Aquél que desea pero no actúa, engendra a la pestilencia
William Blake
Peces que copulan sin lograr reproducirse
Álvaro Mutis
Estos versos lacerantes me vienen a la mente cuando lo oigo a usted, Presidente Maduro, en cualquiera de sus alocuciones. En su mensaje de fin de año, en la toma de posesión presidencial en el TSJ, en la presentación de la memoria y cuenta ante la ANC… El primero, uno de los "Proverbios del infierno" del poeta inglés, refleja una faceta de sus palabras, los deseos que no empreñan, los ofrecimientos vacuos, las promesas incumplidas que se repiten discurso tras discurso… Sin que existan los elementos objetivos que transformen esos meros deseos en realizaciones. Palabras que se lleva el viento, que sólo dejan desazón, desconcierto, pestilencia… El segundo es una metáfora abominable, dolorosa, es una imagen hiriente, suma de la infertilidad acumulada, de la impotencia extrema, de la esterilidad total. Usted, Presidente Maduro, y sus palabras construyen su propia historia, cifras y más cifras sin significado alguno, anuncios a diestra y siniestra, todo en el aire, sin fundamentos, al voleo. Vacuidad absoluta.
Uno, como político y como ciudadano, tiene la obligación de reflexionar sobre la desastrosa situación del país. Usted es su Presidente, es un hombre público que considera tener derecho legítimo de gobernarnos. Uno tiene también el derecho de pedirle rigor en lo que dice, correspondencia entre lo que dice y lo que hace. Los anuncios presidenciales nunca – nunca – se cumplen. ¿Dónde quedaron la disciplina fiscal, el déficit fiscal cero, el anclaje en materia monetaria, el control de la inflación y tantos ofrecimientos más? ¿Por qué desapareció el término "dinero inorgánico" de sus recientes discursos? ¿Qué pasó con el reconocimiento, que quisimos creer sincero, expresado en la siguiente confesión pública: "Yo diría: así es la vida, nos tocó jugar así" que acompañó el ofrecimiento de eliminar definitivamente la emisión de dinero no orgánico? ¿En qué lugar del camino se quedó esa promesa? ¿Qué pasó con la afirmación, "el eje de la recuperación es la producción… producir más petróleo, más alimentos, más ropa, más calzado, más bienes exportables, más turismo"? ¿Dónde quedaron tantos ofrecimientos, Presidente Maduro?
Ahora, en sus palabras, una sola novedad: la lucha contra la indolencia, el burocratismo y la corrupción. Su grito histriónico, con voz tronante – perdone, usted - de comediante: "¡Estoy harto de la indolencia y la corrupción!" Y el "¡Ya basta, ya!" que tanto repite como una letanía inconclusa. ¿Cómo creerle, Presidente Maduro, después de tantas promesas incumplidas? Y, ahora, nos hace referencia a una "gesta que lleva la marca de Bolívar". ¿Cuál "gesta"? ¿Cuál epopeya heroica? ¿Un proceso revolucionario que ha hecho metástasis en sus manos, que ha fracasado, que ha muerto? Bolívar, en su memorable Discurso de Angostura, hace referencia a la división y al equilibrio – el equilibrio – de los 3 poderes clásicos y le agrega un cuarto poder independiente de los anteriores, el Poder Moral, habla de "moral y luces" como nuestras primeras necesidades, de la necesidad de ser gobernados por hombres virtuosos, patriotas e ilustrados, pide la abolición de los privilegios, recomienda el estudio, destaca el trabajo y el saber como valores esenciales de una sociedad, reclama la "originalidad" de la forma de gobierno, advierte que "nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder’. ¿Todo esto no es la antítesis de su gobierno, de sus acciones, de su valoración del ejercicio de la política, Presidente Maduro? Y, donde está la "originalidad" de su gobierno – sin querer menospreciar algunas medidas suyas, pero colocándolas en su justa proporción – en las cajas CLAP, en los bonos de Niño Jesús o de Reyes Magos, en una moneda virtual como el petro? El país está padeciendo su gobierno y usted, Presidente Maduro, se niega a reconocerlo. Bolívar destaca la libertad como un valor republicano fundamental y señala que los gobiernos no deben "oprimir" a los pueblos. ¿No lo hacen ustedes cuando controlan todas las instituciones, cuando se aferran al poder haciendo uso de prácticas no éticas, ni democráticas, cuando hacen uso de la coacción o el amedrentamiento?
El 15 de febrero de 2019 se cumple el bicentenario del Discurso de Angostura, fecha en la cual Bolívar renuncia a los poderes que le fuesen nuevamente concedidos, los abandona y asume su rol de "simple ciudadano". El mayor legado que usted Presidente Maduro pudiera dejarle al país, es devolverle la autoridad a la voluntad soberana del pueblo. Darle paso a una transición del mando. Siguiendo el ejemplo que Bolívar dio en su inolvidable Discurso de Angostura al cual usted viene de pedir "rendirle honores". ¡Hágalo, Presidente Maduro, la historia se lo agradecerá! No me arrogo ningún derecho moral particular en reclamarle, pero sí tenemos derecho a hablar en voz alta, en reflexionar sobre la situación del país y pedirle también a usted que lo haga, usted asumió una responsabilidad y ese debe ser su destino. ¡La responsabilidad como destino histórico! ¡Asúmala!