Gaitán fue
un revolucionario integral, tanto en su condición de académico, como
en su calidad de dirigente popular.
En 1928, en
la Real Universidad de Roma, con la mención Magna Cum Laude,
obtuvo el título de doctor en Ciencias Penales, bajo la orientación
del más destacado teórico de las ciencias criminológicas de su época,
el profesor Enrico Ferri. Su tesis de grado, titulada La premeditación
en el delito, modificó el rumbo del derecho penal a nivel mundial.
No obstante
sus laureles científicos, regresará a Colombia para consagrarse
por entero a la lucha por las reivindicaciones populares, hilo conductor
de su parábola vital.
En el campo
político empleará los mismos principios científicos que aportó
a la ciencia del derecho, siendo la cultura
la columna fundamental en la construcción de su quehacer político
y en su ejercicio profesional como penalista. Al definir la cultura
como “el repertorio de convicciones que rige realmente la vida de
un pueblo” la asumía como pilar básico de las relaciones en sociedad
y en la conducta de los hombres,
Su meta fundamental
era la instauración en Colombia de una Democracia Directa o popular,
que sustituyera a la Democracia Representativa, o burguesa. Para ello
consideraba que era fundamental no sólo llevar a cabo una profunda
reforma constitucional sino que, consistente con su visión de cultura,
planteaba que esta transformación en las estructuras del Estado “…
exige trabajar honda y apasionadamente en el cambio de una cultura que
despierte en el pueblo voluntad para regir directamente sus destinos”,
propósito que caracterizará siempre todo su accionar político.
Proclamará
siempre su condición de socialista, desde su tesis de grado titulada
Las Ideas Socialistas en Colombia,
con la que obtendrá en 1924 el título de abogado en la Universidad
Nacional de Colombia.
Desde entonces
afirmará que, dados los “quistes psicológicos”
que subyacen en el subconsciente de todo individuo o sociedad - que
en el caso colombiano, para la época, se traducía en el apego a los
partidos tradicionales - sería desde el Partido Liberal desde donde
sería posible realizar la revolución liberadora. Parafraseando a Lenin
dirá que “lo importante de un frasco no es su rótulo sino su contenido”.
Así, no importará que las mayorías populares mantengan su apego al
título de liberales, siempre y cuando se dote al partido de ideas socialistas.
Y es así como emprende la cruzada nodal de su lucha política, con
miras a que el pueblo liberal se tome la conducción del Partido Liberal
e invite al pueblo conservador, socialista y comunista a que se les
una, mientras propone que la oligarquía liberal se una a la oligarquía
conservadora, haciendo un frente aparte. A propósito exclamará: “…
contra la pequeña concupiscencia de los abrazos de la plutocracia,
queremos oponer el abrazo de la gente olvidada de Colombia”
En consecuencia,
su táctica siempre se vio determinada por el propósito de que fuera
el pueblo el conductor de los destinos políticos del país. Por ello,
puede afirmarse que Gaitán no luchó por el pueblo, sino que luchó
con el pueblo. “Yo no me siento a la cabeza de la multitud, me
siento empujado por ella”, dirá. Y su famoso eslogan “yo no soy
un hombre, soy un pueblo”, es la concreción de la visión de su papel
como dirigente al afirmar “yo no soy yo, personalmente, yo soy un
pueblo que se sigue a sí mismo cuando me sigue a mí que lo he interpretado.
Cuando en 1933
el dirigente liberal Carlos Lleras Restrepo sustituyó una lista a la
Asamblea de Cundinamarca, elaborada inicialmente en amplia escogencia
democrática por el pueblo, por una elaborada a puerta cerrada por unos
pocos dirigentes y el liberalismo aceptó esa elitización en la conformación
de las listas, Gaitán se retiró del Partido Liberal e ingresó a un
partido ya existente, claramente de izquierda, la Unión Izquierdista
Revolucionaria (UNIR), donde tampoco encontró que el conductor fuera
el pueblo, sino que se aplicaba el llamado “centralismo democrático”,
que concentraba el poder en los dirigentes.
Después de tres años de lucha por democratizar la conducción de la UNIR y viendo frustrado su propósito, regresa al Partido Liberal renovando su fe en que el pueblo llegaría a conquistar la dirección del partido, objetivo que logró en 1947, en elecciones en que la corriente estructurada como Movimiento Gaitanista, después de haberse constituido en disidencia, derrotó electoralmente a las directivas liberales.
