I
Grecia y Syriza en un atolladero: entre la jaula de la Troika y la salida de la eurozona.
El perfil democrático y de izquierda de Syriza, consiste en presentarse como una alternativa política radical, a contrapelo de las dos derechas neoliberales: la conservadora (de corte fascista) y la socialdemócrata.
La cuestión política fuerte de Syriza, es su apuesta máxima y mínima: negociar la deuda griega y simultáneamente permanecer en la zona euro. No obstante, ese es el límite de los dueños de la deuda, de los acreedores de Grecia (la Troika), que negocian en el campo de la institucionalidad neoliberal europea y plaza fuerte del capital: esto es, en el espacio de un poder y su conjunto de normas que impone las condiciones de ajustes económicos, las políticas de austeridad, y los severos término de pago de la deuda.
Desde febrero, el curso de las negociaciones muestran la imposibilidad de la mejor alternativa, que hasta ahora ha propuesto Syriza, una especie de New Deal europeo o si se prefiere: una especie de keynesianismo reactualizado y progresista como contrapartida de lo que Joan Robinson denomina “el keynesianismo bastardo” y del credo neoliberal.
La crisis del neoliberalismo y la continuada ola recesiva del capitalismo tardío (de diferentes escalas y dimensiones), han dado lugar a que los neokeynesianos se planteen suavizar las aristas más conflictivas del Estado de bienestar. Syriza, en tanto campo político específico, intenta demostrar que su corazón late a la izquierda, y que la alternativa real de Europa es un nuevo pacto social, que erradique la lógica neoliberal, “y producir cambios profundos, en cuestión de meses, con medidas que caen totalmente dentro del marco institucional que los gobiernos europeos ya han acordado”.
Efectivamente: Syriza y el pueblo griego han topado con el límite cero de los supuestos políticos y las estrategias, que posibilitaron una victoria político electoral, suficientemente significativa. Ahora, en la negociación con socios que son sus enemigos, todo luce cuesta arriba: está clausurada la liquidez monetaria, por medidas y normas “del marco institucional que los gobiernos europeos ya han acordado”. Esto es: hay que replantear y reactualizar las ideas fundacionales de tan necesaria e indispensable alternativa política.
II
El dilema de Syriza: la síntesis imposible o de los socios que son sus enemigos
La fortaleza intelectual del gobierno de Syriza, es su punto fuerte en las negociaciones. Pero como siempre, si es suficiente en la teoría, tiene que ser suficiente en la práctica política. En el curso de las negociaciones, los representantes de Syriza hacen gala de una fuerte, coherente e impecable exposición de la crisis griega, y en especial respecto a la cuestión de la deuda. Pero, tal lógica argumental, no tiene el alcance de replantear los términos del acuerdo que exige la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y el FMI). En la zona euro, la lógica del mejor rendimiento de las finanzas y las políticas de ajustes económicos, deciden cómo es la meneada. Grecia luce capturada, pertenece o es miembro de una institucionalidad dominada por sus socios que a la vez están constituidos como sus enemigos.
Ante la imposibilidad de derrotar electoralmente a Syriza y el pueblo griego, el poder del capital europeo delinea la política, “no es lo mismo hacer campaña electoral y ganar las elecciones que gobernar”. Esto es, cuando gobierne Syriza, “le mostraremos que no están en una plaza de Grecia”. En criollo, la clase dirigente europea con el Banco Central Europeo y el mando alemán a la cabeza, asume esperar al pueblo griego en la bajadita: el futuro gobierno de Syriza no puede obviar que Grecia está bajo la autoridad del Banco Central Europeo y la Comisión Europea, que deben cumplir con normas y acatar medidas: “si desean ser miembros de la eurozona”. Esto es, de acuerdo con el principio que expone claramente Ángela Merkel: “…Si Grecia quiere ayuda, debe hacer lo correcto…”.
III
A dónde va Syriza: el problema político está, donde siempre está
Desde el comienzo, la estrategia de negociar con los socios y no abandonar la eurozona de los enemigos significa el límite cero de Syriza y el pueblo griego, y decide a dónde van.
La dirigencia de Syriza, hasta ahora, acepta la tesis de negociar y no abandonar la eurozona, porque supone la posibilidad real o la existencia de un conjunto de condiciones que hacen posible un espacio político para una democracia radical. Bien, el proyecto depende de la real existencia de sujetos y actores políticos, más allá de Syriza, que asuman tal premisa política, y de que el Banco Central Europeo suministre una mínima porción del mega salva-vida financiero que no le negaron a los principales bancos de Europa, durante la crisis capitalista del 2008-2010.
No obstante, el escenario de premisas compartidas que urge a Syriza, no emerge por lado alguno. Y Syriza con su estrategia se lo ha auto-negado, por enfatizar su pertenencia a la zona euro: “El drama griego ha entrado en su desenlace final. El gobierno griego tiene que devolver préstamos al FMI y a otras instituciones públicas próximamente, pero no dispone de efectivo. Los prestamistas se niegan a suministrar liquidez mientras el gobierno griego no acepte las condiciones por ellos impuestas.”
IV
La soledad de Syriza y el pueblo griego: la potencialidad y capacidad del movimiento anticapitalista y democrático europeo
El triunfo político-electoral del pueblo griego y Syriza, está posicionado en una coyuntura política que es el resultado de un proceso de luchas de los pueblos europeos, con su alcance de picos altos, de fuertes y sostenidos ciclos de movilización y organización política: Wall Street Ocuppy, el movimiento de los indignados y un conjunto de acontecimientos dinamizados por luchas alter-mundos: “Grecia es la historia de movimientos populares, de insurrecciones, de gente saliendo a las calles durante años”.
Ese preciso horizonte de esperanzas, sin embargo, en la actualidad, no es suficiente para salvar al pueblo griego del punto crítico de la soledad y de la “jaula de hierro” de sus enemigos. Quizás está planteado que si Grecia puede significar la esperanza de Europa, Europa en su conjunto debe tener la potencialidad y capacidad de sostener esa alternativa. Bien, hoy, Europa carece de tal eficacia: Syriza y el pueblo griego tienen que andar con sus propias fuerzas internas y potenciar las externas. Tienen que dinamizar y establecer otros horizontes.
V
Syriza y el pueblo griego: la prueba del ácido
De acuerdo con Euclides Tsakalotos, Coordinador de la delegación griega de negociadores, “se trata de conducirnos, con el agotamiento de la liquidez de la que dispone el estado griego, a un punto en el que estaremos obligados a muchos más compromisos…una táctica que agrava la situación. Porque hunde la economía, bloquea las inversiones, y hace de la caída del gobierno una profecía auto-cumplida.” Entonces, la cuestión política es como sigue:
Los negociadores griegos están persuadidos que en sus relaciones con los representantes de la “Troika” y el Banco Central Europeo, no se trata de discusiones racionales, y menos aún de criterios que emanan de la “teoría de juego”. Y confiesan que cuando “exponemos un argumento, nos responden con una norma, con un conjunto de normas que debemos aceptar y cumplir”. ¿Han comprendido, que para sostener y reafirmar su membrecía en la institucionalidad europea, tienen que “bailar pega’o” con sus socios que son sus enemigos?
VI
La generación y movilización de nuevos acontecimientos: para que otra política sea posible y creíble
Los atolladeros de las coyunturas políticas, constituyen el lugar donde se emplazan los acontecimientos transformadores, y no en la abstracción de los programas políticos.
