Este sábado 7 de noviembre se cumple el 92 Aniversario de la llegada, al poder del Estado ruso, del partido bolchevique, liderado por Vladimir Ilich Lenin quien con una estrategia revolucionaria derrotó al Zar y con él a la maquinaria monárquica controladora de todo el Estado semifeudal que mantenía al país involucrado en la 1ra Guerra Mundial.
Cuando el pueblo ruso vislumbró a los soldados trepados en lo más alto de las torres del Kremlin, ondeando las banderas rojas, y sus hijos e hijas ocupando las instituciones zaristas y realizando el control y la gestión gubernamental, no se imaginó que toda esa imagen y su significado enriquecería a todos los pueblos del mundo y comenzaría una nueva época en la historia de la humanidad que en poco más de nueve décadas se ha hecho conciencia social mundial gracias a la justeza de sus principios, a la grandeza de sus objetivos y a los altos valores que encarnó.
A partir del triunfo bolchevique de noviembre de 1917 el mundo comenzó a pensar en otra realidad posible, no ya como lo pensaron los utópicos encerrados en proyectos aislados o en lugares remotos apartados de los vicios del capitalismo, sino en una realidad a construir por los sectores más aptos, no infestados con la fiebre del oro, ni el rechazo a los negros, ni permeados por el egoismo del interés creciente del dinero, sectores sociales que trabajan para ganarse el pan de cada día y no explotan a nadie, como son los obreros, campesinos y soldados.
Precisamente, fueron esos tres sectores los que Lenin convocó, luego de poder aglutinar y unir a los bolcheviques y vencer las corrientes internas opuestas a alcanzar el poder por la única vía posible: la violenta, frente al poder zarista, donde la democracia estaba prohibida y la vida diaria estaba determinada por los gustos del Zar y de su cohorte de la nobleza y oficiales corrompidos por la vida suave mientras que el pueblo vivía como hambrientos y miserables.
¡ Obreros, soldados y campesinos ! ¡a tomar el poder! se oyó en todo Moscú como truenos y centellas que se extendían por todo el territorio ruso, movilizado por el partido bolchevique que era el partido de las mayorías rusas.
El partido bolchevique estaba integrado por militantes provenientes de las filas de los trabajadores de la ciudad y del campo, pequeños propietarios urbanos y campesinos, maestros de escuelas, profesores universitarios, artistas, estudiantes, quienes comenzaron a partir de este día, primero, a ocupar las responsabilidades en la vieja maquinaria y desactivar las estructuras del poder burgués, y luego, con el concurso de las grandes mayorías “iniciar la inédita experiencia de la construcción socialista, marcando un hito para toda la historia del devenir humano” como se recuerda hoy por el periódico Granma.
La epopeya rusa iniciada el 7 de noviembre no fue fruto de la casualidad, aún cuando esta hizo presencia como en todo desarrollo, sino resultado de un conjunto de procesos anteriores, tanto internos como externos, toda vez que el marxismo como teoría guía de Lenin, es una teoría basada en lo mejor del pensamiento humano y en las experiencias sociales y políticas anteriores, como fue la Revolución Francesa de 1789, la Comuna de Paris de 1871, y las luchas de las colonias contra las metrópolis capitalistas.
Por todo ello, con el triunfo de Lenin, también triunfó –como hombres y mujeres de acción política revolucionaria- Marat, Robespierre, Danton, Marx, Engels y todos aquellos comuneros franceses, pero también, triunfó Simón Bolívar y Simón Rodríguez, Ezequiel Zamora, José Martí, Benito Juárez y hasta Emiliano Zapata que por esos días dirigía la famosa revolución mexicana hasta caer muerto víctima de una traición en 1919.
El periodista intrépido de ideas socialistas, John Reed, graduado de Harvard, estuvo presente en ambas revoluciones y de su experiencia en “el Octubre rojo” hizo esa gran obra “Los Diez Días que Estremecieron al Mundo”, que debería ser una obra de obligado estudio, por su calidad literaria y por sus valores éticos y morales allí difundidos por Reed.
Reed recoge en ella lo que son dos interesantes materiales de estudio de los orígenes de la construcción socialista, como es la Proclama de Lenin y la Declaración de Derechos de los Pueblos de Rusia:
Proclama de Lenin:
¡Camaradas obreros, soldados, campesinos, trabajadores!
La revolución obrera y campesina ha triunfado definitivamente en Petrogrado y Moscú.
Día tras día y hora tras hora, llegan del frente y del campo nuevas adhesiones y manifestaciones de apoyo al nuevo gobierno... La victoria de la revolución de los obreros y campesinos está asegurada, ya que cuenta con la mayoría del pueblo.
