Desde épocas muy remotas (durante el imperio romano), los césares mantenían una política hacia la plebe para mantenerla entretenida y contenta. Ella se abrevia en una frase “pan y circo”, es decir comida y distracción, esa era la formula mágica para mantener al pueblo apartado de los problemas sociales que lo agobiaban, divorciándolo por completo de cualquier intento de análisis político e ideológico de la realidad. Separando la razón de las miserias y problemas de su vida cotidiana, en ese sentido el deporte tiene un significativo especial para la sociedad capitalista, y, es considerado por algunos estudiosos como tapón y válvula. Es por ello que Brohm sostiene que, “periódicamente, el sistema permite que las masas se reúnan, pataleen, griten y, para decirlo todo se liberen. Se observará, por otra parte, que en las sociedades en las que los regímenes son más opresivos y dictatoriales, las manifestaciones deportivas masivas son más importantes y numerosas…”
De este complicado andamiaje y sus beneficios se percataron algunos dictadores, como: Mussolinni, con el mundial de fútbol celebrado en Italia en 1934; Hitler, y los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936; Videla en el mundial de fútbol de Argentina de 1978, entre otros. Ellos utilizaron al deporte como un instrumento de dominación que permitía al pueblo de forma lícita descargar su exceso de energía, drenar sus resentimientos, fracasos y desilusiones. Eso si, todo canalizado y controlado bajo un orden, que según los especialistas de las Ciencias Sociales y Humanísticas (Sociólogos, Antropólogos y Psicólogos), coinciden al señalarlo como una válvula de seguridad o de escape socialmente controlada, para la posible efervescencia de las masas. Convirtiéndose el deporte capitalista en un poderoso medio de condicionamiento político, calificado como un nuevo opio de los pueblos desde dos perspectivas: a- por una parte, oscurecimiento de las facultades críticas (evasión, fuga, éxtasis); b- por la otra, compensación sustitución de las desdichas reales. Según Brohm, “…a través de la identificación nacional, el deporte configura un poderoso medio de homogenización y cohesión social y, como tal, es presentado por sus ideólogos…”, “…el deporte siempre ha sido el hijo predilecto de los gobiernos reaccionarios en materia de educación y dominación de la juventud…”.
Estamos en presencia de otra forma de dominación capitalista, un nuevo tipo de aparato ideológico de la burguesía, la institución deportiva. Para Gramsci, “….son aparatos hegemónicos que aseguran la dominación de clase del bloque burgués en el poder, despolitizando a las masas de cualquier atmósfera beligerante, representando una domesticación de la conciencia crítica….”.En la época actual los espectáculos deportivos de grandes concentraciones como: fútbol, boxeo, tenis, golf, béisbol, baloncesto, voleibol y automovilismo (todos deportes espectáculos y profesionales), han penetrado en el subconsciente-conciente de las masas a través de los medios de comunicación. Ellos consiguen que, las masas se preocupe más por la lesión del pitcher “x”; el tobillo del jugador “y”; la victoria del equipo “z”; la convocatoria a la selección de “w”; el premio que gano “k”; las medallas ganadas en competencias internacionales; entre otros. En vez de inquietarnos por los verdaderos problemas que agobian a la sociedad y de la cual formamos parte. Esto siempre ha sido así, claro está, salvando las diferencias de épocas, circunstancias y sus particularidades; desde la Roma antigua, pasando por la sociedad industrial capitalista, hasta llegar a los ensayos que se procuraron en algunos países socialistas, en el pasado reciente. El acontecer del deporte a través de la historia respondió a contextos políticos, económicos, sociales que determinaron no solamente su estructura, sino también al mismo deporte. Su misión fue la de reproducir en cada etapa del desarrollo de la sociedad de clases, los propósitos de la clase hegemónica y la subordinación de la clase dominada.
En el caso concreto de Venezuela, “las apariencias engañan”; y “tantas veces nos repiten una mentira que llegan a confundirnos y nos hace creer que la mentira es una verdad”.Estas expresiones populares nos vienen velozmente a la mente cuando analizamos el deporte en tiempos de revolución, a sus dirigentes deportivos y su practica cotidiana. Cuando confrontamos la verdad con la mentira; cuando observamos el apoyo colosal al deporte profesional-espectáculo y la comercialización; cuando vemos que la explotación del hombre por el hombre, apropiación de la plusvalía, contratación “leonina” y la competencia desleal siguen enmascaradas; cuando nos enteramos que ciertos dirigentes ( ministros, gobernadores, alcaldes, diputados y concejales) están sindicados de tener inversiones en el deporte profesional, bien como presuntos propietarios o accionistas, en disciplinas tales como: fútbol, baloncesto, boxeo, béisbol, entre otros , así como la expansión de algunos deporte; cuando recordamos que sigue vigente la concepción aristocrática, mercantilista, selectiva y elitista del deporte burgués; cuando repasamos los diarios y conseguimos que un alto dirigente deportivo del gobierno y empresas de eventos promociónales de boxeo y apuestas del hipismo van a promover el TRACKTV; cuando prestamos atención y ojeamos el VEA, y percibimos en VTV (medios de comunicación del pueblo) el fomento del deporte espectáculo: grandes ligas, serie master, mundiales, los Gran Prix, los espectáculos de las ligas de fútbol europea, los juegos regionales y olímpicos. En detrimento del deporte formativo, educativo, y recreativo de las masas; cuando se siguen copiando categorías propias del capitalismo, como: facilismo, engaño, lucro, trácala, poco esfuerzo, explotación, el interés individual material, competencia desleal y trabajo no productivo. Todos esos valores se siguen reproduciendo a través del deporte en la quinta república, es cuando señalamos que hay más pan y circo para el pueblo.
