Elecciones legislativas en Grecia

Guerra mediática masiva contra Syriza

Desde que el pasado 6 de mayo la Coalición de Izquierda Radical (Syriza) se quedara a un paso de conseguir la victoria en las elecciones legislativas griegas, los titulares tanto de la prensa local como de la internacional no han dejado de ocuparse de la que sin duda fue la protagonista de los comicios.

Sin embargo esta presencia en los grandes medios no ha significado ningún tipo de reconocimiento hacia su importantísimo ascenso (del 4,6% de los votos en 2009 al 16,8 en esta ocasión), ni siquiera para presentar a la coalición como una alternativa a las políticas de austeridad que han llevado a la economía griega al callejón sin salida en el que se encuentra. Por el contrario lo que se ha desatado ha sido una feroz campaña de criminalización contra Syriza acusándola de querer llevar a Grecia a la catástrofe, de convertirla en la Cuba de Europa, de apoyar el terrorismo... y calificando a su líder, Alexis Tsipras, de bolchevique, radical, dictador o apelativos tan ocurrentes como “el Chávez del Mediterráneo”.

“Recibimos presiones fortísimas, que se incrementan día a día por parte de grupos mediáticos como Bloomberg”, explica a Gara Kostas Issijos, responsable de Relaciones Internacionales de Syriza. “También de bancos extranjeros y del Banco Central Europeo, diciendo que las próximas elecciones habrá que elegir entre el Euro o el caos de volver al Dracma. Eso es un chantaje intolerable y muy peligroso pues amenaza la estructura política y social del país que se ve sometida a una tensión fortísima”, añade.

La pasada semana el Banco Nacional de Grecia publicó un informe en el que se advertía que la victoria de Syriza en la próxima convocatoria electoral provocaría la salida del país de la eurozona ocasionando un desastre económico sin precedentes. Sin hacer ninguna referencia a los intereses sociales, los responsables del documento se centraron exclusivamente en las cuestiones financieras que se derivarían del abandono de la moneda común, planteando como única vía posible la continuidad de las políticas de ajuste comprendidas en el memorando de préstamo pues “pese a ser sin duda duras, la economía griega ha logrado avances significativos en áreas clave”. Quizá los autores estaban refiriéndose a la transferencia de dinero público sin precedentes entregada a los bancos griegos, cifrada en más de 150 mil millones de euros, y sin la cual hace tiempo que habrían quebrado.

Comprensión de los brics

Para tratar de contrarrestar esa campaña de desinformación, el líder de Syriza se reunió el miércoles en Atenas con los embajadores de los países que integran el G-20. Alexis Tsipras trasladó a los diplomáticos sus planes de gobierno en materia económica y de política exterior. “Les dijimos que nuestros deseos de cambio no pasan por poner una bomba a la economía mundial -nos comenta Kostas Issijos-, pero sí por acabar con esa política supeditada a los grupos financieros, oscuros y antidemocráticos, que controlan el destino del país”. “Igualmente fuimos claros al plantear nuestro proyecto de reconstruir un espacio político y social que tenga al ser humano en su centro, aplicando para ello medidas verdaderamente democráticas”, prosigue el responsable de internacional de Syriza, “desgraciadamente solo los países emergentes del grupo BRICS [Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica] estuvieron receptivos a nuestras demandas, mientras que Alemania y el denominado 'club del norte' continuaron insistiendo en unas políticas que ya han llevado a la ruina al país”.

Tsipras ha dejado claro durante la campaña que su prioridad es contrarrestar el pánico. “La gente superará el miedo. No sucumbirá ante él, no serán chantajeados”, dijo días atrás. Y las últimas encuestas, publicadas el pasado fin de semana, muestran en efecto un crecimiento de la coalición de izquierdas y la posibilidad de que alcance la victoria. El mismo domingo tuvo lugar en el Museo Benaki de Atenas un interesante debate que, bajo el título “El corazón de Europa late en Grecia”, reunió al joven candidato y al filósofo esloveno Slavoj Žižek. Éste trasladó la oleada del miedo a los mercados globales, pues los ciudadanos griegos “ya tienen bastante con preocuparse por su día a día, que está llegando a un extremo de miseria como Europa no había conocido desde hace décadas”, al tiempo que pidió un esfuerzo solidario paneuropeo para arropar a Syriza. El pensador elogió el valor y el compromiso democrático de la coalición en su tarea de tratar de arreglar el desastre creado por otros: una tecnocracia despolitizada en la que a los banqueros y a otros expertos se les permite demoler las bases del estado de derecho.

