1-. LA MISERIA QUE CREA LA VIOLENCIA
Hace unos días, el Cardenal Primado de Colombia, monseñor Rubén Salazar, Arzobispo de Bogotá, declaró a la prensa lo siguiente:
--Nos encontramos en cualquier parte de Colombia con personas oprimidas por el dolor de la miseria y la imposibilidad de reclamar sus derechos. Vivimos en una patria en conflicto, en una patria en que se dan terribles desigualdades, en la que se da todo tipo de injusticias. No podemos ser tolerantes con todo aquello que destruye a la persona humana, personas que han tenido que vivir las últimas consecuencias de ser vilipendiadas, humilladas, ofendidas y ahora son aterrorizadas por las minas antipersonales. En Colombia hemos creado la cultura del conflicto, la confrontación, la violencia.
Justas y verídicas las palabras del Cardenal, pero debió haber aclarado que las minas antipersonales son colocadas sólo por el gobierno y que la Iglesia Católica ha tenido una gran culpa histórica en esa situación de terrible injusticia social que ha sufrido el pueblo por siglos. La retórica se vuelve cínica cuando los hechos se le enfrentan.
2-. EL FLAGELO DE LAS DROGAS
En una reunión que sostuvo este lunes con la Presidenta de Brasil, Hon. Sra. Dilma Rousseff, en la Casa Blanca, Obama dijo que uno de los asuntos más importantes a tratarse en Cartagena es la cuestión de las drogas. Y tiene razón, pero debería tener en cuenta los siguientes datos para que pueda abordar ese asunto, al menos esta vez, con un poco de seriedad:
Fueron los agentes de la CIA y sus operativos, algunos de ellos nacidos en Cuba que vivían aquí en Miami, quienes, a mediados de los años 60, convirtieron a Colombia en el primer productor mundial de cocaína. Hay muchas evidencias que señalan que fue George Herbert Walker Bush, a quien hoy llamamos “El Viejo Bush”, para diferenciarlo del otro criminal, quien convenció a Fabio Ochoa Restrepo para que convirtiera su rancho de Antioquía en un centro productor de cocaína, negocio en extremo lucrativo que años después sería dirigido por Pablo Escobar Gaviria, quedando Don Fabio como el segundo hombre más poderoso del Cartel de Medellín.
Aunque Bush no era, entonces, director de la CIA se le consideraba uno de sus super-agentes quien ya, en los años 50, había contribuido a convertir a Beirut en el centro distribuidor para Europa y Estados Unidos de la heroína que llegaba de Afganistán, así como unos años después crearía el centro productor de heroína de Chiang May, en Tailandia.
La droga ha sido y es manejada por la CIA con varios propósitos: controlar a la población, en especial a la juventud, y desinteresarla de los problemas sociales para que la clase brutal que dirige al Complejo Militar-Industrial-Terrorista pueda perpetrar todos sus crímenes, y, además, como una gran fuente de dinero, inmensas cantidades de dinero.
La evidencia más famosa que prueba la complicidad de la Casa Blanca y la CIA en el negocio mundial de las drogas fue el Escándalo Irán-Contra, cuyo producto final fue la introducción en este país, en los años 80, de decenas de miles de toneladas de cocaína pura provenientes de Colombia, hecho que tuvo la complicidad directa de Reagan, el vice Bush y el gobernador Bill Clinton.
Ha sido la droga el problema más grave que ha confrontado Colombia en los últimos cincuenta años porque en torno a ella es que se han formado todas esas mafias que han influido en la actividad del gobierno y la guerrilla; pero son decenas de millones de estadounidenses los que consumen las drogas, no el pueblo colombiano, debido a las intensas presiones del sistema socio-económico que existe en este país, de capitalismo furioso, exagerado, salvaje, que afecta a todas las capas de la sociedad porque las hace competir unas contra otras como fieras, no personas.
