El concepto principal de «El arte de la huelga» es Shi-势 que, según el maestro Sun Tzu, expresa la energía conformada por el momento, la oportunidad y la conveniencia de una situación que está por acontecer. En este artículo nos basaremos en estos axiomas para presentar un pequeño mapa de situación sobre la huelga general.
0 – La crisis está demostrando el poder de los mercados, aquéllos que controlan las finanzas pueden provocar decisiones políticas a su favor. El dinero ficticio supera seis veces el que se puede oler y tocar. Los grandes beneficios se generan apostando en la bolsa. Y lo que cotiza en los parqués es todo aquello que nos rodea, lo que conforma la sociedad y el planeta: las mercancías que producimos y consumimos, las casas que habitamos, los ahorros que tenemos, los alimentos que comemos, la salud y la educación, el suelo y el agua, la energía, la comunicación, las modas, la música, etc.
La deuda pública, que ha aumentado debido principalmente a los rescates bancarios, es el instrumento de los mercados, y la excusa de los gobiernos, para imponer políticas que perjudican a la mayoría. Los ciudadanos tenemos pocas esperanzas depositadas en los políticos. Además de la económica, es evidente que existe una crisis de representación. Los partidos gobernantes están formados por una casta que está muy ocupada en devolver favores. Las grandes decisiones se toman en instituciones muy poco democráticas como la Comisión Europea o el FMI. Son muchas las personas que votan en blanco o nulo, se quedan en casa el día de las elecciones o van a votar con la nariz tapada. En cuanto a los sindicatos, es notorio que por diferentes razones no cubren la heterogénea gama de figuras laborales y de alguna manera las cúpulas de UGT-CCOO son parte de un modelo de concertación laboral que ha provocado el deterioro de las condiciones de muchos trabajadores y trabajadoras. «No nos representan», aquel lema coreado en las plazas de todo el país, señala un vacío, pero también expresa la existencia de una realidad social que no cabe en los pactos establecidos hace más de treinta años.
1 – Todo va muy rápido, no hay tiempo que perder, de aquí para allá, si quieres un salario tienes que adaptarte, ser flexible, emprender, formarte, saber manejarte en diferentes situaciones. ¿Quién soy? ¿A qué me dedico? No sé, me gusta hacer muchas cosas, he trabajado en tareas muy distintas y varias veces estuve en el paro. ¿Dónde empieza el trabajo y dónde acaba la jornada? El reloj de la fábrica se confunde con los que te encuentras en cada lugar de la ciudad, incluyendo los de tu propia casa. Procuras no agobiarte, sabes lo que hay aunque no te convence. Lo que pasa es que en ocasiones da miedo. La realidad laboral de cada vez más personas tiene poco que ver con un empleo fijo y las garantías que ello supone.
Los autónomos dependientes, las fijas discontinuas, los parados, los dueños de su propio y pequeño negocio, pero también aquéllos que tienen cierta estabilidad laboral, utilizamos las capacidades que nos caracterizan como seres humanos para conseguir un sueldo. Y estas capacidades tienen mucho que ver con las relaciones que establecemos con los demás, tales como la atención al público, la proximidad, los contactos, la comunicación o los cuidados. Es la vida puesta a trabajar y son aquellas actividades que producen sociedad las que van cobrando mayor importancia en el mercado laboral. Estas capacidades no nacen ni mueren en la empresa, ni pertenecen al trabajador o a la trabajadora como individuo aislado, sino que surgen y se transforman en relaciones sociales cotidianas ya sea a través de las redes sociales o de cuerpo presente.
2 – La producción de riqueza no se localiza fácilmente en determinados lugares, sino en territorios extensos, conectados a nivel global. Las ciudades se convierten en fábricas, compiten por atraer inversiones de grandes empresas financieras que necesitan servicios de seguridad, limpieza, diseño, asistencia jurídica o informática. Los turistas son otro reclamo, las calles se convierten en escaparates y las costumbres de los habitantes en un activo económico. Por poner un ejemplo, en la economía madrileña, que supone el 18% del PIB nacional, los servicios representan el 80% del empleo y dentro de esta categoría, los «servicios a las empresas» son ya el primer sector en la región con cerca de 600.000 trabajadores.
Las grandes corporaciones incluidas en el principal índice bursátil español, el IBEX 35, sumaron unos beneficios de 50.000 millones de euros durante 2010. Y todo ello a pesar de que la economía española permaneció prácticamente estancada y que la destrucción de pequeñas y medianas empresas continuó su avance durante todo ese año. De las 35 empresas incluidas en este índice, 23 tienen su sede en Madrid, y las otras 12 realizan buena parte de sus operaciones y servicios también desde sus sedes comerciales en la ciudad. La posición de Madrid como nodo de gestión, mando e intermediación en esta economía de flujos globales queda completada con el creciente papel que juega en la ciudad el turismo de negocios y el tránsito de personas gracias al aeropuerto de Barajas, que con cerca de 50 millones de pasajeros en 2010 se situa no muy lejos de los 66 millones de Londres-Heathrow, los 58 de París-De Gaulle, o los 53 de Frankfurt.
3 – Cuando las fábricas se dispersan en pequeños puntos de un territorio es mediante la comunicación y la movilidad como se conectan para producir. Como se ha demostrado en los últimos años, la comunicación y el transportes de personas y mercancías son estratégicos en la economía actual. En Francia, durante la huelga general de 2010, fue el bloqueo de las refinerías por parte de sus trabajadores lo que puso contra las cuerdas a Nicolás Sarkozy y su plan para aumentar la edad de jubilación. Hace pocos meses los camioneros italianos mantuvieron en jaque a Mario Monti mediante el cierre de los accesos a las grandes ciudades. En Madrid todavía recordamos la huelga de Metro que paralizó la ciudad durante tres días consecutivos.
Son los trabajadores relacionados con los medios de transporte los que tienen mayor capacidad para ejercer cierta presión, aunque sin un apoyo social masivo no pueden conseguir la victoria. Durante la huelga de Metro en Madrid, en junio de 2010, el ataque mediático y político buscaba poner a la ciudadanía en contra de los trabajadores, separando los intereses de ambos. Es aquí donde entra en juego la importancia de la comunicación como medio para conseguir alianzas entre amplios sectores sociales y un determinado grupo de trabajadores con capacidad para detener la circulación de personas y mercancías.
4 – No todo el mundo puede detener la circulación de mercancías y personas, pero en ocasiones quienes lo hacen no son transportistas, ni conductores, ni trabajadores de ninguna refinería. En Argentina, muchos desempleados tuvieron que acudir a herramientas de presión acordes a su condición laboral. Para ello adaptaron los repertorios de lucha empleados por los indígenas bolivianos, acostumbrados a realizar cortes de rutas para conseguir sus demandas. Los piqueteros argentinos bloquean carreteras como medio de presión, pero este tipo de intervención lleva detrás una comunidad que decide cómo, cuándo y con qué objetivos se hace.
Otro ejemplo, un poco más heterodoxo, es una acción protagonizada por una comunidad de vecinos que amenazó al alcalde de Chicago con colapsar los baños del aeropuerto O’Hara si no atendía a sus demandas. No llegaron a ocupar los retretes porque con la amenaza bastó para conseguir los objetivos. Esta acción la cuenta Saul Alinsky, un community organizer que en su libro Rules for Radicals: A Pragmatic Primer for Realistic Radicals dice cosas muy interesantes, tales como que “el ridículo es el arma más poderosa”, que “una táctica es buena sólo si vuestra gente disfruta aplicándola” o que “un ataque sólo puede tener éxito si tenéis preparada una alternativa constructiva”.
5 – Los que no tenemos capacidad para detener el transporte pero soñamos con bloquear la circulación financiera, podemos hacer otras muchas cosas sin olvidar que lo importante es que cada vez seamos más. Las situaciones cambian si la mayoría de la gente se echa a la calle. Miles de personas en las plazas fue un forma de parar la ciudad, de detener por unos días ese ritmo que nos impide decir basta. En menos de un año hemos aprendido que no tenemos miedo si estamos juntos. Que no nos pueden criminalizar si somos miles. Que somos millones si abrimos espacios para encontrarnos. De aquellos días en las plazas surgieron nuevas conexiones, cooperación entre diferentes que tienen mucho que aportar. Los enjambres suelen estar dispersos pero cuando se agrupan tiene mucha potencia. Quizá las huelgas del siglo pasado se ganaban porque era la mayoría la que se echaba a la calle y con ello, ponían en entredicho la legitimidad del sistema. Quizás ocupar el espacio público impugnando esta dictadura del 1 % es también una forma de huelga.
Es mucho lo que está en juego en los próximos meses y años. No es sólo la reforma laboral y los recortes que empeoran las condiciones de vida del 99%. Cada día nos obligan a competir y a mantenernos en la cuerda floja cuando vivimos en el momento con más riqueza de la historia. Los políticos prometen que todo mejorará pero sólo proponen privatizar y excluir. Nuestra propuesta es cooperar e incluir. Que la riqueza y la democracia sean por y para el bien de la mayoría. Un reto a nivel europeo y mundial.