Nuevamente las bestia terrorista, burdamente disfrazadas de islamistas, patentizan su voluntad criminal atacando un medio de comunicación – el semanario satírico parisino Charlie Hebdo - con el objeto de impedir que sus dibujantes y editores puedan seguir expresando su irreverencia contra todas las formas opresivas del Poder que atacan los cimientos de la civilización plural y compartida por la mayoría de la Humanidad.
La saña criminal contra personas civiles que, independientemente de sus posiciones e intereses políticos, solo tienen como instrumento de expresión el dibujo y la palabra, se explica como una nueva y dramática demostración de que el terrorismo ha dejado ya de ser un ilegítimo medio para alcanzar fines políticos para convertirse en esas manos criminales y en muchas otras con iguales comportamientos, en insanos medios de destrucción de valores de la convivencia humana, cuyos efectos más perversos no se limitan a los terribles daños humanos y materiales que ocasionan sino a la afirmación y pretendida legitimación de una Contra-Cultura de la Muerte que pretende conducir a la aceptación de la guerra fraticida y a la vorágine total como único estado de existencia de la sociedad humana o, lo que es peor, a la generación de condiciones conducentes a la destrucción de la vida en el planeta Tierra, mediante el holocausto nuclear.
La bomba como instrumento indiscriminado de muerte, el degollamiento como espectáculo de terror, el fusilamiento masivo como escarmiento, la violación y esclavitud de niñas y mujeres prisioneras y el uso de armas químicas prohibidas, demuestran un escalamiento demencial del terrorismo barnizado de causa política inconfesable que ya supera todo los parámetros conocidos de barbarie en los conflictos políticos y que hoy se han hecho parte de la emulación de muchos individuos que en el mundo pretenden encubrir su enferma conciencia con acciones criminales que desbordan todo límite de los valores y la razón humana.
El pueblo francés está de luto y en el mundo se extienden la más amplia condena a este cobarde y brutal crimen y la solidaridad con los familiares de las víctimas, sus compañeros de la redacción del semanario Charlie Hebdo y en general de los comunicadores y caricaturistas franceses, pero no todas expresiones están dirigidas al presidente Francois Hollande porque, parte importante del pueblo francés y a los pueblos del mundo tienen presente la responsabilidad directa y personal que este presidente francés ha tenido en la actual situación de guerra injusta, inmoral y terrorista de Francia, los Estados Unidos y los otros miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, contra los pueblos, en el Medio Oriente y el Norte del Africa.
Hollande ha perdido toda razón ética y moral para condenar el terrorismo por ser el responsable directo y personal inicio de la guerra petro-terrorista que el gobierno imperialista de los Estados Unidos y sus aliados subalternos de la OTAN desarrollaron contra el territorio de Libia, en la cual ordenó bombardear ciudades, refinarías y oleoductos que causaron más de 50 mil muertos y la división y destrucción de ese país; pero además, Francois Hollande fue quien inició los preparativos de bombardeo, junto con los Estados Unidos y el Reino Unido a la República Arabe de Siria, con el objeto de derrocar el gobierno del presidente legitimo Bachir Al Assad, y esta confeso del suministro de medios de guerra, adiestramiento de combate y apoyo de inteligencia técnica y humana a la grupos takfiries, incluyendo los del Movimiento Al Nusrha y el seudo-Estado Irak y el Levante, que han sembrado de muerte y destrucción a Siria y parte de Irak.
No puede entonces, el Presidente Hollande soltar “lagrimas de Cocodrilo” por el ataque criminal de los supuestos yihadistas contra el semanario satírico Charlie Hobde porque su gobierno, el gobierno de los Estados Unidos de América y sus aliados subalternos de la OTAN, están confesos en su continuado apoyo a los grupos terroristas seudo-islamistas con el fin de convertirlos en el Caballo de Troya del imperialismo y las viejas potencias coloniales europeas, en su estrategia de reconquista del control de todo el petróleo del Medio Oriente y la protección de ente sionista israelí, posición que se reconfirma en la negativa Francia y sus aliados de la OTAN de declarar a tales organizaciones – como lo ha solicitado el presidente Vladimir Putin de la Federación Rusa – como organizaciones terroristas, cerrar sus fuentes de financiamiento y comercio internacional del petróleo robado a Siria e Irak y enjuiciarlos conforme a las normas de la Corte Internacional de Justicia.
El llanto está del lado del pueblo francés, sus periodistas y sus caricaturistas del Charlie Hebdo y la condena categórica es contra todos los terrorismos, sean religiosos o de Estado, como lo declaró el Papa Francisco.