Carta abierta Nº 3 al líder máximo de la Revolución

¿Cómo hacer para que el pueblo confíe de nuevo en la Revolución y salir del laberinto?

“El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga”

Hugo Chávez Frías.

Camarada Presidente, con todo respeto me dirijo a usted nuevamente, esperando que estas reflexiones se entiendan en el mejor de los juicios. El ánimo que me motiva a hacerlo son las palabras que pronunció en una oportunidad ante el extinto Congreso de la IV República: “En mis manos no se perderá la República”. Deseo que este texto sirva de faro para colaborar en el proceso de conducción segura de la nave que es nuestra nación, a la luz de los ideales que perseguimos.

La finalidad que marca la tarea propuesta se opone y choca contra la desidia, incompetencia, burocracia y corrupción que ha surgido en la mayoría de los “lideres revolucionarios” que ocupan cargos de alto nivel y que, con su conducta, han causado en el pueblo desengaño y frustración. Motivado a ello, el pueblo ha ido madurado parcialmente y en algunos casos, ha tomado decisiones contrarias al proceso (tenemos el ejemplo de las elecciones 02-12-07), que han asumido en ciertos círculos como “un pase de factura” y, en otros casos, el otrora pueblo comprometido se ha ido apartando y no quiere saber nada sobre la revolución y sus dirigentes. Ante este panorama, es evidente que se encuentran en peligro los cambios que se están impulsando y, por otro lado, la oposición se aprovecha de esta situación (pescando en río revuelto) y busca infiltrarse en el soberano, aprovechando momentos de confusión y desilusión.

¿Qué se debe hacer para frenar esta avalancha negativa que va creciendo cada día más? ¿Cómo el máximo líder puede evitar que esa brecha se siga abriendo? ¿Cómo devolver la confianza al soberano? ¿Cuál es el mecanismo para poner fin a la burocracia y corrupción? ¿Por qué siguen tantos ineptos en la alta gerencia revolucionaria? ¿Cómo salimos de este laberinto? Estas y otras interrogantes nos vienen a la mente todos los días y quisiéramos ayudar modestamente a nuestro máximo líder con tan grave problema, pues lo que esta en juego es su permanencia en la Presidencia y con ello el proceso revolucionario, ya que, lastimosamente, nuestro proceso de cambios es dependiente casi en forma absoluta de usted: de sus ideas, planes, estrategias y, fundamentalmente, de la imagen y el amor que le profesamos quienes aún creemos en el proyecto que impulsa.

Me permito – si consiente el atrevimiento – a ofrecerle unos señalamientos sinceros y de corazón. Estoy convencido que los mismos ya están presentes en el pensamiento del pueblo que lo apoya, pero que no encuentra medios y formas para expresarlos. En nuestra opinión, estos son algunas de las fallas más peligrosas que han ido ganando terreno cada vez más en el proceso:

1.-El enroque de los funcionarios dentro de su entorno, es decir su anillo de confianza sigue ocupando altos cargos. Aún cuando algunos de ellos no hagan nada productivo, existe la percepción (fundamentada en los numerosos ejemplos que desde el soberano hemos visto), que estos personajes tienen casi asegurada su posición en otro cargo de alta responsabilidad, como premio por simplemente estar allí y mantener una lealtad hacia su persona que no se nota entre los que componemos el pueblo llano, pues parece que trabajan más bien para más de un amo.

2.- El manto de impunidad con el que se cubren personas muy cercanas a usted. Esto debe desaparecer ya, porque el fango de los delitos, abusos y robos contra la Patria no deben tolerarse al grado de que puedan salpicar la majestad de su investidura al traicionar su confianza y la del Pueblo y, más allá de un problema de imagen pública es un problema de consistencia ideológica: un verdadero revolucionario no es aprovechado ni maneja el erario público como su caja chica particular.

3.- Los ministros y presidentes de institutos y fundaciones que, en algunos casos, no poseen credenciales académicas y/o profesionales que les permitan calificar idóneamente, pasándole por encima a cualquier proceso de selección que pueda calificarse de serio. Con estos criterios la experiencia, el conocimiento y el proceso van a la basura y el padrinazgo se aposenta como criterio de selección e ingreso de los funcionarios.

4.- Las denuncias de burocracia e inoperancia de funcionarios incompetentes, las cuales pasan por muchos filtros que defienden los intereses mezquinos incrustados en todos los niveles del poder desde la ya extinta – al menos de palabra – República anterior, antes que puedan hacerse públicos, quedando la mayor parte de las veces como papel de reciclaje o archivo muerto del organismo ante el cual fue formulada la denuncia.

5.- El aislamiento selectivo al que lo están sometiendo sus colaboradores. En el soberano percibimos que desde hace algún tiempo, su entorno lo está apartando del pueblo, haciendo que su contacto con nosotros sea cada vez menor. Cada encuentro es cuidadosamente controlado, cuidando que usted no reciba quejas en contra de X servidor público que puedan considerarse como excesivas. Lastimosamente, nuestro querido Presidente, es notado por su pueblo como un secuestrado por su propio anillo de colaboradores.

6.- La presencia cada vez mayor de tránsfugas, disfrazados y renegados que se presentan como líderes o gerentes revolucionarios.

7.- La multiplicación, cual plaga bíblica de una figura emblemática de la corrupción, conocido como el testaferro, refinado aguantador de las cosas mal habidas.

8.- La carencia de dirigentes de base en los mandos directivos del PSUV, prueba de lo dicho fueron las recientes elecciones del Partido, allí vimos ¡más de lo mismo! Casi un 95% de los dirigentes del partido eran funcionarios públicos o relacionados con esferas de poder actual (ministros, ex-ministros, ex vicepresidentes, gobernadores, alcaldes, diputados, militares, los mediáticos, etcétera). Me pregunto entonces: ¿y los lideres naturales qué? ¿Qué hay de aquellos que día a día están en el trabajo comunitario, haciendo la verdadera Patria, pateando cerro con sol y lluvia, sin sillas de cuero y aire acondicionado, sin choferes ni escolta, sin viáticos o gastos de representación, corriendo peligros con los sicarios y paramilitares? ¿Por qué no los señalo con el dedo dentro de los 69 candidatos a dirigir el partido?

Es indudable que el proceso de revisión, rectificación y reimpulso debe comenzar por casa. Se desprende de ello que usted tiene que dar el ejemplo, tal como lo ha hecho hasta ahora, pues resulta claro que para ser REVOLUCIONARIO, (una palabra muy grande para algunos) es necesario tener ética y valores, así como un nivel de compromiso con este proceso a toda prueba.

Con afecto y respeto revolucionario,


(*)Dr. Prof. Asociado UCV

pedro_garciaa@yahoo.es

¡TODO EL PODER PARA EL PUEBLO!

PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE… ¡VENCEREMOS!


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Pedro García Avendaño(*)


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