Eso de criticar, cuestionar, dudar, opinar, nos viene desde lejanos tiempos, diríamos que es una vieja costumbre, mala o buena, depende de las circunstancias y del cristal con que se mire. Se cuenta de un activista del pensar y del decir, que en Atenas disertaba en la plaza pública y además era habitué en ciertos grupos, caracterizándose su conversa por poner en duda todas las certidumbres, escandalizando a unos y llevando a la reflexión a otros; hasta que llegó un momento en que su insistencia en la reflexión y la crítica, desordenaron los esquemas del poder, siendo "cordialmente" invitado a beber la pócima de la Cicuta. Así terminaron los días de Sócrates. Pero fueron unos cuantos los oyentes del "ajusticiado por la Democracia", entre ellos el fornido intelectual Platón, que para la suerte de la "critica" y la humanidad lo reivindica en "Alegoría de la Caverna" . Texto que tiene unos 24 siglos, y lo podemos leer en cualquier biblioteca o en internet.
Saltando por encima de los siglos y geografías; en estos predios en el siglo XVIII, nació Simón Rodríguez, eran tiempos de la Ilustración, leyó a los enciclopedistas, se hizo un hombre ilustrado, pedagogo, marchó coherente con el Siglo de las Luces, y fue sin lugar a dudas un iluminador de Bolívar, de quién fue su Maestro. El Libertador guerrero, se inclinaba con gran respeto ante el intelectual e ideólogo civil, de la independencia llamándole: "El Socrates de Caracas" . Simón Rodríguez, tenaz viajero y crítico de su tiempo, también estremeció a sus contemporáneos con su visión filosófica de la Educación para la América independiente, que proponía formar ciudadanos que pudiesen construir verdaderas Repúblicas. Poco comprensión hubo del Maestro, hasta de "loco" le tildaron, y por allá, en Amotape un pueblito peruano, en 1854 a los 83 años murió en la más completa pobreza.
Todos sabemos que Simón Bolívar dejó una tarea asignada a los venezolanos, se trata de la independencia cultural y económica, ese mandato sigue pendiente, y allí cobra fuerza la Educación, como eje fundamental para el cambio, tal cual lo previó el Maestro Simón Rodríguez.
Hace como cuarenta años viajé con alguna frecuencia de Cumaná a Carúpano, saliendo de la ciudad al mediodía con aquel radiante sol, varias veces recogí a maestras que iban a dar clases en la escuela de la población de "Muelle de Cariaco", en aquel trayecto aquellas docentes me hablaban, de sus actividades artesanales domésticas tales como la confección de tortas, buñuelos, "popsicles", con las cuales complementaban el mísero sueldo que, tradicionalmente contrariando la lógica de la misión estratégica de la Educación han tenido los docentes..
Hace un año, en la ciudad de Guacara, me conseguí, a una joven, que anteriormente había conocido y que se había graduado de Licenciada en Educación, y ejercía el oficio de maestra en una escuela de San Joaquín en Carabobo. Andaba con una cava de anime, y me dijo que venía de vender helados "Tetas" en el hospital, pues estaba enferma y "pelando" y necesitaba comprar unos medicamentos. Lamentablemente estas son historias muy repetidas en nuestro país.
En estos días en la Asamblea Nacional venezolana, el único diputado del Partido Comunista recibió una fuerte andanada discursiva de parte del presidente de esa institución por planteamientos críticos, que serían normales en un parlamento e incluso, el tema tratado es del interés ciudadano y no quedaba reducido a la organización política comunista. Estos desencuentros en el delicado contexto político que vive Venezuela no ayudan a despejar el horizonte.
A nadie que tenga un mínimo de información sobre el quehacer de los comunistas le debe sorprender su irreverencia, no es nada raro, pues tiene raíces históricas. Nacieron en el cuestionamiento, en la duda, en la curiosidad social, en la crítica política y económica de las sociedades humanas, y eso tiene sus riesgos y ellos lo saben muy bien. Por ejemplo ese Manifiesto que a Marx y Engels se le ocurrió hacer, para orientar a los proletarios, desnudando las contradicción y lucha de clases, precisamente en la nación que lideraba la revolución industrial, no podía ser visto sino como una insólita provocación, por eso comenzando: el documento lo advierten: "un fantasma recorre Europa el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes".
En Venezuela, los comunistas también tienen una larga historia de luchas sociales que se ha expresado de diversas maneras entre ellas la armada. En el gobierno militar de Pérez Jiménez, al igual que Acción Democrática (AD) combatieron en la clandestinidad, llegando incluso a acuerdos unitarios, fue tal el asunto que el gobierno los identificó como ADECOS, es decir (adeístas y comunistas). Una vez que los adeístas accedieron al poder y tomaron la ruta tradicional vinculada con los sectores dominantes; la militancia revolucionaria de la organización se hicieron oposición, y constituyeron el MIR de donde derivaron otras organizaciones de izquierda. Esta experiencia política caracterizada por el anticomunismo fue trágica para Venezuela, la derecha adeísta se volvió feroz perseguidora de sus antiguos militantes, y todo lo que oliera a izquierda; fueron muchos los sacrificados, hombres y mujeres, fundamentalmente jóvenes. El análisis que hoy podemos hacer de aquel periodo es sombrío, de ninguna gloria política y de dudoso beneficio para la República. El anticomunismo en la sociedad y mucho más si está en el poder, es una mala señal que no debe ser perdida de vista.
Hoy, en esta encrucijada que vive la Nación de muchas debilidades, y con tantos frentes contradictorios abiertos nada desdeñables, la soberbia confundida con patriotismo que nos lleva a ampliar los frentes, no es buena consejera. Al parecer estamos en presencia de Jano, aquel dios romano de las dos caras: un diputado de militancia comunista con una visión de un tema político que seguramente no es personal, interviene en la Asamblea Nacional, pero al parecer como que la crítica no es bienvenida, y de allí la andanada que recibió el diputado comunista; esto no sé por qué, me recuerda aquella manifestación de intolerancia del diputado que en el anterior parlamento hizo bajar las imágenes de Bolívar y Chávez, para ni siquiera tener cerca la presencia iconográfica de estos personajes. Por otra parte otros disciplinados asambleístas callan, aplauden o vocean el consabido eslogan, y con la señal de costumbre votan.
Ahora bien, los venezolanos, hemos sido invitados muchas veces a fortalecer las instituciones democráticas con el voto, sobre ello hay muchas opiniones sobre los métodos, formas y maneras de dicho ejercicio, y todo indica que urge mayor democratización de la vida política, que existe un instrumento, maltratado es verdad, que es la Constitución de 1999, que está vigente.
Estamos seguros que el cercenamiento de la crítica, es un claro deslizamiento hacia posturas autoritarias de vieja data, poco novedosa, nada conveniente y de infeliz futuro, sobre todo en estos momentos de graves dificultades de multidimensional naturaleza.
También hemos llegado a pensar en un fenómeno que ocurre con frecuencia en una situación como la que vivimos en la actualidad y es que alrededor de ciertos líderes andan revoleteando con gran éxito posiciones acríticas de: posible prudencia redituable, claro, claro, se nos nubla el entendimiento, no es fácil entender y explicar todo esto, pero si sabemos que estas conducen a la esterilidad humana y bien lejos de la acción histórica transformadora.
LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL