El mes de febrero nos deja tres textos que desnudan la fábula madurista, tal y como hace unos años lo hiciera el artículo del profesor Giordani, "La maldición e inmolación de Chávez".
Me refiero a la "Carta a la Izquierda" de Rodrigo Cabezas; al artículo de Javier Biardeau "La ANC fue un Órgano Constituido del Transformismo y del Giro Neoliberal que sigue en curso"; y a "La Comisión "Alí Rodríguez Araque": El meollo del problema al desnudo", de Rafael Ramírez.
Entonces, como ahora, el llamado "chavismo disidente" — un término que usaré por haberse normalizado entre la opinión pública, pero que en realidad referencia erróneamente la distinción entre chavismo y madurismo — ofrece un contraste informado entre el proyecto de país que se perseguía con Chávez y el desastre del gobierno de Maduro.
Biardeau lo identifica claramente: "Las dimensiones de transformismo ideológico (el socialismo pasa a ser en los hechos populismo autoritario), cooptación (solo se buscan leales y afectos a la cúspide del poder) y desmovilización popular (toda protesta o ejercicio de defensa de derechos es criminalizada) constituyen rasgos que prefiguran una situación de contrarreforma." Es decir, el madurismo encarna la contrarreforma al proyecto chavista de empoderamiento popular, independencia nacional y desarrollo soberano con respeto al medio ambiente, de acuerdo al Plan de la Patria.
La intensificación de la crítica desde voces de reconocida lealtad y trabajo junto al presidente Chávez, van agravando la formación de la conciencia entre las vanguardias populares.
La consigna-chantaje de "leales siempre, traidores nunca" con las que el aparato madurista pretendía acallar toda crítica y engañar a la militancia, se estrella contra la evidencia de la degradación del transformismo madurista. Estas voces disidentes detonan la conciencia y con ella el movimiento hacia la verdad, como parte del avance de un proceso de concientización.
Estas voces que refiero quizás no coincidan en ser calificadas como "disidentes". Algunos me han dicho que no se sienten tales, ya que no han abjurado de nada. Todo lo contrario, se (nos) reconocen (mos) leales a si (nosotros) mismos y a los principios que los (nos) llevaron a sumarnos a la gesta de Chávez. Si de algo nos hemos separado, es del "transformismo madurista", Biardeau dixit, o traición a Chávez, como lo llaman otros.
Una persona no se hace disidente de la noche a la mañana, especialmente luego de dedicarle muchos años a una causa, sino porque su responsabilidad interior, combinada con un complejo entramado de circunstancias externas, acaba por conducirlo a esa situación.
La virulencia con la que el madurismo ataca a la disidencia chavista; la brutalidad como la castiga, deja la sensación de que ella es su verdadero miedo como poder alternativo. En especial cuando esta corriente se "impone la tarea de retomar el proceso constituyente bolivariano, hoy interrumpido y retrogradado." Es decir, cuando esta corriente abraza la necesidad de bajar a las catacumbas del pueblo para ayudarlo a resistir el embate de la crisis creada por maduro y levantarse de nuevo.
Hoy, enfrentar el transformismo madurista es la tarea fundamental que se le impone a la izquierda democrática del país. Es la tarea política fundamental de los chavistas.
Sin ánimos de pontificar, me atrevo a plantear cuatro ejes de acción primordiales para el chavismo en esta tarea, según las experiencias históricas de las lucha anti-totalitaristas.
FORTALECIMIENTO Y MULTIPLICACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS PARALELAS
El empoderamiento popular logró con Chávez su mejor momento histórico. Experiencias autogestionarias florecieron por todo el país. Ciertamente muchas de ellas cooptadas por el aparato estatal, pero las mas genuinas mantienen hasta hoy su trabajo, quizás ahora mas vital que nunca.
Precisamente, el centro del mensaje que Chávez diera al país luego de su última victoria electoral, el llamado "Golpe de Timón", gira en torno a potenciar la estrategia por el empoderamiento popular.