Hace dos años, la Sociedad Química de Estados Unidos –“American” Chemical Society—, a la que pertenece la gran mayoría de los químicos de este país, celebró una convención en la ciudad de Washington y en su informe final reveló que el 90% de todos los billetes –papel moneda— que circula en este país tiene rastros de cocaína, y eso se eleva al 95% en la capital, adonde residen sus dirigentes nacionales, incluyendo los que tienen el control de las armas nucleares, algo que se presenta como una visión tenebrosa.
3-. LO QUE SE DEBE TRATAR EN CARTAGENA
Esta cumbre de mandatarios que comienza mañana, sábado 14, será un fracaso absoluto porque se van a discutir en ella temas artificiales, innecesarios, baladíes, que no han de cambiar en un ápice la infame naturaleza del sistema capitalista ni la intensa criminalidad de los gobiernos de Estados Unidos y Colombia.
Sería, por el contrario, un gran evento histórico, si en él se trataran, entre otras muchas, las siguientes cuestiones:
A-. Crímenes contra la ecología (perpetrados por todos los gobiernos de América, sin excepción, que pudieran acabar con la vida en este continente en un futuro previsible, sobre todo por la gran emisión de bióxido de carbono de Estados Unidos –30% de todo el CO2 que lanzan a la atmósfera todos los países del mundo--, la destrucción de los enormes bosques tropicales, sobre todo en Brasil, y la gran producción de petróleo de EU, Venezuela, México y otros países)
B-. Naturaleza criminal del sistema capitalista (sólo un ejemplo: todos los años mueren en el mundo capitalista unos 10 millones de niños víctimas del hambre y sus consecuencias, uno cada tres segundos; varios millones de ellos perecen en América)
C-. Naturaleza terrorista del gobierno de Estados Unidos (además de todas las tragedias que ha ocasionado desde fines del Siglo XVIII, en los últimos años ha perpetrado las masacres del 11 de Septiembre, Iraq, Afganistán, Pakistán y Libia; hace apenas unas pocas semanas, unos 20 soldados yankis, con la aprobación del mando militar, cometieron la masacre de nueve niños y tres mujeres en Kandahar, Afganistán; el gobierno de Obama trata de ocultar el hecho culpando a un solo soldado, a pesar de las numerosas evidencias de que se trató de una operación militar para aterrorizar al heroico pueblo afgano, y la prensa vendida y bandida es cómplice directa de esa infamia, que ha silenciado como si jamás hubiese ocurrido)
D-. Naturaleza terrorista del gobierno de Colombia (masacres aéreas de cientos de combatientes con el apoyo de los satélites espías de Estados Unidos; cárceles con más de 10,000 prisioneros de conciencia que no están amparados por la Convención de Ginebra porque el régimen los considera presos comunes; torturas que en varios casos han provocado muertes en la población penal)
E-. Bloqueo económico genocida del gobierno de EU al pueblo de Cuba (en contra de la voluntad, como es lógico, de todo el pueblo de Cuba al que afecta, de la mayoría de los cubanos emigrados, del pueblo de Estados Unidos y de todos los gobiernos del mundo, con excepción de los regímenes terroristas de EU e Israel; el bloqueo ha provocado miles de muertes y pérdidas por cientos de miles de millones dólares)
F-. Ocupación colonial británica de las Islas Malvinas (fue el gobierno de Estados Unidos el que despojó a Argentina de las Islas Malvinas, en 1833, y después se las entregó, indirectamente, al Imperio Británico, que las ha mantenido, a sangre y fuego, desde entonces)
G-. Expulsión de millones de inmigrantes “ilegales” (perpetrada por el gobierno de EU, sin tener en cuenta que han separado de sus padres a decenas de miles de niños pequeños nacidos en este país; la gran mayoría de los llamados “inmigrantes ilegales” expulsados vivían en las tierras que el Imperio le robó a México en 1848, o sea que, tratándose de mexicanos, en esas tierras los ilegales eran los no-mexicanos que expulsaron a los mexicanos de sus propias tierras)
H-. La libertad de Puerto Rico (esa nación latinoamericana fue ocupada por el gobierno de EU en 1898 en contra de la voluntad de sus habitantes que luchaban por independizarse de España desde hacía 30 años y que ya habían alcanzado plena autonomía; esa ocupación se ha mantenido por 114 años y es hora ya de que esa colonia se independice y forme parte de estas cumbres americanas)
I-. Los derechos laborales en EU (nueve de cada diez trabajadores en Estados Unidos no pertenece a ningún sindicato, o sea carece de derechos laborales; eso no existe en ningún país y es hora de que esos trabajadores tengan los mismos derechos que tienen los demás trabajadores de América)
J-. Guerra contra las drogas (la gran drogadicción que existe en EU afecta criminalmente a varios países, sobre todo a México y Colombia; es hora ya de que el gobierno de EU renuncie a los beneficios económicos que recibe del gran negocio de las drogas y realice una gran cruzada nacional antidrogas)
K-. Nacionalización (de todas las empresas extranjeras que estén explotando las riquezas de los países de América)
L-. El derecho a la educación (la instrucción primaria y secundaria en Estados Unidos es la más deficiente de América, incluyendo la de los países más pobres del Continente, como Haití y Honduras, y eso viola los derechos humanos de los niños y los jóvenes en este país).
