Insertos como estamos en lo económico, energético y geopolítica mundial, hoy somos, en América Latina, vanguardia de una nueva era, de una nueva visión de mundo, de sociedad. Esta visión de la Venezuela Bolivariana nos ha colocado en frente y abiertamente contra la política de dominación imperial de los Estados Unidos de América. No podemos esperar menos de su accionar contra nosotros. Ya lo hicieron en años pasados en Chile cuando en aras de mostrar que el sistema político comunista de la URSS no era conveniente, sometieron a toda la nación y finalmente a su gobierno mediante una guerra económica. Entonces, como ahora, medios, empresarios y políticos se aliaron contra el gobierno hasta su derrocamiento y el establecimiento de una de las dictaduras más cruentas de las últimas décadas en nuestro continente.
Enredados como están en el mundo por la reconquista de la hegemonía perdida, hoy cuando “China comunista y socialista” se consolida como primera economía mundial y primer socio comercial de América Latina y el Caribe, muchas son las intenciones e intentos por derrocar al gobierno bolivariano. Es imperdonable, para los Estados Unidos de América, la perdida en su “patio trasero” del mas importante proveedor de materia prima, de energía, de allí que la cuestión Venezuela es una orden ejecutiva, firmada, sellada y refrendada por todo el aparato imperial americano.
A lo interno, como en Chile, medios, empresarios y políticos hacen lo imposible para lograr tan macabros fines. Cabe preguntarse por la clase obrera. ¿Está dispuesta a una aventura como la chilena o peor? La Clase media, profesional, con tantos beneficios durante los últimos catorce años, ¿Esta dispuesta al retorno de la violencia y la anarquía? Clara debe estar de una cosa, en la actualidad la política intervencionista de los Estados Unidos de América es la de tierra devastada donde no existen instituciones, soberanía, democracia o libertad. Sólo existen gobiernos títeres que entregan los recursos naturales.
