Resulta que los responsables del genocidio contra los pueblos de Japón, Corea, Vietnam, Camboya Irak y Afganistán; de armar, proteger y apoyar a Israel en sus crímenes y holocausto contra el pueblo palestino; de proteger e incentivar el crimen organizado; de soportar el negocio del narcotráfico en el mundo; de la destrucción del Medio Ambiente y del Cambio Climático, en otras palabras, los campeones en violación a los Derechos Humanos, de la Carta de las Naciones Unidas, así como de muchas resoluciones e instrumentos internacionales, se presentan nuevamente ante el mundo para manifestar su preocupación por los Derechos Humanos en Libia, razón por la cual se prepara para invadirla y de este modo “salvar vidas humanas”. Pero ¿Qué realmente busca el imperio con su pretendida agresión a Libia?
El articulista Manlio Dinuci publica en la página Web Rebelión.org el día 01/03/2011 un interesante escrito titulado: Libia en el gran juego, que resalta un aspecto que parece marginado en muchos otros análisis de varios articulistas, pero que fue resaltado en nuestro artículo anterior titulado: Libia partida en tres, es el caso de los intereses de China en la región y la necesidad del imperio por controlar del grifo petrolero libio para controlar el crecimiento del gigante asiático. Manlio Dinuci profundiza un poco más y nos dice:
“Cerca de un 85% de las exportaciones libias de energía van a Europa: Italia tiene el primer lugar con un 37%, seguida por Alemania, Francia y China. Italia también ocupa el primer lugar en importaciones de Libia, seguida por China, Turquía y Alemania (...) Las reacciones en la arena internacional también son simbólicas. Pekín ha dicho que está extremadamente preocupado por los sucesos de Libia y llamó a “un rápido retorno a la estabilidad y la normalidad”. El motivo es obvio: el comercio chino-libio ha crecido considerablemente (cerca de un 30% sólo en 2010), pero ahora China puede ver que toda la estructura de las relaciones económicas con Libia, de donde importa cantidades crecientes de petróleo, se ha puesto en juego. Moscú se encuentra en una posición semejante (...) existe la posibilidad de una intervención militar de EE.UU. y la OTAN en Libia, oficialmente para “detener el derramamiento de sangre”. Las verdaderas razones son obvias: Si se derroca a Gadafi EE.UU. podría derribar todo el marco de las relaciones económicas con Libia y abrir el camino a las multinacionales basadas en EE.UU., que hasta ahora están casi totalmente excluidas de la explotación de reservas de energía en Libia. Por lo tanto, EE.UU. podría controlar el grifo de las fuentes de energía de las que depende en gran parte Europa y que también provee a China. Estos son las apuestas en el gran juego de la división de los recursos africanos, por los que tiene lugar una creciente confrontación, en especial entre China y EE.UU. La creciente potencia asiática, con la presencia en África de cerca de 5 millones de gerentes, técnicos y trabajadores, construye industrias e infraestructuras a cambio de petróleo y otras materias primas”.
Muy recientemente en Sudan sucedió algo parecido. Hoy la secesión del Sur de ese país es un hecho. El petróleo y el gas de Sudan, al igual que en Libia, han sido las dos principales riquezas naturales que supone su futuro pero también su perdición y desgracia. Los chinos han sabido asegurarse un lugar importante también en ese país. Las inversiones chinas en Sudán han llegado a la suma de 15.000 millones de dólares. Los yacimientos petroleros de Sudan habían sido abandonados por la petrolera estadounidense por el desconocimiento de las grandes reservas que, posteriormente, la Compañía Nacional del Petróleo de China (CNPC) descubriera en ese país. Casi el 50% de las exportaciones de Sudan van dirigidas a China. El gigante asiático tiene mucho que perder en Sudan y Libia. El cerco militar y energético también se construye sobre China e India. Controlar el grifo petrolero de toda el África es también controlar las economías de esos países emergentes.
Por otro lado, EE.UU. ha manifestado sus planes de importar para 2015 una cuarta parte del petróleo que necesita desde África, Libia, Nigeria y Sudán son las fuentes de estas importaciones. El espejismo del desierto árabe oculta en sus profundidades grandes riquezas petroleras e hídricas que el imperialismo pretende usurpar a sus pueblos. De las aguas revueltas por la inestabilidad, la guerra civil y la secesión promovidas por los intereses foráneos el imperio hace su gran pesca.
Iniciativas de paz
Desde el Sur se plantea
una esperanza para Libia. El presidente venezolano, Hugo Chávez Frías,
ha propuesto una iniciativa en favor de la paz, la no intervención
extranjera y la preservación de vidas humanas en Libia por medio de
la constitución de una Comisión de Paz para ese país africano. Tal
Comisión tiene como objeto mediar entre las dos partes en conflicto
y de este modo contribuir al logro de una solución pacifica de la situación,
por lo que la noble propuesta realizada por Venezuela, si logra calar,
neutralizaría las pretensiones bélicas del imperialismo norteamericano.
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