LAS ELECCIONES SUECAS Y LA LIBERTAD DE ASSANGE.
Después del resultado del referendo en Escocia, que favoreció la continuación de la dominación colonial ejercida desde hace 300 años por la pérfida Monarquía Inglesa, el evento político más importante en el espacio neocolonial de la Unión Europea ha sido – pese al silencio de canalla mediática internacional – la “sorprendente” derrota de la coalición conservadora gobernante en el Reino de Suecia, en donde una variopinto alianza de socialdemócratas, ambientalistas y ex comunistas, lograron una mayoría de escaños en el Parlamento, aunque no suficientes para alcanzar formar gobierno, según las viejas reglas de la democracia sueca.
Salvo algunas notas puntuales y algunas cifras electorales y sin análisis publicadas en las canalla mediática internacional, acerca de la derrota de gobierno conservador sueco - referentes del éxito de las duras políticas neoliberales aplicadas por la derecha europea para la recuperación de la economía de su ya largo período de crisis sistémica Capitalista, desatada en 2007 con la quiebra estrepitosa del Lehmans Brothers y otros grandes bancos globales, aseguradoras y fondos de pensiones (buitres y palomas) domiciliados en los Estados Unidos de América y, sus efecto expansivo demoledor sobre la economía europea – los comicios suecos “gozaron” de un “comprensible” silencio informativo, por cuanto se trataba de minimizar los efectos que tales resultados tuvieran sobre una población europea hastiada del rigor de los recortes que los seguidores de la Kaiser Angela Merkel y la Troika de la Unión Europea (Comisión, Consejo y Banco Central Europeo) le imponen a las economías capitalistas periféricas, subalternas y colonizadas de los Estados incorporados a este nuevo espacio neocolonial que se viene consolidando en la Europa de los banqueros.
Quien, por su oficio de periodista global y su uso intensivo y extensivo de las tecnologías de la comunicación y la comunicación, tenía suficiente información del escenario electoral sueco, de los posibles resultados y sus consecuencias política, era el periodista australiano refugiado en la Legación de la República del Ecuador en Londres, Julian Assange que, el día de cumplirse el segundo aniversario de su exilio forzoso en esa sede diplomática y, en momentos de recibir la visita del canciller ecuatoriano Ricardo Patiño, sorprendió a los numerosos periodistas reunidos en los alrededores de su lugar de asilo, al afirmar de que “muy pronto saldré de la Embajada”, sin dar mayores explicaciones sobre su decisión y las consecuencias que ella podría tener en su pretensión de evadir la cacería internacional que el gobierno de los Estados Unidos de América, con el apoyo de los gobiernos conservadores del Reino Unido, Suecia y su propio gobierno de Australia, mantiene en su contra por la difusión en el portal Wikileaks, de millones de documentos reservados y secretos de los Departamentos de Estado (Cancillería) y de Defensa, del gobierno delos Estados Unidos, sobre actividades de espionaje político y operaciones encubiertas de la diplomacia usamericana y las Fuerzas Armadas que, además, descubrieron los personajes serviles y bajo contrato, que en diversos países de Venezuela, América Latina y el Caribe y el resto del planeta, están al servicio de los intereses y las estrategias políticas y militares de los Estados Unidos.
Hechos públicos los resultados que dan el triunfo a una posible coalición de centroizquierda en el gobierno de Estocolmo, no se podría obviar la presencia en el escenario pos-electoral la postura de esa nueva formación de gobierno en la solución política de la injusta situación procesal en que dos chicas suecas, deseosas de divertirse libremente con un famoso periodista fuesen utilizadas por los agentes suecos y usamericanos de inteligencia para montar un bodrio de supuesta “violación”, basada en una extremista legislación sueca que puede calificar como tal, hasta la omisión no informada del uso de un preservativo en un contacto sexual consentido; causa que justificó la apertura de la causa judicial a la Fiscalía del gobierno conservador sueco – hoy derrotado- , su solicitud de orden de búsqueda europea contra Assange que le permitió al Reino Unido detenerlo y abrir un proceso de extradición y que forzó a Julian Assange, ante la inminencia de la extradición y la segura entrega al gobierno de los Estados Unidos, a su asilo en la Embajada de la República de Ecuador, cuyo presidente Rafael Correa, en un gesto de valentía política y dignidad nacional, le concedió Asilo Diplomático y denunció ante la comunidad internacional este crimen contra la Libertad de Expresión.
Aunque el desmantelamiento del muy reconocido Estado de Bienestar de Suecia y sus efectos perversos sobre los trabajadores, los jóvenes, los ancianos y las ancianas y los inmigrantes fueron temas centrales del debate electoral, la vergonzosa persecución contra el periodista Julian Assange no dejó de tener una presencia importante en la plataforma política de izquierda y la opinión pública sueca que, no solo se manifestó contra esa burda maniobra judicial basada en delitos inexistente sino que repudió las acciones persecutorias en la que participaron las autoridades suecas, sobre un asunto que no es del interés de Suecia sino de un Estado extranjero; visión que seguramente posibilitará que Assange, contando con el cambio de actitud política sobre el asunto de un nuevo gobierno progresista en el Reino de Suecia, pueda salir voluntariamente de su asilo en la Embajada de Ecuador en Londres, facilitar a las autoridades inglesas su extradición a Suecia y no a los Estados Unidos como es el deseo del gobierno de Barack Obama, para enfrentar las falsas acusaciones de la Fiscalía sueca y, cumplido el trámite procesal que seguramente lo declarará absuelto, éstas le darían su libertad plena y no lo entregaran a los “marshall” judiciales de los Estados Unidos de América en donde, sin duda alguna, sería sometido a un juicio injusto e ilegal y condenado a una larga pena de prisión por haberse atrevido a denunciar las tropelías que los agentes diplomáticos y de espionaje de los Estados Unidos realizan impunemente en contra de gobiernos y pueblos de todo el planeta Tierra.