Lamentablemente debemos decir que observamos con mucha angustia la incapacidad de reacción de muchos grupos políticos, partidos e individualidades políticas que tienen gran influencia en una parte del país nacional; esta situación en términos psicológicos de denomina parálisis paradigmática, los partidos políticos de oposición se encuentran entrampados en una situación que se volvió un circulo vicioso; cada proceso electoral lo inician con una actitud derrotista, una actitud que no permite a la dirigencia política de base asumir como una posibilidad cierta de un triunfo, ósea que desde la dirigencia nacional emana la sensación de salir al proceso electoral en minusvalía, eso es contraproducente para los fines políticos de una oposición que no solamente esta fraccionada sino que también carecen de liderazgos genuinos y mucho menos prístinos ante las acusaciones de corrupción que entre ellos mismos se profesan; la ausencia de ese liderazgo popular hacen que las estructuras del partido de gobierno tiendan una telaraña bien configurada y bastante eficiente para lograr mantener un mínimo de participación o mejor dicho un piso electoral con el cual siempre salen victoriosos en esos mencionados procesos electorales, el partido de gobierno gana las elecciones hasta con un 22% de los inscritos en el REP, el caso del municipio Juan Antonio Sotillo en el estado Anzoátegui es un ejemplo muy claro de lo que quiero expresar. En el último proceso electoral en el municipio la participación general fue alrededor del 37% quedando un saldo negativo de participación del 63% de la población en capacidad de elegir, es más que claro que ninguno de los tres (3) principales candidatos y sus propuestas no tuvieron aceptación en la mayor parte de la población en edad de elegir; en tal sentido estoy seguro que la falta de una política orientada a estar cerca de la gente, que la falta de un discurso adecuado y cargado de soluciones a los problemas trae como consecuencia que las mayorías no quieran expresarse en las elecciones, que los partidos y sus lideres no han sabido entender que para ganarle una elección al PSUV y sus aceitadas maquinarias se debe trazar un plan político bien definido, con un discurso claro, diáfano, sencillo y cargado de esperanzas plausibles, ideas que la gente vea y sienta como una manera de emprender otro rumbo, otro destino colocando en el poder a una nueva figura que de verdad interiorice los ingentes problemas de nuestra población; un discurso cargado de ideas nuevas, proyectos de infraestructura que no solo traiga modernidad y eficiencia en los servicios sino que también traiga un mensaje de esperanza en materia de empleos dignos, salarios dignos y acordes con la realidad económica del país, un discurso orientado a que la gente entienda que tenemos suficientes recursos naturales y materia prima para impulsar a la nación y la republica a una recuperación relativamente rápida y sustentable, la inclusión definitiva de las comunidades organizadas en el desarrollo y la administración de muchos servicios públicos, la recuperación, ampliación y modernización de servicios tan básicos como el agua potable, la recolección de desechos sólidos y el saneamientos de áreas publicas como las playas y ríos de nuestros municipios.
En líneas generales aplicar las líneas sólidas y verdaderas de un buen y eficiente gobierno. Si los políticos y las organizaciones con fines políticos no lo analizar así estaremos condenados a no ganar nunca mas un proceso electoral y deberemos conformarnos con ver alcaldes, gobernadores y presidentes ilegítimos investido de autoridad mediante un proceso legalmente realizado, estamos a tiempo de hacer que la participación de las mayorías se haga posible y que la firma indeleble de la democracia sea legitima y valedera ante nosotros mismos y los demás países del mundo.