Muchos otros pudieran ser, por supuesto, los asuntos a tratarse en Cartagena mañana y pasado, pero ya con éstos la Cumbre se aseguraría un sitio digno en la historia de América.
Veamos ahora lo que sucedió hace 109 años, cuando el gobierno de Colombia no era terrorista ni estaba sometido al Imperio:
EXISTE UN ESTADO DE GUERRA ENTRE COLOMBIA Y EU
El Diario de la Historia, Nueva York, 9 de diciembre de 1903. Una declaración oficial del Departamento de la Marina de Guerra de Estados Unidos, anunció, anoche, que dos compañías de infantería desembarcaron ayer en la nueva república de Panamá para protegerla de la creciente pugna entre los dirigentes de la rebelión que separó al departamento ístmico de Colombia, hace cinco semanas, y hoy forman parte del gobierno.
La declaración precisó que la seguridad de Panamá no puede quedar sólo bajo la responsabilidad de la pequeña y recién formada fuerza militar panameña a la que llamó “una banda de jóvenes belicosos dispuesta a tomar el poder por la fuerza y destituir a la junta civil”.
La declaración añade que el actual conflicto surge, además, por la distribución de los diez millones de dólares que el Departamento del Tesoro de EU está a punto de transferir al gobierno de Panamá para que haga frente a sus gastos iniciales.
El tratado comercial
Al fracasar, definitivamente, la compañía francesa de Ferdinando de Lesseps, constructor del Canal de Suez, para crear un canal que uniera el Atlántico y el Pacífico, el gobernante yanki Teodoro Roosevelt se decidió a realizar tan difícil empresa.
En junio de 1902, el Congreso de EU aprobó la Ley Spooner, que autorizó al Presidente a comprar las acciones de la compañía de Lesseps (Compagnie Universelle du Canal Interocéanique), asignándole para ello 40 millones de dólares, con la condición de lograr un tratado satisfactorio con Colombia, de la que Panamá era entonces un departamento.
Unos meses después, por el Tratado Hay-Terrán, el gobierno del presidente Rafael Núñez aceptó la construcción del canal, pero el Congreso colombiano se demoró en aprobar el decreto, mientras la oposición al tratado aumentaba debido a que Roosevelt exigía que una franja de diez kilómetros, a ambos lados de la obra, fuese territorio no del país del canal sino de EU.
Fue entonces que Roosevelt se decidió a apoyar a un grupo de panameños, en su mayoría socios de compañías estadounidenses, que trataban de separar Panamá de Colombia. El objetivo era viabilizar la construcción del canal y que el nuevo gobierno del recién creado país aceptara todas las condiciones del tratado Hay-Terrán.
La junta separatista, que hoy integra el gobierno del país, es dirigida por José Agustín Arango, abogado de la Panama Railroad Company, cuyos accionistas, en su gran mayoría, son estadounidenses, y, además, por Manuel Amador Guerrero y Carlos Arosemena, miembros de las familias más ricas de la región. Tienen el apoyo financiero, además, de Philippe-Jean Bunau-Varilla, un francés que representa a la compañía de Lesseps y que no ha estado en Panamá en los últimos diecisiete años.
