Los reformistas buscan un capitalismo con rostro humano y se consideran grandes realistas. Pero en la práctica, son los peores utópicos. Su "realismo" es un poco como el del hombre que intenta enseñar a un tigre a comer lechuga en vez de carne. La idea de la "tercer vía" entre el capitalismo y el socialismo es un espejismo, o como dice el Presidente Chávez, una farsa. Bajo el capitalismo no es posible resolver los problemas a los que se enfrenta la mayoría de la población.
Hugo Chávez ha pasado de la revolución democrática-burguesa a abogar por la revolución socialista. Esto es tremendamente importante para el movimiento obrero mundial. Pero diferentes sectores del movimiento bolivariano lo interpretan de diferentes maneras. Para los reformistas eso es una vuelta a la vieja tesis de la revolución por etapas: es decir, tenemos que limitarnos a las tareas democráticas-burguesas y relegar las tareas socialistas a un futuro lejano.
Ocultándose detrás de esta postura (que es idéntica a la postura de los mencheviques rusos en 1917), estos elementos intentan por todos los medios paralizar la Revolución. La burocracia reformista constituye, pues, uno de los obstáculos más graves para la revolución.
El mayor peligro para la Revolución Bolivariana no viene de Washington. ¡El enemigo está en nuestra propia casa! Lo ha dicho el Presidente Chávez más de una vez, por ejemplo en una entrevista reciente:
"—¿Cuáles son los riesgos que corre la revolución? —La mayor amenaza está por dentro, hay una contrarrevolución permanente, burocrática. Soy un enemigo a diario, con un látigo me la paso porque por todos lados me azota el enemigo de una burocracia vieja y una nueva que se resiste a los cambios, tanto, que uno tiene que estar pendiente de cuando se dé una instrucción y hacerle un seguimiento para que no sea detenida o desviada o minimizada por esa contrarrevolución burocrática que está en el Estado. Ese sería uno de los elementos de la nueva fase que viene de la transformación del Estado. El Estado se transformó a un nivel macro, pero los niveles micro se mantienen intactos, habrá que pensar ahora mismo en un nuevo paquete de leyes, transformación del marco político y jurídico hasta los niveles más micro del Estado para vencer esa resistencia. Hermana de la contrarrevolución burocrática es la contrarrevolución de la corrupción, ésa es otra amenaza terrible, porque por donde menos se espera aparece".
Estas palabras van directamente al grano. Hay un gran número de burócratas, carreristas y reformistas que están haciendo todo lo posible para que la Revolución no trascienda el capitalismo. Aunque se visten con camisa roja, esta gente ve el movimiento bolivariano exclusivamente como una maquinaria puramente electoral, un aparato para hacer avanzar sus carreras, y no un instrumento revolucionario para transformar la sociedad. Pero las masas bolivarianas tienen una idea totalmente diferente. Las masas están luchando para hacer la revolución y transformar sus condiciones de vida de todo el mundo. He aquí una contradicción que hay que solucionar muy pronto si no queremos que la revolución naufrague.
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