El Fascismo que nos Piropea
"Una revolución sin intelectuales" es quizas el más común de los lugares en donde los mochos de cerebro como Simón Alberto Consalvi, se reúnen para rascarse. En una mancha de cuyo nombre me acuerdo: "Pacto de Punto Fijo", existió una organizacion encargada de comprar las cabezas calientes de un grupo de seres que necesitaban deseperadamente de tribuna. A ellos no les bastaba el respeto del pueblo. Necesitaban el respeto de las élites económicas. De los nuevos ricos con aspiraciones de ser burgueses. Que, dicho sea al galope, es el único tipo de élites que hemos tenido desde que enterramos a don Rómulo Gallegos en aquella apoteósica demostración de pueblo que marchó desde el Congreso hasta el Cementerio General del Sur, vía Roca Tarpeya. Yo de pitoquito estaba allí. Venezuela no volvió a producir más nunca gente original en lo intelectual. Puro "copy and paste", pura cita citable, con barnicito de intelectualidad.
Una Revolucion (en mayusculas y sin apellidos) sin intelectuales es el piropo más bonito que se le puede hacer a un proceso revolucionario. Es raro que uno tenga que escucharlo viniendo del otro lado de la talanquera -el lado apestoso-, mientras se observa el pescueceo que de este lado hacen los recién bañados para ser ellos quienes se conviertan en los chivos diuréticos de la Revolución, para llenar las plazas vacantes de "intelectuales". Insisto en recordarles a todos estos muchachones con instinto de jirafas que el himno universal (¿o debemos cambiar también el concepto de universo para complacer a sus pendejas neuronas??) de los comunistas, "La Internacional", nos habla de entrada de la Lucha Final: "Agrupémonos todos, en la lucha final. El género humano es la internacional.". Y que esa lucha final no refiere al fascismo, que morderá tierra en la lucha previa a la final. La lucha final es contra ustedes, muchachones con instinto de jirafas, reyes del pescueceo, del arribismo, del oprtunismo... y la van a perder.
¡Anótenlo!, que algo queda...
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