La consistencia de izquierda de Syriza, en términos inmediatos, se decide en un punto: sostener el combate contra el neoliberalismo, para que otra Grecia, otra Europa y otro mundo sea posible. Syriza quizás deba auto-exigirse la ruptura de Grecia con el “yugo de la Europa neoliberal”: no están dadas las condiciones para avanzar “la política anti-austeridad”, si se es socio del enemigo. Entonces:
La política del miedo, de salir del terror que impone las normas de la eurozona debe concluir. Concluir por la izquierda, de acuerdo a un nuevo arreglo de las perspectivas políticas y socio-económicas de los trabajadores y el pueblo griego. Y en este caso, ya es demasiado evidente que se debe desplazar la orientación básica que fundamenta las estrategias de Syriza, esto es, el presupuesto de “soluciones inmediatas, factibles en el marco de las leyes y los tratados europeos actuales”. Syriza tiene que cumplir con las esperanzas que asumió y desencadena:
Demostrar la posibilidad real de una política transformadora: si no, se vuelve sal y agua entre la impotencia política y la capitulación que los pueblos no aceptan. Combatir los ajustes estructurales de la Troika exige del gesto y el coraje de hacer valer, en los hechos, el discurso de otra política. Y Syriza debe confrontarse con la frágil tregua de cuatro meses que finaliza en los próximos días. Syriza no puede obviar el punto de inflexión que significa una colisión frontal que no guarda relación con la idea de “la ambigüedad creativa”. Y tampoco con el realismo político que supone como una catástrofe la salida de la zona euro.
VII
¿El Minotauro global está muerto?
Yanis Varoufakis, el Ministro de Finanzas griego, demuestra que el “Minotauro global está muerto”, desde una perspectiva herética y a contrapelo de la crisis de acumulación-reproducción ampliada del capital y la tendencia a la caída de la tasa de ganancia: y lo hizo con una matriz analítica innovador y de un consistente poder explicativo. De su demostración, concluye que es posible, a lo Keynes, un “New Deal”. O un capitalismo sin fricciones, al estilo del monopólico Bill Gates.
El Ministro griego, ha llevado demasiado lejos sus clases magistrales de teoría del juego y su “marxismo” que admite como errático. “Para lograr que la inversión y el crédito vuelvan a niveles que permitan que la economía entre en velocidad de arranque, será necesario crear dos nuevas instituciones públicas que trabajen codo a codo con el sector privado y las instituciones europeas: un banco de desarrollo que aproveche los activos públicos y un “banco malo” que permita al sistema bancario salir de la gran carga que significan sus activos improductivos y volver a dar crédito a las empresas rentables y orientadas a la exportación…imaginemos el efecto de todo esto sobre el ecosistema financiero, fiscal y de seguridad social de Grecia... Es fácil imaginar una Grecia en fuerte recuperación como resultado de esta estrategia”
En el atolladero del pueblo griego, la verdadera línea roja que se ha pasado con base de la “ambigüedad creativa”, y de la cual quizás pueda retornarse, Varoufakis y Tsipras deben asumir que el pueblo griego no debe pagar la voluntad política de sacrificar a Grecia, promoviendo tal como se ha dicho públicamente: “un programa de actuación fundamentalmente burgués ¡para salvar al capitalismo de sí mismo!”
VIII
“La revolución por arriba de los comisarios economistas”
La institucionalidad que gobierna la Unión Europea, es la dictadura de los comisarios economistas, el poder autoritario de esa “burguesía asalariada” al servicio de las finanzas mundial y los centros de poder del capital. La democracia parlamentaria y el poder ejecutivo, en la eurozona, han sido desplazados por los poderes fácticos del Banco Central Europeo que decide las políticas económicas, presupuestarias y fiscales de sus países miembros. Balibar ha caracterizado este desplazamiento como una revolución por arriba. Y precisa que esta contra ofensiva del capital, de ninguna manera puede ser traducida, a lo posmoderno y con base de la resignación cínica, como el fin de los proyectos colectivos, y comunistas; que la izquierda debe superar el chantaje del caos. En este tope: no hay de otra, que asumir la alternativa política que desarticule la revolución por arriba. Y desarrollar la revolución por abajo: la del pueblo trabajador y la democracia de los iguales y los bienes comunes.