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El camino para
llegar a esa victoria del Movimiento Gaitanista, que lo llevó a conquistar
la jefatura única del Partido Liberal, se fue labrando insistente y
coherentemente con el estímulo y el llamado a la participación colectiva
del pueblo, tanto en su accionar político como en las tareas de gobierno.
Antes de tomar posesión de su primer cargo público, como Alcalde de Bogotá, concederá el 30 de mayo de 1936 una entrevista al periódico “Pluma Libre”, donde dirá: “los colombianos deben dejar de
ser espectadores
para convertirse en actores… mi programa va a ser de ACCIÓN COLECTIVA”.
Es así como, cuando Gaitán sale de la Alcaldía, el diario El Espectador
escribirá en julio de 1936: “Más que el título de constructor de
esto y aquello, o de inventar la puntualidad, Gaitán merece el título
de Descubridor del Espíritu Público. En 1968 la norteamericana
Ruth Ann UpdeGraff, en su tesis de postgrado sobre “Gaitán Alcalde”
señalará: “En verdad, a la altura del segundo mes en su oficina,
el público pareció verse estimulado por las demandas, sin antecedentes,
que les hiciera para desarrollar su capacidad de iniciativa y ejecución”.
Como Ministro
de Educación, recorriendo todo el país, se empeñó en vincular
a toda la ciudadanía a la “gran cruzada”, como él la llamó, con
el propósito colectivo de elevar el nivel educativo de los colombianos,
sin excepción. Como Ministro del Trabajo y Previsión Social incentivó
la organización sindical y a los trabajadores petroleros de Barrancabermeja
les dijo: “no quiero ver a un pueblo arrodillado llorando sus desgracias,
quiero verlo de pies luchando él mismo por conquistar sus derechos”.
El periódico
Jornada publicará en 1946 una carta proveniente del municipio
de La Candelaria donde uno de sus seguidores le escribe: “Gracias
doctor Gaitán por las responsabilidades que nos ha encomendado. Sabremos
cumplir y obtendremos la victoria” y es precisamente ese periódico,
vocero del Movimiento Gaitanista, uno de los ejemplos más claros del
compromiso de Gaitán con el protagonismo del pueblo como actor de la
vida pública.
El periódico
se organizó como sociedad anónima, con acciones por valor de
un peso, el equivalente aproximado a diez mil pesos colombianos de hoy,
sociedad a la que se llamó Editorial Patria. Las acciones fueron
vendidas en todo el país, a través de la impresionante red de comités
y directorios municipales y departamentales del Movimiento Gaitanista,
que cubría todo el territorio nacional, llegando hasta los más recónditos
confines, incluso, hasta comunidades indígenas que no hablaban el español,
pero eran gaitanistas, tal como pude comprobarlo in situ, con los relatos
que me hicieron los indígenas gracias a la traducción de un sacerdote
conocedor de las lenguas nativas del Amazonas.
El pueblo se
botó masivamente a comprar las acciones del periódico con el
eslogan “los centavos del pueblo derrotarán las chequeras de la oligarquía”.
Desde los más humildes limosneros, pasando por los limpiabotas, las
prostitutas, las monjas y los bomberos, los abogados y comerciantes,
los industriales y los obreros, los niños de escuelas y colegios, universitarios
y desempleados, gente de todos los estamentos de la sociedad compraron
el número requerido de acciones para que la Editorial Patria adquiriera
la más moderna imprenta llegada al país.
La distribución
del diario también se hizo gracias a la participación colectiva. Los
que podían, compraban varios ejemplares para regalarlos entre los más
menesterosos. El mensaje revolucionario y de compromiso indeleble con
los intereses del pueblo no sólo llegaba a los más recónditos lugares
de Colombia a través de la retransmisión en cadena de los discursos
del líder popular, sino también por conducto del periódico Jornada,
cuya consigna era abrirle las puertas a los planteamientos que hiciera
la comunidad. Buena parte del periódico era cubierto por mensajes variopintos,
provenientes de todo el país.
