En el mes de febrero del año pasado (2019) escribí un extenso análisis político-espiritual (Decadencia y Sepultura de las Fuerzas Involutivas) en el que argumentaba con bastante claridad la confrontación entre mi país Venezuela y el acoso imperial de una poderosa nación, los EEUU, quienes durante más de un siglo se creyeron con la patente de corso y motu propio declararse como los dueños y señores de Venezuela. Y, por si fuera poco, el descaro y locura imperial, llegar al extremo de creerse los dueños de todas las riquezas que se alojan en sus sagradas entrañas. ¡Gringos! ¡Deseos no empreñan! ¡No somos su patio trasero!
Es curioso argüir que durante todo el siglo XX de oscuro dominio imperial contra Venezuela y contra sus genuflexos gobernantes de viejo cuño, en todo ese lapso de tiempo, a excepción de dos décadas del siglo XXI, que se debió a la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999, hubo en Venezuela un nuevo amanecer de luz que significó para ese oscuro poder imperial un demoledor golpe que le desbarató por completo todo el control que ejercía ese imperio en la industria de los hidrocarburos y en las decisiones del alto gobierno venezolano. En consecuencia, se le propinaba, en hora buena, una colosal derrota que frustró por completo todo el dominio y control que ejercían en la industria de los hidrocarburos.
Gracias al atinado y buen liderazgo de dos compatriotas revolucionarios que hicieron su aparición en la escena política venezolana: Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro Moros, se pudo arrebatar en buena lid el férreo dominio y control que ejercieron por más de una centuria las huestes imperiales del Tío Sam. Dos duros guerreros revolucionarios o baño de luz emancipadora, de renovadas esperanzas de ese nuevo amanecer, que exigía Venezuela, a gritos, y quienes en hora buena hicieron su aparición en la escena política venezolana, con el firme propósito de reescribir la historia política de Venezuela; y así se cumplió. En la poca esperanza que le quedaba al pueblo, se daba como un hecho esperanzador de que estos dos luchadores sociales cambiarían el rumbo de la Patria para siempre. Y se daba como un hecho de que esos dos luchadores sociales comenzarán por hacer historia en estos tiempos, a fin de propiciar los cambios de oscuros dogmas y viejos paradigmas, tan necesarios de que se llevarán a cabo; en pro, de acelerar el proceso emancipador que todo el pueblo anhelaba, con el fin de hacer posible la Segunda Independencia que aspiraba y demandaba Venezuela; y así ocurrió.
La Dignidad y el Genuino Despertar
¿Qué significaba para el imperio que dos criollos, de genuina estirpe bolivariana, se le enfrentaran y le dijera en su propia cara al Hegemón: "Gringo Go Home"? ¡Fuera de Venezuela, Yankis de m…!
Esa imperdonable irreverencia de dos criollos, ante la soberbia de quienes se creyeron dueños y con el omnímodo poder de ésta sagrada tierra, no fue del agrado de los hijos del Tío Sam. De modo que, ante los ojos de ese oscuro imperio, tal afrenta y groseros comportamientos de un sambo militar y de un chofer, Chávez - Maduro, ambos líderes que a la sazón llegaron a ser presidentes, no debía pasar desapercibida ante tal afrenta contra la soberbia imperial, y no debía dejarse sin un castigo ejemplar… Porque esa grosera afrenta de estos dos patriotas venezolanos contra la prepotencia y supremacía blanca imperial, de hecho, significaba, un insulto a su modelo capitalista explotador y sería para ellos un mal ejemplo que horadaría su credibilidad y buen ejercicio del poder; y no sería bien visto por los serviles súbditos de las dóciles naciones y abyectos gobernantes, que con su demostrado servilismo se alinean y hacen vida de las vilezas de un modelo imperial hegemónico, de ideologizantes filosofías capitalistas.
¿En qué se diferencian los actuales gobernantes venezolanos con los gobernantes del resto de las naciones de este continente? ¿Por qué les aterra a esas fuerzas imperiales el proceso revolucionario de Venezuela?
A las huestes imperiales les da pavor el proceso revolucionario venezolano, porque es en este país en donde se está llevando a cabo la batalla final entre las fuerzas evolutivas (Venezuela) y las fuerzas involutivas (EEUU); una guerra asimétrica con una abismal desventaja para Venezuela, en donde por fortuna no ha habido muertos por invasión militar gringa o algo parecido, pero…, sí le han hecho mucho daño a la economía del país con el dólar fiduciario, el sistema Swift, el bloqueo económico y financiero, la confiscación y apropiación de activos en suelo norteamericano; la confiscación de divisas en bancos europeos; el bloqueo naval de alimentos, medicinas, equipos médicos y bienes esenciales; suspensión de licencias a navieras que le prestan estos servicios a Venezuela, etc., etc. Todo ese brutal ensañamiento contra Venezuela, nunca visto en país alguno, no le ha dado al imperio los resultados esperados; y eso los ha sacado de quicio y solo falta que ellos opten o se decidan utilizar la fuerza militar, que a mi entender es el camino menos probable de que eso ocurra, ¿por qué?