Es perfectamente explicable que los grandes terratenientes y los capitalistas, los empleados y funcionarios entregados a la burguesía, en una palabra, todos los ricos y cuantos los sostienen, acojan con hostilidad la nueva revolución, ofrezcan resistencia a su victoria, amenacen con interrumpir las actividades bancarias, saboteen o interrumpan el trabajo de las diferentes administraciones, la obstaculicen de todos los modos posible, la frenen directa o indirectamente. Todo obrero consciente comprende perfectamente que hayamos encontrado de manera inevitable esta resistencia, ya que los altos funcionarios han sido elegidos contra el pueblo y no quieren entregar a éste sus posiciones sin resistencia. Esta resistencia no intimidará en lo más mínimo a las clases trabajadoras...
La mayoría del pueblo está con nosotros. La mayoría de los trabajadores y de los oprimidos del mundo entero nos muestra sus simpatías. La justicia está de nuestro lado. Nuestra victoria es segura.
La resistencia de los capitalistas y los altos funcionarios será aplastada. No privaremos a nadie de sus bienes sin una ley especial del Estado sobre la nacionalización de los bancos y los consorcios financieros. Esta ley se halla en preparación. Ningún obrero, ningún trabajador, perderá un solo centavo; lejos de ello, se les ayudará. El gobierno, que no implantará por ahora nuevos impuestos, se traza como misión, en primer lugar, el control más riguroso de la cobranza de los impuestos ya establecidos con anterioridad, y todo ello a la luz del día...
¡Camaradas trabajadores! ¡Recordad que desde ahora vosotros mismos dirigís el Estado. Nadie os ayudará si vosotros mismos no os unís y tomáis en vuestras manos los asuntos todos del Estado. Vuestros Soviets scfe desde ahora los órganos del Poder del Estado: son órganos soberanos en sus decisiones.
Unios alrededor de los Soviets. Reforzadlos. Instituid un orden revolucionario riguroso, reprimid sin piedad las tentativas encaminadas a sembrar la anarquía por parte de los beodos, los pillos, los junkers contrarrevolucionarios, los kornilovistas.
Estableced un control riguroso de la producción y un inventario de los productos. Detened y entregad a los tribunales revolucionarios del pueblo a cuantos se atrevan a causar daños a la causa pública, ya sea dañando la producción (deterioro, entorpecimiento de la producción, actos de sabotaje), ya ocultando las reservas de trigo u otros productos, y retardando los transportes de trigo, desorganizando los ferrocarriles, los servicios postales, telegráficos y telefónicos y en general oponiéndose a la gran causa de la paz, a la causa de la entrega de la tierra a los campesinos, al ejercicio del control obrero sobre la producción y el reparto de los productos. ¡Camaradas obreros, soldados, campesinos y trabajadores todos! Poned todo el poder en manos de vuestros Soviets en todas y cada una de las localilades... Gradualmente, con el consentimiento y la aprobación de la mayoría de los campesinos, según las indicaciones de su experiencia práctica y la de los obreros, marcharemos con firmeza y sin vacilación a la victoria del socialismo, que fortalecerán los obreros avanzados de los países más civilizados y que llevará a los pueblos una paz duradera y los libertará de toda esclavitud y de toda explotación.
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, VLADIMIR ULIANOV
Petrogrado, 5 de noviembre de 1917.
Declaración de Derechos de los Pueblos de Rusia:
“El primer Congreso de los Soviets ha proclamado, en el mes de junio de este año, el derecho de los pueblos de Rusia a su autonomía. El segundo Congreso de los Soviets, en noviembre, ha corroborado y precisado definitivamente este derecho inalienable de los pueblos de Rusia.
“En consonancia con la voluntad de estos congresos, el Consejo de Comisarios del Pueblo ha decidido establecer como base de su acción en la cuestión de las nacionalidades los siguientes principios:
1. Igualdad y soberanía de los pueblos de Rusia.
2. Derecho de los pueblos de Rusia a la libre determinación, incluyendo el derecho a separarse totalmente y constituirse en Estado independiente.
3. Supresión de todos los privilegios y restricciones de carácter nacional o religioso.
4. Libre desarrollo de las minorías nacionales y los grupos étnicos que pueblan el territorio de Rusia.
“Los decretos dando ejecución a estas normas serán redactados inmediatamente después que se constituya la Comisión de Nacionalidades.
“En nombre de la República rusa: El comisario de las nacionalidades, Yussov Djugashvili-Stalin. Y el presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, V. Ulianov (Lenin).
14 de noviembre de 1917
A los 40 años de haber ganado el poder los obreros, los soldados y los campesinos, rusos, el poderío soviético logró convertir al país en toda una potencia que fue la primera en llegar al cosmos (1957).
A las nuevas y actuales generaciones les corresponde sacar las experiencias más idóneas para continuar el ideal socialista.
Así comenzó el socialismo a ser, además de una poderosa teoría, una praxis dirigida a buscar mayor suma de felicidad, mayor nivel de seguridad y mayor grado de estabilidad posible.