El humor gringo, aparte de ser el más publicitado del mundo, es el más cruel y estúpido. Se ha valido el imperio de todos los trucos y herramientas mediáticas para contaminar a buena parte del planeta con todas las pazguatadas y parloteos que se le ocurren como curtiembre de su vocación asesina. Irónicamente, su mayor humorista hizo cine mudo y, más irónico aún, fue satanizado como “Comunista”, Si, la misma palabreja enfatizada y entre comillas que escupió la “honorable” diputada María Corina en el hemiciclo ¿Coincidencias?
Esos “natural born killers” que abundan en el imperio, proponen con ese hilillo pestilente en el rictus con que suelen aparecer en cámara, para las crisis que ellos mismos provocan en el orbe, etiquetas que se les antojan graciosas pero que frecuentemente son un insulto al gentilicio de los Pueblos. Así por el estilo, te sueltan en plena conferencia de prensa que México sufre el efecto “Tequila”, que Brasil atraviesa el efecto “Samba” o que Argentina se tambalea bajo el efecto “Tango”
Pero que bajo no se qué efectos, salga de predios que se consideren revolucionarios que dejaremos o no dejaremos de sufrir el “Efecto Tabule” o “Shanwarma” o “Kibbe”, es confeccionar un triste menú de opciones propio de ese tipo de humor y abrogarse sin querer queriendo la conducción de una gastronomía periodística dirigida, para la degustación de la opinión pública.
Ese papel debe dejarse sólo a quien corresponda. Si en Venezuela hubiese ocurrido una crisis como la que quiso fraguarse desde sectores financieros y bancarios, la lluvia de etiquetas hubiese sido abrumadora y en las venas nos hubiera hervido la sangre revolucionaria por la burla que con toda seguridad saldría de los cubiles pitiyankees. Es bueno recordar que la actual presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, catalogó el efecto de la crisis provocada por los bonos basura con un conocido ritmo estadounidense, sólo como respuesta al oprobioso precedente dado por Washington, sobre el exquisito y sensual tango. Y además lo hizo con el fino y proverbial humor que nos caracteriza.
Mi suegro es Palestino y he procreado junto a su hija dos maravillosos carajitos. Por sus venas corre nuestra estirpe llanera y la milenaria sangre de los Pueblos semíticos. Saben de la boca de su abuelo de la lucha que libra el Pueblo Palestino. Incluso en una ocasión viendo en TV la desigual batalla de hondas contra fusiles, él les dijo que el paredón tras el cual se escudaban los valerosos jóvenes rebeldes era de la casa de su padre. Así son los Pueblos que luchan contra la injusticia, capaces de enfrentar con el escudo de la dignidad y el alma lanzada en una piedra desde su vecindario, a un ejército de invasores profesionales bien apertrechados.
Hoy, el imperio, sus lacayos y su aparato mediático mundial pretenden condenar al Pueblo Libio a una nueva masacre en nombre de una manida etiqueta: “Los derechos humanos”. Quienes están llamados a investigar lo que realmente sucede se valen de sus artificios comunicacionales para decidir su suerte. Estamos a punto de asistir, de acuerdo a lo que nos advierte el Comandante Fidel Castro, a una nueva matanza basada en los catálogos de la Casa Blanca, con escaso margen para detenerla. De hacerse realidad, seguramente sus efectos sobrepasarán sus fronteras.
Dejemos de ser profesionales que se fusilan efectos indeseables y lancemos con genuina rebeldía sobre la cristalería de la mediática imperial, las piedras de la verdad.
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