¿Es revolución política o revolución espiritual? Parte I

En el día a día de nuestra cotidianidad se habla hasta la saciedad de política, PSUV, disociados, economía, finanzas, petróleo, IV República, globalización, imperialismo, religión, imperio satánico (EU), estatus quo de la iglesia y, pare usted de contar… Pero creo que nadie o casi nadie desde su sano juicio diciente, escribe o manifiesta una opinión política desde una perspectiva de la evolución colectiva de la conciencia, o si se quiere rotularlo en términos muy simples y desde un ángulo meramente espiritual, como la evolución en conciencia del pueblo o el despertar espiritual del pueblo.

Creo que desde ya debemos aliar, juntar o unir, la indisoluble juntilla de lo político con lo espiritual –¡ojo no me estoy refiriendo a lo eclesiástico religioso!— porque todo lo que ocurre en el entorno político que nos rodea tiene necesariamente (por omisión u obligación) connotaciones espirituales. Es decir, hay una biunívoca interrelación entre lo que es y significa la política y entre lo que es y significa la espiritualidad. Valga decir, la elevación de conciencia o despertar de conciencia de los pueblos, no es mas que la elevación espiritual o elevación de conciencia per se de los pueblos. Es interesante afirmar que cuando ocurre un despertar de conciencia colectiva con todos los agravantes, obstáculos y dificultades que se le presenten o que se le puedan oponer (iglesia, orden instituido, estatus quo, etc.), ello no es óbice para que ese resurgir o despertar del espíritu alcance en hora buena su deseada elevación de conciencia.

¿Cómo ocurre? ¿Cuándo ocurre? ¿Quién la promueve?

En el ser humano hay un punto de inflexión o cabeceo de conciencia en el que no influyen de manera determinante los curas, los políticos, los intelectuales o los sabihondos de oficio. Sólo el pueblo desde su innata intuición, es capaz de definir desde dentro y darle las debidas respuestas a esos cambios que se operan en una sociedad. Y, es él también, el que es capaz de darle respuestas sabias y oportunas a esos cambios de paradigmas, así como los momentos o cambios históricos que demandan los pueblos.

A manera de introducción debo referirme a esto, por que hoy en Venezuela está ocurriendo una real y verdadera revolución de conciencia espiritual, que se traduce en una real y verdadera revolución de conciencia política. Si, una revolución llámese bolivariana, socialista, democrática, política, económica o teológica, que de hecho está ocurriendo y se está manifestando con mucha fuerza acá en nuestro país y por extensión a todo el planeta; un cambio de conciencia como nunca la hemos visto antes.

En fin, esta revolución venezolana, en esencia, no es mas que un despertar de conciencia colectiva donde como protagonista principal está el pueblo, de seguido el líder principal que la dirige –en este caso Hugo Chávez— y después el resto de los líderes, conjuntamente con las fuerzas vivas de la sociedad. Lo cual deben estar alineados y en perfecta sincronía con esos vientos de cambio de modo que coadyuven a la concreción de los reclamos socio-políticos, que no son otros que los reclamos espirituales de su conciencia interior.

En el pueblo hay una constante búsqueda por la verdad, que se traduce en la búsqueda de respuestas ante las engañosas ofertas de fracasados políticos y falsos dirigentes, y ellos desde su sabio entender o desde su característica manera de interpretar los hechos, propician la preparación hacia un nuevo paradigma, con un nuevo entendimiento y con una visión más amplia y una idea más grandiosa.

El pueblo venezolano, un pueblo respetable por llevar desde sus entrañas el ADN de las gestas libertarias, no es ni lo será nunca un pueblo sumiso que se subyuga, se doblega o se somete a los designios de las fuerzas de la opresión. Este bravo pueblo, en hora buena, después de haber vivido con gallardía y dignidad los avatares políticos sociales de estos últimos 500 años de historia, ha decidido en su pleno juicio y con la dignidad que lo caracteriza montarse definitivamente –con pleno conocimiento de su rol histórico— en el expreso de la historia, para imponer con sabia determinación el nuevo rumbo que deben regir los destinos de su nación.

Por ello, no es un hecho meramente casual el que haya surgido desde las entrañas del soberano y de ese pueblo aguantador y paciente, un insigne venezolano de extracción social humilde, con el color de su piel mestiza y sabor a pueblo, con una sumatoria de cualidades y virtudes como no lo había habido en la historia contemporánea de Venezuela en estos últimos 100 años, y con la preparación, el conocimiento y la sabiduría que se necesitaba en estos tiempos… Sí, todos estos atributos dibujados en la personalidad de Hugo Chávez no obedecen a un hecho ‘casual’ como ya se dijo, no. Todos estos atributos representados en el líder del aquí y el ahora, obedecen al cambio o a los cambios sociales (elevación de conciencia) que se ha venido fraguando en el pueblo durante mucho tiempo –con el dolor y el sacrificio que en ello iba implícito, pero con firmeza y convicción— desde una sociedad silenciosa y mayoritariamente sabia que vino reclamando en justicia, ‘justicia’. Si, en eso se tradujeron los reclamos del pueblo hacia sus representantes de viejo troquel, por tantas y tantas décadas de engañosas ofertas políticas, caracterizadas además por olvido al necesitado, egoísmo auto centrado, desbocada corrupción, rapacidad, descomposición del aparato estatal, maniqueísmo, antivalores, etc., etc.

El trabajo que viene haciendo Chávez con su característica manera de comunicarse con el pueblo es lo que hará que ocurra en el pueblo un cambio de conciencia. Porque tradicionalmente los políticos, durante mucho tiempo, venían operando y ejerciendo el poder a espaldas del pueblo. Por tanto, si Hugo Chávez sigue así con esa prédica y con esa manera de comunicarse directamente con el pueblo, en muy pocos años estaremos volviendo trizas los viejos paradigmas que azotaron y desviaron el rumbo de la nación, desde hace más de 100 años.

El pueblo, su gente, su raza, su color o su manera de ser, no puede verse como separado de los demás. Por que si nos vemos como separado de los demás, es como vernos separado de Dios.

A Hugo Chávez le temen, porque durante mucho tiempo se nos sembró en la conciencia de los venezolanos (como un mal hábito) el lenguaje de las medias verdades, y él con ese recio verbo y con su característica manera de ser y de expresarse con la verdad, rompió con los preconceptos y paradigmas que nos ataban y nos esclavizaban a ese pasado reciente. No podía hacerlo de otra manera, porque si no lo hacía caía en la trampa de la vieja república, y por ende el proyecto revolucionario en ciernes, se iría al foso de la historia. En consecuencia, la única solución que había para tratar al enfermo terminal, era comunicarse con la Verdad Fundamental, porque no existe en el universo nada que esté separado de cualquier otra cosa. Todo está intrínsecamente conectado, todo es interdependiente de manera irrevocable e interactiva, entrelazado en la estructura de todo lo que existe. Por eso Chávez le agrega además a su sui géneris manera de comunicarse y tratar al pueblo, el poder llegar con su humildad al corazón de los hombres, para lograr con ello los cambios espirituales de conciencia necesarios.

Todos los gobiernos, todas las políticas, deben basarse en esta verdad. Todas las leyes deben estar enraizadas en ella. Por lo tanto, Chávez, desde la verdad que reside en su interior, es y tiene que ser una viva representación de la verdad más elevada. Adelante Chávez, porque con la verdad no temes ni ofendes…


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José Agapito Ramírez


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