Gritó Chávez visiblemente emocionado. "Victoria, victoria, victoria popular", respondió el pueblo. Enfrente, sobre el techo del Palacio Blanco, los militares de la Guardia de Honor ondeaban la bandera nacional en una épica imagen que recordaba uno de los momentos de la insurrección popular que derrotó el golpe de abril de 2002. Golpe que desde Chile, apoyó Ricardo Lagos y la DC.
La fiesta y la emoción se desataban en la calle, la Avenida Urdaneta y Puente Llaguno hirviéndo de pueblo y fervor revolucionario. Chávez destacó: "…hace 8 años tuvimos el 55% de los votos, en el 2000 ganamos nuevamente con un 58%, en el 2004 ganamos el referéndum con 59% y hoy hemos roto el techo del 60%".
Durante las últimas semanas, entre los sectores de izquierda que apoyan el proceso revolucionario, se debatía la idea de que, para radicalizar la revolución hacia el socialismo, era imprescindible pasar del 60% de apoyo. Un margen menor sería una excusa para frenar la revolución.
Uno de los aspectos más importantes del discurso fue la idea de que la revolución no sólo continúa, sino que se va a intensificar. "… es un punto de partida". Hoy comienza una nueva época: que podemos resumir en la idea-fuerza central; la profundización, ampliación y expansión de la revolución socialista. Más del 60% de la población votó por un proyecto que tiene nombre: el socialismo venezolano".
Ha llegado el momento de construir una economía socialista, un Estado y una moral socialistas "…la batalla contra la contrarrevolución burocrática y contra la corrupción", es uno de los aspectos que más preocupa a las bases bolivarianas, en lo que parece un nuevo salto adelante en la revolución.
Las Misiones no sólo continuarán sino que se intensificarán, la lucha por seguir mejorando la calidad de la salud y su extensión, el desarrollo del empleo productivo, la mejora de la calidad de vida, la lucha contra la violencia, definiendo los objetivos de "viviendas dignas para todos" y "educación gratuita y de calidad" como ejes centrales de esta nueva etapa.
La revolución está llegando a un punto crítico, una de esas encrucijadas en que no avanzar en la dirección que se necesita, significa empezar a retroceder y están buscando el camino para llevar la revolución hasta el final. No obstante, la revolución no puede depender de la voluntad de un sólo individuo.
El único modo de llevar la revolución hasta el final es con la movilización y organización consciente del pueblo para expropiar a los capitalistas y construir un estado revolucionario basado en voceros elegibles y revocables por las bases obreras, campesinas y populares en asamblea. La economía debe estar en manos del Estado para poder planificarla democráticamente con el objetivo de satisfacer las necesidades sociales, pero el Estado debe estar controlado por los trabajadores y no por la burocracia. Ese es el gran debate que afronta la revolución venezolana. De cómo se resuelva ese debate dependerá el éxito o fracaso en esta etapa decisiva que hoy se ha abierto.
Venezuela, junto a Cuba, encabezan la avanzada socialista en América y hoy lo confirma con este triunfo del gobierno y del pueblo. Además y como prueba de esto es la construcción, de quizás el mas grande hospital de sudamérica, con los adelantos tecnológicos mas avanzados, aportados por científicos cubanos, para poner a disposición de la Operación Milagro, destinados a la atención de toda nuestra América morena, asignándole el nombre de "Salvador Allende Gossens".