Elecciones en Perú: una batalla anticolonialista contra la exclusión indígena

 

El escenario político peruano tiene, en sus estructuras más profundas, la contradicción histórica de que la mayor parte de su población, la de origen indígena, ha padecido hasta ahora una exclusión estructural que permitió desde sus inicios, hace quinientos años, a la dominación capitalista europea, sustentada en el apoyo de minoritarios sectores sociales mestizos utilizados por los españoles y otros europeos, poder ejercer su plena hegemonía sobre las grandes mayorías.


Esa hegemonía colonial, no desaparecida con la independencia lograda en el siglo XIX, fue reforzada por el neocolonialismo de corte imperialista del siglo XX, pero ahora se está estremeciendo por toda Suramérica desde hace una década, cuando los pueblos suramericanos comenzaron a  conocer con mayor profundidad, día a día, los nuevos caminos abiertos por el proceso de transformaciones sociales (políticas, jurídicas, económicas y culturales) en Venezuela y los jalones referenciales pautados por la Revolución Bolivariana

De manera que se podría estar en un momento crucial de la historia peruana de disputa por la nación caracterizado por un ascenso de los movimientos sociales en búsqueda de transformaciones reales, unos respaldando el autoritarismo fujimorista, de corte imperial asiático, con gran carga de confusión heredada del manejo mediático realizado por el dictador Alberto Fujimori en su período de gobierno, y otros en apoyo de la alternativa nacionalista liderada por el militar de raíces indígenas Ollanta Humala quien ha sido la víctima de todos los ataques de los sectores más reaccionarios y proimperialista de la clase capitalista dominante, tanto de la poseedora de los medios de producción como de los medios de comunicación y los capitales financieros del país.

No obstante, en ambos casos, se funden los diversos sectores sociales, con distintos grados de identificación y niveles de conciencia política, a sus líderes de base y nacionales, lo cual hace que el proceso transcurra permeado de acontecimientos contradictorios conducentes por una parte a las conductas electorales abstencionistas y por otra a conductas más radicales de aquellos grupos sociales más consciente de lo que defienden y de lo que lograrán, tanto hacia un polo como hacia el otro.

De lo que se trata es de distinguir, en esa polarización y complejidad, el estado real en que se encuentra la conciencia social de los peruanos, su visión y sus expresiones de confianza hacia los candidatos, sobre todo de los abstencionistas tradicionales y apáticos coyunturales quienes pueden decidir la votación ante la equilibrada polarización evidente.

Sin dudas, los procesos sociales desencadenados al norte y sur del Perú, escenificados en Ecuador y Bolivia respectivamente, conjuntamente con el proceso venezolano, son los tres grandes factores de mayor influencia externa sobre lo que en su momento histórico fue la gran civilización Inca, desintegrada en varias partes por el ibérico Pizarro y sus seguidores a partir del siglo XVI, y que quinientos años después pareciera que resurge multiplicada en millones.

El hecho de que Humala tenga una superioridad notable sobre Fujimori en las urbes del interior y zonas rurales, donde la masa indigena es predominante, es un acontecimiento de consideración, teniendo en cuenta que en los dos últimos meses dedicó gran parte de su esfuerzo organizativo a modificar su Programa en función de conquistar el voto de los grupos sociales de las grandes urbes, lo cual fue el motivo para que Keiko se lo sacara en cara en varias ocasiones en el último debate televisivo, como muestra de su incomodidad ante el avance del rival.

Como ocurre en las principales ciudades de América Latina, también en Lima los intereses de la pequeña burguesía comercial importadora, intermediaria o dedicada a los servicios son los que más inciden en la opinión pública de la masa votante puesto que es la que actúa ideológicamente directamente con sus clientes y es repetidora fiel de lo que propagan los grandes medios de comunicación, sean informaciones veraces o falacias inducidas por los voceros de los grandes grupos o provenientes de las campañas del exterior, quienes en su gran mayoría cerraron filas en torno a Fujimori en contra del líder nacionalista Ollanta Humala, anticolonialista por definición, quien ha desencadenado un proceso político interno parecido al experimentado por Venezuela en 1998 en que se consolidó el fracaso de los partidos tradicionales y surgió una alternativa que luego de doce años ha dado innumerables beneficios a la sociedad.

Si las elecciones son limpias y no hay fraudes, algo cuestionado desde que se inició la campaña, el pueblo peruano decidirá su apoyo mayoritario por quien presenta la mayor garantía de defensa de las grandes riquezas de la nación y la mejor disposición a desempeñar un gobierno de mayor inclusión social: el Comandante Ollanta Humala.


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Ernesto Wong Maestre


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