Contando con el silencio cómplice de la canalla mediática internacional, el gobierno del "torcedor de Brazos" Barack Hussein Obama los corifeos políticos del Club de Madrid – santificadores del plan terrorista de la derecha venezolana contra el gobierno bolivariano del presidente Nicolás Maduro -, los magistrados de la indigna Corte Suprema de Justicia, (la misma que legitimó el Golpe de Estado del mafioso Roberto Micheletti y del contrabandista General Vásquez), acaba de tomar la decisión de declarar la inaplicabilidad del artículo 239 de la Constitución de la República de Honduras que prohíbe la reelección presidencial, contando con el voto favorable de seis (6) magistrados y un voto(1) disidente; lo cual permitiría la presentación del candidatura del actual Presidente Orlando Hernández, del Partido Nacional y de los expresidente Carlos Flores, Ricardo Maduro, Roberto Suazo, Porfirio Lobo Roberto Micheletti, Rafael Callejas e, incluso, el derrocado presidente Manuel "Mel" Zelaya.
Esta decisión antidemocrática y contraria a la Soberanía Popular, representa un cambio total de las elites políticas y oligárquicas que tiranizan al pueblo catracho respecto al carácter "pétreo" que su togados, politiqueros y golpistas argumentaron, precisamente, para justificar la negación de la consulta No Vinculante para que el pueblo manifestara su opinión acerca de una reforma general de la vieja Carta Magna impuesto por militares y oligarcas en 1.982 y que permite que liberales y nacionales se repartieran como botín las instituciones del Estado y, por esa vía, el Patrimonio Nacional de Honduras.
Es importante recordar que el 28 de junio de 2009, a pocos meses de la terminación de su mandato como Presidente Constitucional, Manuel "Mel" Zelaya, con una parte importante de su antiguo Partido Liberal y movimientos sociales y partidos de izquierda, intentó una consulta popular, no para reelegirse – lo cual no era posible - sino para conocer la opinión del pueblo y, de ser mayoritaria la opinión para redfactar una nueva Constitución, solicitar a esa misma Corte Suprema de Justicia, que autorizara un referendo democrático con todas las garantías para partidos y organizaciones sociales pero la repuesta inmediata de la derecha oligárquica fue proceder a la captura humillante en su domicilio oficial del presidente Zelaya, su secuestro en un avión militar estacionada en la Base Aéreo de los Estados Unidos en Palmerola y su liberación en el Aeropuerto de San José Costa Rica, sin que mediara ninguna decisión Judicial o procedimiento parlamentario conforme a lo establecido en la Constitución vigente.
Esta zarpazo de los militares golpistas dirigido por el general contrabandista Romeo Vásquez y el empresario mafioso Roberto Micheletti y que contó con el apoyo de la alta Curia Católica, las iglesias protestantes financiadas desde los Estados Unidos, así como de estructuras diplomáticas y de inteligencia de los Estados Unidos y la vergonzosa omisión y legitimación del Golpe por parte del anterior Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, fue resistida en las calles por amplios sectores democráticos agrupados en el Frente Nacional de Resistencia Popular, FNRP, quienes contaron con el respaldo y la solidaridad de gobiernos y movimientos sociales de América Latina y el Caribe, y en especial, del para ese entonces Presidente dela República Bolivariana de Venezuela, Comandante Hugo Chávez Frías y su Canciller, el actual Presidente Nicolás Maduro Moros, lo cual hizo posible su regreso clandestino al territorio hondureños y su asilo en la residencia oficial de Embajador de Brasil, creándole a los golpistas una seria crisis política, saldada con la salida negociada del Presidente Zelaya a la República Dominicana.
Esta reforma constitucional aplicada por seis (6) ciudadanos de la Corte Suprema de Justicia sin consultar al pueblo hondureño, depositario original de la Soberanía Nacional, no solo confirma el carácter fraudulento de las argucias parlamentarias y judiciales de los complotados contra el gobierno constitucional de Manuel Zelaya, sino también, confirma la profunda crisis de gobernabilidad existente en la alianza liberal-nacional oligárquica hondureña que, ante la cercanía de unas nuevas elecciones, pretende multiplicar las opciones presidenciales de esas formaciones políticas, con el fin de dividir el electorado y confundir a sectores del pueblo hondureño y de esa de esa manera intentarle restarle posibilidad de victoria al partido Libertad y Refundación, LIBRE, liderizado por Zelaya y su esposa Xiomara, dado la descomposición moral y políticas de las viejas elites gobernantes y la profundización de la crisis social, económica y de seguridad del segundo país más empobrecido de América Latina, después de Haití.
Aunque el Presidente Zelaya no se ha manifestado frente a esta última maniobra politiquera de las elites golpistas hondureñas, debería considerar el límite ético de la política, respaldando la Constitución vigente al momento de su derrocamiento y luchar junto al pueblo hondureño por una victoria en las próximas elecciones con la candidatura de Xiomara Zelaya, que tenga como objetivo la lucha por una Asamblea Nacional Constituyente, democrática y resolutiva, electa por el pueblo hondureño, que transforme el actual Estado de la Oligarquía sometido a los designios del gobierno de los Estados Unidos y sus ocupantes fuerzas militares y al servicio de las mafias de empresarios maquiladores y contrabandistas que mantienen al noble pueblo catracho en medio de la mayor miseria y explotación y con la emigración como su única opción de sobrevivencia.