Cuando un líder cae en desgracia, el imperialismo ha aprendido muy bien que el camino que le queda para no quedar pegado en el apoyo es ayudándolo a caerse. Por eso la OTAN, por eso un Obama "democrático" que hasta ayer se deleitaba de tenerlo como compañero de ruta.
Tras la ejecución de Gadafi, se hizo público el nivel de compromiso político y económico que este dictador mantenía con sus ex amigos a lo ancho y largo del planeta. Hoy, una intelectualidad venezolana se muestra entre sorprendida y escandalizada cuando descubre al portador de un discurso antiimperialista que, bajo cuerda, hacía y deshacía lo contrario de lo que expresaba. Hoy, esa intelectualidad explica la asociación de Gadafi con los gobiernos criminales que integran la OTAN como “errores” aunque también hay quienes, dentro de este mismo riñón intelectual, devalúan su importancia al señalar que estas cosas "eran cuestiones menores".
Al igual que Gadafi, los reyes de Francia y los zares de Rusia fueron también ejecutados, los primeros en la guillotina los segundos ante un pelotón de fusilamiento. Ceausescu, el presidente de Rumania y su esposa, fueron también fusilados y las imágenes trasmitidas por la televisión a todo el país.
Gadafi fue quizás el dictador más extravagante por sus maneras de mostrarse en público, pero su cara oculta no difería de las formas del stalinismo, cometiendo miles de asesinatos, torturas, prohibiendo las organizaciones gremiales como los sindicatos y también las culturales, para terminar en el lugar común de muchos otros dictadores, para convertirse desde el 2004 hasta principios de este año, en colaborador de la CIA norteamericana y el MI6 inglés, cuando no con el Mosad israelí traicionando a palestinos y a cuanto luchador de organizaciones que pensaban a Gadafi como aliado de causas populares.
“Estadounidenses y británicos cooperaron estrechamente en los últimos años con los servicios secretos del coronel Gadafi, a tal punto que la CIA entregó prisioneros al régimen libio para que fuesen interrogados. El diario británico The Independent y los estadounidenses Wall Street Journal y New York Times tuvieron acceso a archivos descubiertos por la organización de defensa de los Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW) en un edificio de los servicios secretos libios en Trípoli”. Londres AFP. 4-09-2011.
Nada de esto tiene que ver con la Jamahiriya y la Revolución Verde, la primera etapa de Gadafy, que fue un intento nacionalista dentro del marco capitalista.
Como muestra de la posición de simpatizantes del chavismo, podemos citar el siguiente párrafo de una nota publicada en www.aporrea.org:
“En su última fase política, Gadafi, motivado por las mejoras económicas de su país, intentó un acercamiento con las principales potencias occidentales, enemigas desde siempre de su política nacionalista y antiimperialista. Trasladó inmensas fortunas nacionales como personales a la banca de estos países, financió campañas electorales de candidatos que luego fueron presidentes de países como Francia, y concedió importantes contratos para la explotación de los hidrocarburos libios por parte de empresas italianas y británicas. Muchos presidentes de los países del “primer mundo” se retrataban con él y lo llamaban “buen amigo”. Todo esto se hacia mientras le exigían desmontara su aparataje militar y mientras movilizaban gran poderío bélico alrededor de una Libia cada vez más vulnerable” (Juan Contreras 04/11/2011)
Escritos como este abundan, la benevolencia hacia Gadafi fue, por tanto, también hacia sus socios de la OTAN, hasta los días previos a la rebelión iniciada en marzo de este año.
El nacionalismo termina postrándose al imperialismo
A excepción del estado cubano, el nacionalismo siempre se postra ante el imperialismo. El movimiento 26 de Julio tuvo una orientación nacionalista desde el principio, no luchaba por un gobierno de los trabajadores ni se planteaba el cambio hacia una sociedad socialista. Tuvo que mantener su independencia respecto a cualquier acuerdo con el gobierno norteamericano y la única salida fue romper totalmente con él, realizando expropiaciones sin indemnizaciones y la nacionalización de la banca, es decir instaurando un gobierno de los trabajadores. Más tarde unificándose con el PSP fundó el Partido Comunista de Cuba con orientación stalinista. Hoy es todavía necesario un direccionamiento que represente auténticamente a los trabajadores cubanos, comenzando con permitir la organización de los opositores que reivindiquen la revolución.
En Venezuela como en otros países, aún los pueblos no han podido superar la necesidad de depositar la esperanza de cambio en una sola persona, que termina convirtiéndose en el líder que debe encarnar los sentimientos del pueblo, ser su vocero y solucionar los problemas del país. Conforme a la enseñanza tradicional los líderes son los que cambian o hacen la historia y las masas son simples sujetos pasivos que los siguen. Detrás de esto siempre hay un aparato que sostiene al líder, un ejército y una burocracia que se beneficia con su existencia. Los medios de difusión hacen el resto y todo funciona hasta que el proyecto comienza a desintegrarse y los aliados de entonces comienzan a despegarse y a alinearse en bandos opuestos. Como si fuera un simple fusible que entra en corto circuito, el líder cae para ser desplazado por otra figura de recambio, tal vez menos carismática pero imprescindible para continuar realizando las mismas políticas.
Para contrastar, Lenin se destacaba por su oposición a los liderazgos omnímodos y unipersonales. Por eso su lucha fue por la organización de las masas en un Partido de clase, con un pensamiento colectivo que debatiera las más disímiles posiciones y decidiera por mayoría cuál era el mejor camino a tomar. A esto se le llama liderazgo, al liderazgo democrático, a la instalación del debate colectivo.
Gadafi precisamente no solo evitaba esto sino que terminó siendo colaborador y operador de acciones criminales junto a los gobiernos europeos y norteamericanos, en contra de las organizaciones que luchaban contra las intervenciones que sojuzgaban a los pueblos, y también colaborando contra la inmigración africana hacia Europa.
Es importante recordar que todo comenzó con los preparativos para el 17 de febrero: el “Día de la ira en Libia”, pero los acontecimientos se precipitaron con la detención el día 15 en Bengasi de Fethi Tarbel, abogado defensor de presos y principal acusador por la masacre de la prisión Abu Salim.
Cuando el movimiento se hizo fuerte, los socios europeos y americanos decidieron traicionar a Gadafy, al verlo impotente para continuar su dominio. El 17 de marzo el Consejo de Seguridad emitió el decreto 1973 sobre la zona de exclusión aérea y comenzó su intervención mediante bombardeos selectivos donde también la población insurrecta fue la más perjudicada. Los gobiernos de la OTAN, evaluaron la revolución al norte de África (Magreb y Mashreq) Gadafy estaba perdido, y declararon la conformación de un gobierno de exgadafistas para armar la contrarrevolución. Hoy, el paso para el gobierno de transición, la CNT y sus jefes de los países de la OTAN es para desarmar al pueblo.
Cabe aclarar que La CNT impuso en Libia le Ley Islámica o Sharia, criticada por la izquierda venezolana, que dicho sea de paso también se aplica en Irán, pero tampoco es conveniente denunciar esto por los acuerdos de cooperación vigentes.
A. Rodriguez
roberyep@gmail.com