El pensamiento y la experiencia transformadora

El pensamiento y la experiencia transformadora en La generación de los 60-70 y en la generación del presente, de la llamada revolución Venezolana.

El pensamiento y la experiencia auténtica de una compleja existencia del ser ente humano es propia de cada tiempo y corresponde a cada época. Se inserta en las transformaciones epocales que atañen al pasado y a la vez, si tiene la condición de autenticidad, sustenta la historia efectual: es parte del pasado que contiene el presente con su devenir.

El pensamiento y experiencia de la generación de los 60-70 difiere notablemente de la generación del presente, dado sus contextos. No acepta calificativos y no se pueden hacer elementales comparaciones. Se reconoce que fue una generación que asumió su compromiso en su época y gracias a ellos hoy se hace presente nuestra llamada revolución.

El pensamiento y la experiencia que se da en la existencia de los seres entes humanos, que forman parte de las y los transformadores del mundo, supera la ideología impuesta y se vincula con la vida y su sentido, con la filosofía, con las relaciones horizontales y construcción colectiva que busca el bien común con su respectiva felicidad social. Son las relaciones horizontales donde cada ser ente humano, desde su mundo circundante, aporta en la construcción colectiva.

La ideología, contraria al conocimiento constructivo, es propia de la sociedad opresora, de relaciones verticales, donde actúa como un referente, un juez que se impone con sus contenidos. La ideología es una abstracción elaborada por otros, considerados genios intelectuales que tienen el poder de conocer y que si crean como seres entes humanos para otros. Éstos pasan a tener un comportamiento como entes cosas que deben cumplir con la ideología elaborada por otros. La ideología opera en relaciones verticales, confirmando la cadena de la opresión de la sociedad capitalista donde se determina al otro como ente cosa, que al obtener la ideología, opera como ella señala.

La ideología impositiva niega la autenticidad del ser ente humano, su complejidad y libertad, su autonomía, para entrar en contradicción en función de confrontar y luchar frente a la imposición de la homogeneidad. Imposición que implica la globalización a través del neoliberalismo, objetivo de las transnacionales, de los poderosos que quieren ser dueños del mundo, del imperialismo de los Estados Unidos. Nadie aprende con experiencia ajena a partir del decir, de la palabra de los otros. Necesario para todo ser ente humano y para los procesos de transformación de la sociedad, es participar, es experimentar, conocer otras experiencias por lecturas, películas o foros, vivir los procesos, asumir las contradicciones en la práctica, en los hechos y construir colectivamente su pensar en favor del sentido comunitario.

La ideología es propia de la superestructura de la sociedad mercantilista, capitalista del camino de la política convencional CPC. Se considera pertinente señalar que el compromiso de la generación del presente es con la contra ideología desde nuestra llamada revolución en Venezuela. Una contra ideología que derrumbe la ideología, con la superestructura de la sociedad individualista, consumista-capitalista, con hechos, con la práctica o praxis y el pensar para crear la sociedad socialista del siglo XXI.

Dentro de la compleja época de cambios, de transformación de la llamada revolución no es posible obrar y seguir los esquemas y lineamiento de la ideología capitalista. La propuesta es negar que se use el ser ente humano como ente cosa al servicio de los intereses de otros, llamase instituciones, partidos o programas, con su respectiva cadena repetitiva a todos los niveles. Es que todos, sin discriminación retomemos la condición de ser ente humano para pensar, hacer, contradecir, emprender, crear, sentir y compartir en sentido comunitario y así romper y liberarnos de las cadenas repetitivas que impiden el avance de la nueva sociedad.

La llamada revolución no puede ser solo prosaica y lenta en el tiempo, por cuanto pierde su razón de ser, su contenido, su esencia. Promueve el desgaste humano que implica buscar las soluciones materiales inmediatas, carente de relaciones integrales con una estructura que desplace la vieja hegemonía con su ideología y construya la nueva sociedad. El abordar solo lo material inmediato tiende a confundirse con la caridad y el populismo e impide el pensar, el sentir, el compartir para despertar lo auténtico del ser ente humano, con su compromiso de crecimiento y transformación para crear e inventar la sociedad que queremos.