Los separatistas formaron una pequeña fuerza armada y, a fines de octubre, con la decisiva ayuda de la Armada de EU, expulsaron a los pocos soldados colombianos que protegían el Istmo y proclamaron la independencia, el 3 de Noviembre.
Cuando el gobierno de Bogotá trató de recuperar su territorio, llevando a sus soldados en su pequeña y anticuada Marina, pues no hay comunicación terrestre apropiada para grandes fines militares entre Colombia y Panamá por lo intrincado de la zona del Golfo de Darién, la ya poderosa Armada de EU, vencedora del Imperio Español hace cinco años, se interpuso.
El 6 de Noviembre, EU reconoció al nuevo gobierno y, trece días después, o sea hace dos semanas, el propio Philippe-Jean Bunau-Varilla, ya como Delegado Plenipotenciario de Panamá, firmó un nuevo tratado con el Secretario de Estado de EU, John Hay, por el cual el gobierno de Panamá acepta todas las condiciones del Tratado Hay-Terrán y crea unas nuevas que amplían a perpetuidad los cien años en que el anterior tratado cedía las tierras para la construcción del canal y a dieciséis kilómetros el territorio que, de océano a océano, y partiendo al país en dos, pasa a ser territorio de EU.
El nuevo acuerdo –Tratado Hay--Bunau-Varilla--, además, le da derechos a EU a intervenir con sus fuerzas armadas en el nuevo país si las condiciones lo exigieran. Panamá nace, pues, como protectorado de EU.
Los Marines están dispuestos, además, según la declaración del Departamento de Marina, publicada hoy en Washington, a enfrentarse a un probable avance terrestre de las tropas colombianas que, a pesar de las tan adversas condiciones del terreno, traten de avanzar hacia la ciudad de Panamá.
Las protestas
El pueblo panameño ha protestado por la insólita rapidez con la que el delegado Bunau-Varilla ha firmado el tratado teniendo en cuenta sólo los intereses de la compañía que representa, no los del pueblo.
Colombia, por su parte, no acepta esta afrenta imperialista, y existe en todo el país un estado de efervescencia nacional que promueve una guerra contra Estados Unidos.
Algunos colombianos señalan que lo que ha sucedido en el Istmo es una ofensa a la memoria del generalísimo Simón Bolívar, pues fue, precisamente, en Panamá adonde se celebró el congreso continental que, promovido por El Libertador, trató de unir a los países latinoamericanos en una federación de repúblicas hermanas.
El Tratado Hay--Bunau-Varilla, al que también se le llama Convención del Canal del Istmo, tiene el apoyo de Roosevelt, pero tendrá que ser aprobado por el Senado de EU y ahí parece que va a haber una batalla más poderosa que la que pueda dar el gobierno de Bogotá para recuperar una parte integral de su país.
La peste del mundo
--Estoy avergonzado de la actitud de mi gobierno –declaró hoy, en el Capitolio, el senador Richard Morgan, de Alabama, en relación a la forma en que Roosevelt intervino en los problemas internos de Colombia sin consultar con los miembros del Congreso de EU--. El Presidente ha usurpado los poderes que en esta república la Constitución sólo confiere al Senado –dijo, además--.
En un tono, mucho más ríspido, el Senador añadió:
--El tratado del canal es un acto abominable. Monsieur Bunau-Varilla ha explotado a un país que ni siquiera es el suyo y ha jugado con la guerra, con el único propósito de enriquecerse. Su actitud es grotesca y nuestro gobierno es cómplice de este señor.
Por su parte, el senador antiimperialista George Frisbie Hoar, de Massachussets, expresó ante el pleno del Senado:
--Condeno la toma de Panamá en la misma forma en que he condenado la retención de Filipinas. Ya no somos una república de hombres libres, sino un Imperio que destruye la libertad de otros países. Podemos repetir ahora, con estas agresiones a España, Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Colombia y otros países, lo que dijo nuestro gran Emerson cuando invadimos a México, en 1846: “Nos hemos convertido en la peste del mundo”.
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