¿Qué Significa para EEUU Invadir a Venezuela?
Invadir a Venezuela significa desatar una guerra de los mil infiernos… Porque los frutos que no ha podido cosechar en Venezuela durante 20 años el poderoso imperio norteamericano, en las que fallaron todas las formas de invasión posibles (guerra asimétrica o convencional, golpes suaves, guerra de 5ta generación, magnicidio desde terceros países, guerra económica, guerra financiera, y bloqueos de todo tipo), sí, así como lo oyen, ¡no dieron pie con bolas! ¡Sus continuos fracasos fue un duro golpe que socavaron la poca mora del USA sofisticado establishment militarista gringo! Las tentativas por adueñarse de Venezuela y de acabar con el proyecto revolucionario venezolano, por la poderosa nación del Tío Sam, han sido infructuosas y todas ellas han fracasado estrepitosamente. ¿Por qué falla una y otra vez el imperio, en su propósito de adueñarse a la torera de las ingentes riquezas que posee Venezuela en su subsuelo?
Ha sido costumbre de las huestes imperiales la invasión militar a débiles países, en los que no había una preclara conciencia nacionalista ni una digna, sólida y férrea conciencia anti imperialista. Y es el caso de que desde hace veinte años con la llegada de Hugo Chávez al poder (1.999-2013) y luego Nicolás Maduro (2.013-2.025), se pudo y se ha podido ver la luz al final del túnel, y eso dio pie para que en hora buena y gracias a esos dos eventos políticos, el juego seudodemocrático de la Venezuela genuflexa y servil adeco-copeyana, diera en hora buena, un giro de 180 grados. Las draconianas medidas de las huestes imperiales contra Venezuela y su pueblo, no han logrado doblegar la firme voluntad ni torcerle el brazo a la conciencia social, de un pueblo, que tiene la misma hechura, coraza y linaje de nuestro macizo guayanés. CONCIENCIA, CONCIENCIA Y MÁS CONCIENCIA…
Es el caso de que estas oscuras fuerzas imperiales intuyen y tienen un mal presagio que no las favorece en nada, ¿Por qué les aterra el proceso revolucionario venezolano? ¿Por qué le temen a los dirigentes y gobernantes revolucionarios? Le temen y les aterra la revolución bolivariana porque es en Venezuela en donde se está escenificando y llevando a cabo la lucha final entre las fuerzas oscuras de lo perverso (EEUU) y las fuerzas evolutivas de la luz (Venezuela). Ese mal presagio les lleva a creer, que es en este país en donde ellos van a sentir la misma humillación y derrota que sintió el otrora poderoso imperio romano, por un puñado de aguerridos samnitas ( 321 a. C), en su aciago paso por el desfiladero de las Horcas Caudinas (en latín, Furculae Caudinae)… Es, en Venezuela y en la dignidad de un pueblo que está dispuesto a todo, en donde a esas huestes de la maldad se les derrotará y se les dará otra luz y otra oportunidad de vida, a muchas naciones acosada y maltratadas por este mal. ¡Se reescribirá la historia de este planeta; no lo duden!
En esta parte del artículo y por analogía con lo que mencioné en el análisis "Decadencia y Sepultura de las Fuerzas Involutivas", es dable decir que esta lucha que actualmente se libra entre una poderosa nación, los EEUU, contra una pequeña nación, Venezuela, es casi un calco de la misma lucha bíblica que escenificaron en su tiempo Goliat (el poderoso) y David (el debilucho), que a la postre quien resultó vencedor en esta desigual contienda, fue el debilucho David.
De allí se desprende la resistencia, ansiedad y el descontrolado comportamiento de la dirigencia imperial, quienes no quieren ni desean que se les perturbe su estatus quo, ni muchos menos su individualismo y desbordada supremacía imperial; y a la sazón, que no se les perturbe sus fracasadas intenciones para apropiarse de las cuantiosas riquezas que posee Venezuela en sus entrañas… ¿Saben y están enterados, estos gringos, que su tiempo y falacia genética llegó a su fin? Creo que no, porque la soberbia los enceguece y no les hace ver la verdad. En ese imperio ya no hay más tiempo en el tiempo-espacio del no tiempo, para seguir causando tanto dolor, sufrimiento y desasosiego planetario. Empero, no quieren perder sus privilegios y solo desean seguir siendo juez y parte (policías del mundo) en este planeta. Y de paso oponerse con fiereza involutiva al parto evolutivo de las nuevas conciencias de luz, que no terminan de nacer; porque saben que de no oponerse a este nacimiento de luz, significaba para ellos, el fin de su nefasto modelo imperial.