Syriza es, posiblemente, una de las últimas oportunidades para conseguir que la democracia y no los mercados gobiernen un país con una economía en caída libre. Y, como recuerda Žižek, “Grecia es uno de los campos de pruebas del actual modelo socioecónomico”. Es cierto que no tiene un programa revolucionario, como se le critica desde posiciones anticapitalistas, pero el hecho de haber marcado como prioridad a las clases más desfavorecidas supone un intolerable desafío al sistema neoliberal. Así lo entendió el primer ministro británico, Dave Cameron, cuando hace unos días aseguró que se estaban llevando a cabo los preparativos para la expulsión de Grecia de la eurozona. O la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, al advertir que si los griegos rechazan las medidas de austeridad en las próximas elecciones "entonces alguien tendrá que pagar el precio".

A los líderes europeos poco les importa que durante meses millones de griegos se manifestaran en las calles contra los recortes, ni que dos terceras partes de los votantes optaran el pasado 6 de mayo por partidos opuestos a esas políticas. La respuesta de los ciudadanos, acuciados por el paro, la caída de los ingresos familiares y el aumento de los impuestos, tiene una nueva cita con las urnas el próximo 17 de junio.

Una agresión neonazi enfrenta a Grecia con su violencia de extrema derecha

La agresión física de un diputado del partido neonazi griego Amanecer Dorado a dos electas de Syriza y del Partido Comunista Griego (KKE), en plena campaña electoral, ha actuado como un detonante revelador para Grecia, después de años de tolerancia de la violencia de la extrema derecha.

La imágenes del portavoz de la formación ultraderechista, Ilias Kasidiaris, golpeando tres veces en la cara a la diputada comunista Liana Kanelli durante un debate televisivo el jueves provocó la reacción del conjunto de la clase política y los medios de comunicación, hasta ahora indiferente. El arrebato de ira de Kasidiaris se produjo cuando otra diputada, Rena Dourou, de Syriza, le recordó su procesamiento por un atraco a mano armada. Kasidiaris le lanzó el agua de un vaso y golpeó a Kanelli cuando ésta le recriminó su actitud.

El Gobierno denunció «categóricamente» un «ataque contra la democracia» a poco más de una semana para las elecciones del 17 de junio.

El avance si precedentes de Amanecer Dorado en las legislativas del pasado 6 de mayo, al lograr el 6,9% de los votos y 21 diputados, y su participación en el diálogo público «le ha sacado de las sombras y ha revelado su comportamiento fascista, que había disimulado hasta ahora debido a su semiclandestinidad», afirmó a AFP Sophia Vidali, criminóloga de la Universidad de Tracia.

Beneficiado por «la tolerancia social» y la connivencia policial ante sus ataques a inmigrantes, supo capitalizar «la inquietud y el miedo frente a la ola de inmigración, la crisis económica y el empobrecimiento», opinó Vidali.

La Liga griega de Derechos Humanos denunció de nuevo el jueves, en una carta dirigida a la ministra responsable de la Policía, la «impunidad» de la que gozan los autores de esos ataques, que ha generado un «clima de miedo». Pocas veces se hace justicia en los raros casos de violencia racista que se tramitan. Un ejemplo son los dos juicios pendientes contra Kasidiaris, ambos aplazados.

Tras la agresión del jueves, la Fiscalía ha ordenado la detención de Kasidiaris, hasta ahora sin éxito, por «incitar a un mayor uso de la violencia».

El politólogo Thanassis Diamantopoulos constata los mensajes de apoyo a Kasidiaris en las redes sociales, aunque confía en que el partido sea aislado y autoexcluya a sus representantes de las tribunas mediáticas, tal y como anunció el jueves. Añadió que «el miedo de la violencia podría jugar el 17 de junio en su contra» y recordó que los últimos sondeos ya le pronosticaban una bajada en la intención de voto, que podría situarse en el 4%.


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