Las particulares de la lucha por lo material integrado, la práctica y lo cotidiano, implica simultáneamente un pensar que derrumbe esas redes, esas conexiones con la sociedad capitalista y nos rete a la lucha por la construcción de la nueva sociedad, propia del camino político tradicional alternativo. No hay pensar, teoría, ideas sin práctica, sin satisfacciones materiales y no es posible pasar la vida solo buscando lo material inmediato. La vida es integrada en forma de círculo que se desplaza en espiral. Hacer, obrar, lo material implica un pensar y un pensar, un hacer para avanzar, rompiendo los mundos circundante de los diferentes sectores y entrando a otros mundos. Un crecer que puede ser posible si se hace un hecho y no idea y deseo repetido, la Democracia Participativa en relaciones horizontales.

En el hacer, en lo material se manifiesta y conoce el pensar oculto. El hacer nos permite identificar ese pensar, reafirmarlo o transformarlo por ser contrario a lo que queremos como nueva sociedad. El comportamiento concreto en la vida dice lo que somos en el pensar que en muchas ocasiones desconocemos y hemos asumido sin darnos cuenta, gracias a las estructuras y los medios que sirven a la ideología de la sociedad capitalista.

En la generación de los 60 y 70 las estructuras de la superestructura de la ideología de la sociedad capitalista se estaban conformando y por ello la generación era más auténtica en su pensamiento libertario y político. Fue una generación que respondió a su época con gran fuerza para contrarrestar el dominio y el control que pretendía el imperialismo. Fue una generación valiente, fuerte con gran ética y tradición que los fortalecía en la lucha frente al domino extranjero.

El imperio de los Estados Unidos, por muchos años, se ha impuesto en el pensar, el sentir y el obrar en las nuevas generaciones. Una imposición hecha sin su visto bueno o sin su aprobación a través de la educación, la cultura, los medios de comunicación, las instituciones, los partidos y la política a su favor. Al imponerse el imperialismo durante tantas décadas se ha desplazado, quedando en el olvido, lo auténtico y la libertad del ser ente humano y con ello su ética, su cultura propia, su tradición con su derecho a la heterogeneidad frente a la globalización. Para la generación del presente es necesario ir a desenterrar lo olvidado, retomar lo desplazado y asumir la autonomía que nos corresponde.

La ideología esta en relación con el platonismo que promueve el mundo de las ideas y niega el mundo de lo sensible que es el mundo que vivimos, donde existimos y que debemos cambiar, transformar en la existencia, al asumir el ser histórico. El platonismo con su mundo de las ideas le sirvió y sirve a la religión cristiana para inventar y abordar el paraíso en la otra vida. Paraíso esperado que le sirvió para justificar la explotación del trabajo a favor del capitalismo en el mundo sensible y que le garantizó siglos de dominio de la minoría poderosa económicamente y políticamente sobre la gran mayoría de las clases desposeídas.

Retomar el pensar y el hacer en sentido integral social, en nuestra llamada revolución, en una constituyente como la propuesta por Lucas Pérez, es un compromiso mayor y urgente. Es un compromiso que significa retomar, en el marco de la política, la filosofía del pensar el ser ente humano como esencia, con su libertad y autenticidad, la vida y el fin de la existencia, la teología y sus religiones, la ética, el saber en sentido comunitario con su cultura, comunicación, educación, ciencia y tecnología, sociedad y economía así como la relación planetaria y los desarrollos comunitarios integrales con su verdaderos urbanismos. Necesario es conocer la historia, las experiencias pasadas para precisar el ser del continuo que sigue presente en el tiempo y que nos permite crear en el presente para transformar la sociedad.

bettyoso@hotmail.com


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Betty Osorio

Profesora de la Universidad de Los Andes, Mérida y titiritera

 bettyoso@hotmail.com

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