No me refiero a lo que ya sabemos, que importan paramilitares. Hablo de esa omnipresente actitud de la oposición de que toda vaina la quieren arreglar obstaculizando, saboteando o paralizando las acciones y propuestas que surgen al calor de la revolución. No se saben otra ni por las buenas ni por las mejores, compa.
Paro, paro, paro, paro, parito, paro, é…. Desde las neuronas hasta el espíritu, desde el petrolero hasta el de maestros, desde pico y placa hasta la distribución de alimentos. Puro paro. En ese de maestros, el último, no superaron ni sus propios porcentajes de participación en el universo político venezolano.
Como nadie les para bolas, se lanzan un paro envasado al vacío. Paralizan sus enclenques funciones de sus gobiernitos fascistas para pararse al lado de un ladrón de los dineros del Pueblo. Lo único que no se les paraliza es la lengua para proferir rebuznos y ladridos. Se retuercen como cucarachas rociadas con insecticida, cada vez que se juntan a defender lo indefendible.
En sus cogotes cuadrumanos parece permanecer inalterable, que el paro decretado por Carmona y Ortega no ha sido oficialmente suspendido y pretenden continuar con aquel oximorón del paro activo, síntesis de sus mejores esfuerzos neuronales.
La paropolítica no solo entumece patas y cerebelos. Estos pendejos no se dan cuenta que también paraliza votos. Son el germen de su propia destrucción pues se ganan con sus muerganuras el desprecio popular y eso les para los pelos y los deja tieso de la rabia.
La paropolítica desenfoca la visión y afecta el oído. Por eso ven como empate técnico un millón y pico de votos de diferencia en la última consulta popular y se tornan iracundos si escuchan hablar sobre el Socialismo del siglo XXI.
Cuando un paropolítico pasa la gente se para, pero para que no lo atropelle la catajarra de rabiosos escoltas que cargan.
Si algún periodista revolucionario quiere entrevistar a un paropolítico mientras conspira en un restaurante, lo paran en la entrada pues se reservan el derecho de admisión y no admiten que tenemos derecho a estar informados sin reservas. Y si los abordan en un lugar público, lo único que admiten es que les están violando sus derechos y que hay que echarle un parao al reeégimen.
Cuando un paropolítico manda a su secretaria a comprar relojes finos para dueños de medios y ella lo llama para informarle, él dice” Parate un momentico ahí, barajéamelo mas despacio”
Cuando se trata de paralizar al país, a los paropolíticos no los para nadie. Usted los ve como pepa de maraca, en sus escuálidas concentraciones, a duras penas saborizadas con el cubito mediático de Cloacavisión y afines. Claro, más que cubito, coprolito, pues tratándose de escatofagia, ellos tienen con qué.
La paropolítica cuenta con pichones y cachorros. Ellos se paralizan un lustro y más en un semestre sin pararle al régimen de repitientes, pero se quieren raspar al Líder Comandante y salir del réeegimen, para variar.
Como dije una vez, todo lo ven al revés. El país está avanzando, pero ellos solo quieren detenerlo. Desde los “manitos blancas” hasta los adecos cuaternarios. Incluso ya paralizaron la tendedera de puentes. Qué vainas ¿no?
Eso sí, donde hay tigre revolucionario, no hay parapolítico con reumatismo.
pladel@cantv.net