Me refiero a iniciativas como las de la comuna El Maizal. Al comité por la libertad de Aryenis y Alfredo, con su solidaridad abarcante. Al trabajo de San Agustín Convive. A la comunicación popular comunitaria nutridora de conciencia de Tatuy Tv. A los esfuerzos autogestionarios de la gente de El Panal (Alexis Vive), o el trabajo sindical de los trabajadores petroleros de la FUTPV, por solo nombrar algunas experiencias.
Estos esfuerzos organizativos en estructuras paralelas en sintonía con las intenciones reales de la vida, buscan afrontar y resolver situaciones que en concreto plantea la demanda de la vida cotidiana. Son la expresión política de lo que Vaclav Havel llamaba "la vida en la verdad".
FORTALECIMENTO DE LAS ALIANZAS Y LA UNIDAD
La naturaleza represiva del madurismo obliga a los activistas políticos a abrazar todas las formas de la lucha política pacífica y a construir alianzas que conduzcan a la acumulación de fuerzas dentro del marco de la lucha popular para reconstituir nuestra mayoría.
Desde la distancia, quizás me equivoque, pero reconozco una situación social que se aproxima a la que se conoció previo al caracazo, cuando las bases sociales del bipartidismo puntofijista rompieron con el sistema y buscaron cambiarlo.
Si bien la gente no ha roto aun con el sistema, en gran parte por miedo a que en ese proceso se cuele la derecha fascista, está muy alejada del madurismo.
La base social chavista mas bien pareciera que anda por su cuenta, lidiando como puede con la crisis, sin liderazgo que conduzca su angustia por la supervivencia en el que se ha convertido la vida cotidiana.
Sin grupo o interés político que los aglutine en un esfuerzo colectivo por superar la crisis, la vida se ha convertido en un sálvese quien pueda donde prela el interés individual.
En este vacío, le presenta al chavismo una gran oportunidad para reconstituirse.
Perdido el PSUV como instrumento político del pueblo al capitular al "lo que diga Nicolás" de su último congreso, se impone la necesidad de reconstruir un aparato político para el pueblo. Esto significa re-andar el camino que Chávez allanara cuando llamó a la creación del Polo Patriótico, una amplia alianza de factores que, conservando su independencia, deciden andar juntos en aras de un objetivo político común, desplazar al madurismo del poder.
FRENTE POLÍTICO ELECTORAL
En este mismo sentido, el frente político-electoral es de fundamental importancia. No se puede descartar la participación electoral, como varios compañeros han planteado erróneamente en el pasado reciente, a pesar de la naturaleza tramposa de un sistema diseñado para garantizarle el poder a la minoría madurista.
La participación electoral debe ser entendida como una oportunidad para organizar y aglutinar fuerzas. Mas que ganar una contienda, el objetivo de la participación electoral debe perseguirse por el saldo organizativo que deja de cara a futuros eventos políticos.
FRENTE INTERNACIONAL
El frente internacional es el cuarto eje de acción que propongo para los chavistas no transformistas. Este espacio está prácticamente monopolizado por los sectores mas reaccionarios de la oposición venezolana, lo que les permite influir sin obstáculos sobre medidas coercitivas internacionales.
Sus "recomendaciones" sobre personas e instituciones del país a sancionar, pasan incontestadas ante las instancias decisoras internacionales, al no existir un lobby desde una posición contrastada que les dispute esa influencia. Las consecuencias de esta hegemonía tiene nefastas consecuencias, tal y como acaba de ocurrir con las sanciones de la Unión Europea en el mes de febrero.
El trabajo incontestado lobby internacional de este grupo, le ha valido ingentes recursos de la ayuda internacional que fluye para apoyar la lucha por la democracia en Venezuela.
VENEZUELA ES CHAVISTA
El chavismo está sembrado en Venezuela. Diversas encuestas consultadas ubican alrededor del 30% a la población electoral que se identifica con el chavismo. No puede haber lucha por la recuperación de la democracia en Venezuela sin nosotros los chavistas.
El avance en la conciencia del chavismo, le ha permitido decantarse. Los chavistas logran cada vez mejor identificar y deslindarse del transformismo madurista, así como rechazar el chantaje de sus consignas.
La tarea pendiente que nos convoca a todos los que creemos en el camino que Chávez trazó para Venezuela, es construir una nueva organicidad para la liberación del país. El momento es propicio. Vayamos al reencuentro.