de gente comprometida.
Es una cosa delicada camarada y se trata de saber decir las cosas, entiendo que sea así, ya que sujeto a una rabia el nivel de irracionalidad puede empoderarse de nuestra conciencia y contradecir nuestra tradición convictiva. Es a partir de esta última reflexión que no puedo acompañarlo en su visión, son muchos actores con responsabilidades de dirección en el proyecto político socialista que en ejercicio fuera y dentro del gobierno, satanizan las posturas de muchos que manifiestan estar en desacuerdo con medidas sin bases en el análisis y debate político.
Priva en el ambiente un absolutismo o especie de erudismo que decreta verdades por intereses y atropella a una gran cantidad de militantes, personas que se muestran con una pseuda determinación y comprensión del pensamiento científico, en la ciencia política de orientación izquierdista. Frente a esta realidad muchos de los militantes han asumido un principio chino que dice: "El sabio no dice lo que sabe y el necio no sabe lo que dice".
Significa que la militancia prefirió callar y los resultados se muestran en la antipatía de algunos en no participar. Por otro lado, no es que la militancia no quiera participar sino que al manifestar alguna postura diferente a la de algunos heruditos, es vetado de inmediato expulsado y calificado como un ser fatalista o traidor. No es la militancia amigo Ministro es la Dirección que no permite otra acción de comunión que la adulación, transformada en una mentira que le aviva su altivez, dejando de lado la preparación formal o empírica de mujeres y hombres practicante del modelo socialista.
Lo más delicado es que mucho asumimos callar, a fin de resguardar la integridad familiar y no exponerlos a medidas disuasivas que irrumpen nuestra armonía de vida. En lo particular como buen cristiano creo en los cambios y transformaciones para el bien, pero cuando este se ve impactado por el dolor o la tristeza, prefiero al buen estilo del Arte de la Guerra replegarme y esperar las verdades que el tiempo nos traerán en su debido momento. Lamento si le ofendí con mi postura, éxito y grandes bendiciones para su familia.