La Imagen Corporal y el Deporte

La Imagen Corporal es el nombre dado a la elaboración mental (o idea) que resume nuestra experiencia corporal, la valoración que tenemos de nuestro cuerpo así como de la interacción con el mundo. Esto no sólo nos hace posible “ver” nuestro cuerpo sino también nos brinda la posibilidad de establecer imágenes mentales de otras personas.

Un ejemplo de esto lo tenemos cuando se nos pide que pensemos en un “Cuarto Bate”, un “Peso Pluma” o cualquier otra frase que, sin dar mayores explicaciones del físico, permiten esbozar una imagen mental de la silueta, el volumen y/o la masa corporal de una persona.

La Imagen Corporal esta muy fuertemente influenciada por elementos sociales, entre los que tenemos la educación, la familia y los medios de comunicación, entre otros. En este listado, el último factor ha tenido un papel preponderante, sobre todo desde mediados del siglo pasado, al utilizar los espacios mediáticos para vender la imagen de sujetos que gozan de la presencia en los medios como la saludable, la adecuada e incluso, como una condición para ser exitosos como personas.

La presión de los medios de comunicación y de las empresas transnacionales que les financian (o son directamente sus dueños y amos), se expresan de maneras abiertas y otra más sutiles. Por una parte se publicitan productos “mágicos” para reducción de peso, se promociona la imagen impuesta siguiendo intereses foráneos, con lo que se promueve la proliferación de insatisfacciones con la imagen corporal entre las personas- Esta es una de las causas de los Trastornos de Conducta alimentaria que en los últimos años han proliferado de manera alarmante. El culto a la delgadez extrema, en el caso de las mujeres y de una elevada muscularidad, en el caso de los hombres, representan las metas a seguir para muchos, aún a costa de sí mismos.

Entre los trastornos de conducta alimentaria, los más conocidos en mujeres son la anorexia (ausencia de apetito o negación a ingerir alimento) y la bulimia (atracones de comida que luego se vomitan por sentimiento de culpa) y, en los hombres la vigorexia (consumo de alimentos y suplementos para aumentar el tono y volumen muscular). En el caso de los deportistas estas enfermedades cobran dimensiones de mayor gravedad, ya que comprometen el rendimiento deportivo, afectan la salud y pueden destruir la carrera de un atleta. Entre los grupos más vulnerables para el padecimiento de la anorexia tenemos a patinadoras, gimnastas y bailarinas, mientras que los fisicoculturistas son más susceptibles a la vigorexia.

Varios autores de ciencias del deporte plantean que existe un tipo físico óptimo para cada disciplina, pero las perturbaciones de la imagen corporal que nacen del bombardeo mediático pueden llevar a que se haga “lo necesario” para lograr el supuesto ideal que los medios imponen. Eso puede reducir las posibilidades de éxito deportivo, impedir el logro de todo el potencial y llevar al deportista al consumo de sustancias nocivas, prácticas de riesgo y otras conductas negativas.

Otra forma de expresar la presión de intereses ajenos al deporte, la actividad física y la salud, son las diversas vestimentas e implementos deportivos que se diseñan y venden sin considerar las verdaderas necesidades y la naturaleza de las personas. Prometen el logro de una figura que venden como ideal con un mínimo esfuerzo, tan solo comprando sus productos.

Estas dos vertientes de mentiras y falacias son parte de lo que desde la Universidad Iberoamericana del Deporte tenemos el compromiso de combatir, formado y educando a las nuevas generaciones deportivas y de ciudadanos en general en el disfrute de su cuerpo, en consonancia con los principios humanistas y socialistas.

(*) Rector de la Universidad Iberoamericana del Deporte
pedro_garciaa@yahoo.es


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Pedro García Avendaño (*)


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