En nuestro país, el deporte es considerado como un producto más, igual que la coca-cola, polar, nestle, sony, visa, entre otros; que reproducen la enajenación en el pueblo. Sus accionistas o propietarios, en su mayoría, son magnates de los medios de comunicación privados, quienes han secuestrado al deporte y lo han convertido en un gran negocio; atribuyéndolo una excesiva metalización, que le acarrea un futuro sombrío, ya que cuando aquello del servicio desaparece a favor del dinero, de las ganancias y, en otras palabras, a favor del antideporte, el deporte como tal empieza a retroceder ensombreciendo sus verdaderos propósitos , que no son otros , que mejorar la calidad de vida y la formación integrar de sus ciudadanos.
He dejado de lado otros puntos de mucho interés, pues se trata de un primer acercamiento, considero que el deporte tiene que jugar un papel fundamental en la formación del hombre nuevo, en los propósitos y alcance de la revolución; donde valores como: solidaridad, compañerismo, sacrificio, lo colectivo sobre lo individual, el deber social y una conciencia en que los principios morales adquieran categorías nuevas, que ayudaran al hombre a liberarse de su enajenación. Si he insistido tanto en la comparación y similitud entre el sistema capitalista y el sistema deportivo, es por que pienso que es muy importante meter en la cabeza de nuestros gobernantes (un ámbito descuidado) una institución que no ha cambiado para nada. Siguen los mismos dirigentes (con su pecado original)* de la cuarta república, con una ideología burguesa, introduciendo en nuestros deportistas y en el pueblo los antivalores (pan y circo) del capitalismo. En ese sentido, Ernesto “che” Guevara ilustraba muy bien esa situación señalando “… las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para eliminarlas…”, “… la mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista; mientras exista, sus efectos se harán sentir en la organización de la producción y, por ende, en la conciencia…”.
En definitiva tenemos una quinta columna minando la revolución bolivariana, también en el deporte, con su trabajo de zapa. Es por ello que el espíritu contestatario que me alienta a escribir sobre estos tópicos deportivos tiene como soporte, decir las cosas que otros no expresan o no quieren expresar por diversos intereses. Pero eso si, no me venga luego a anular con señalamientos políticos, como por ejemplo: “ese brincó la talanquera”; que soy un “revolucionario disfrazado”; “está en la oposición por resentimiento”; “es un escuálido”; y otros epítetos más que se suelen utilizar como práctica común para desautorizar a quienes nos atrevemos a juzgar sobre la cosa deportiva, como si opinar fuera un error o una muestra de contrarrevolución. Como hombre del deporte identificado con este proceso, estoy en la obligación de llamar la atención sobre la omnipresencia de este fenómeno social en nuestra realidad cotidiana. La visión revolucionaria nos permite adelantarnos y detectar los fenómenos negativos que hoy asaltan al movimiento deportivo y deforman sus principios educativos, formativos de salud, recreación y bienestar para todos. Espero con estas reflexiones no arar en el mar, abrir la discusión teórica sobre estos temas. Es necesario una democratización y renovación de toda la institución (dirigencia-estructura) deportiva, se debe desterrar el viejo paradigma deshumanizado, por un nuevo paradigma humanista. Con ello, pondremos en manos del pueblo un deporte que ayude en su desarrollo integral, una conciencia en donde los valores adquieran categorías nuevas, que favorezcan el proceso revolucionario. Ahora, seria bueno oír a las autoridades del mundo deportivo, tienen la palabra los que dirigen el deporte nacional, respondan porque siguen reproduciendo principios (pan y circo) que van contra la moral revolucionaria.
Para finalizar este ensayo, que mejor aliciente cuando leemos a Fidel Castro y nos instruye con estas palabra en tiempos de deshumanización y crisis de valores en el deporte “…mantendremos nuestra política de principios, aunque el mundo se adentre cada vez más en el profesionalismo, y como en los tiempos de Kid Chocolate-un verdadero genio-, no existía una medalla para el deporte sano y sólo se concebía un deporte que ponga precio a lanzar pelotas imbatiables, conectar jonrones y repartir y recibir piñazos sin protección alguna. A una época como aquella jamás volveremos…”, “….El deporte sano es incompatible con la mercancía, el consumismo y el derroche…” Por su parte Ernesto Guevara nos ilustra cuando dice “….basado en la apreciación marxista, de que el hombre realmente alcanza su plena condición humana, cuando produce sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía…”, “…nosotros socialistas, somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres…”
* Cuando nos referimos a las palabras pecado original, con ellas queremos significar que nunca han sido revolucionarios.
Patria, socialismo o muerte…. ¡Venceremos!
(*)Dr. Antropólogo-Sociólogo UCV
pedro_garciaa@yahoo.es