Pero el acto
más importante en la vida del Movimiento Gaitanista – que ha
pasado al baúl de los recuerdos por obra y gracia de la desmemoria
colectiva y el silencio de los historiadores y comunicadores –
fue la gran Constituyente Popular, convocada para elaborar participativamente
la plataforma ideológica que el gaitanismo le proponía al país. “No
le tracemos rutas al pueblo para que nos resuelva el problema –
dirá -. Que el pueblo nos trace a nosotros, sus dirigentes, esas
rutas… Tengamos el valor de invertir los sistemas que nos han
causado dolencias irreparables”.
Desde los micrófonos
del Teatro Municipal, en uno de sus acostumbrados “viernes culturales”,
lanzará la propuesta de organizar lo que finalmente se concretó
como Constituyente Popular, comenzando así la última batalla
en la marcha propuesta por Gaitán para que el pueblo se tomara la conducción
del Partido Liberal, meta que le dio razón de ser al Movimiento Gaitanista.
En su propuesta
dijo: “Necesitamos una convención de carácter popular.
¿Cuál será el medio? Evitar esos filtros que desfiguran la voluntad
popular. Que directamente el pueblo, en una convención sin precedentes,
elija a sus representantes. ¿En qué
forma? Los municipios mandan sus delegados de acuerdo con la proporción
que hayan dado en las últimas elecciones, sumadas las dos corrientes
(la oficialista y la Gaitanista) ,,, Desde luego no se va a poder
reunir en el Teatro Municipal, ni en el foyer del Colón con cordones
de policía. Será una convención numerosa, como las que he visto en
otros países. Habrá obstáculos diversos. Se dirá
que es demasiado numerosa porque pasará
de mil delegados. ¿Por qué no puede ser tan severa como cualquiera
otra reducida? ¿Por qué no se reúne en el Circo de Santamaría en
presencia del pueblo para deliberar?
¿Que sería una algarabía anárquica? Niego al margen. Hay una masa
que tiene una profunda capacidad de crítica, de severidad y de respeto.
¿Que va a ser difícil pagar el traslado de los delegados? No va a
ser difícil. Los elegidos sentirán orgullo de venir a esa convención
y sé que a ese orgullo, en el más grande concierto popular, sacrificarán
lo que sea necesario sacrificar, porque el pueblo dará
el dinero necesario para hacerse representar”.
Y fue así
cómo, en las plazas públicas de todos los municipios y veredas de
Colombia, el Movimiento Gaitanista organizó, con todo rigor y solemnidad,
las votaciones para elegir los delegados a la convenciónp, para lo
cual se le dio proporcional cabida a los militantes del ala oficialista
del Partido Liberal.
En aquella
“Constituyente Popular” se elaboró una plataforma ideológica
que tomó el nombre de “Plataforma del Colón”, la que se convirtió
en plataforma ideológica del Partido Liberal cuando el Movimiento Gaitanista
derrotó en las urnas al oficialismo liberal y se impuso la jefatura
única de Jorge Eliécer Gaitán, dándole un vuelco a la orientación
e ideología que hasta entonces había tenido el liberalismo. Es decir,
que el Movimiento Gaitanista absorbió, gracias a su victoria electoral,
al Partido Liberal, proceso inverso de lo que ocurrió con el Nuevo
Liberalismo de Luis Carlos Galán, que fue absorbido por el oficialismo
liberal al pactar la unión. Galán fue recibido por el jefe del Partido
Liberal, Julio César Turbay Ayala, en cambio el pueblo, en las urnas,
impuso como jefe de la colectividad a Gaitán.
Sería interminable
un escrito que se propusiera incluir todas las muestras de que Gaitán
actuó siempre a través de ACCIONES COLECTIVAS y que esa fue la
esencia del Movimiento Gaitanista que terminó apoderándose de
la conducción del Partido Liberal con el propósito claramente expresado
de atraer a los militantes de los demás partidos para conformar el
Partido del Pueblo.
En resumidas
cuentas, Gaitán estaba forjando una cultura participativa a fin de
avanzar hacia la construcción de una Democracia Directa, en la que
el pueblo fuera no sólo protagonista sino actor de los destinos públicos
de Colombia. Por ello puede decirse que Gaitán fue un hombre de
minga.
Bogotá, octubre de 2010
gaitanjaramillogloria@yahoo.es