Grecia, la ruta del choque y la hipótesis Varoufakis. Gobiernan los banqueros o gobierna el pueblo

El movimiento anticapitalista europeo experimenta el impacto y  eficacia   de la hipótesis o  Varoufakis que  constituye la idea fuerte común a un conjunto de economistas heterodoxos, pragmáticos y neo-keynesianos: la modalidad de salida capitalista de la crisis del capitalismo tardío, sin las aristas conflictivas de la financierización de la economía y las políticas de austeridad. Esto es, de una alternativa política que a contrapelo de la “Tercera Vía” y de los partidos socialistas europeos que se constituyeron como la otra derecha neoliberal, (ton Blair, Mitterrand,  Zapatero, y demas, asuma políticas económicas que restituyan el Estado de bienestar desarticulado por las oleadas neoliberales  y el modelo de acumulación soportado en la hegemonía de las finanzas.

Grecia es el escenario que decide la pertinencia y legitimidad de esta política  de configurar la socialdemocracia anti-neoliberal.

1.- Desde el 2010, los gobiernos de Grecia renegocian el pago de la deuda a punta de  recortes presupuestarios, aumento del IVA, reducción del monto de las pensiones, privatizaciones y programa implacable de los acreedores. Proceso de renegociación que incluye un golpe de Estado técnico,  y la renuncia forzada del primer ministro Papandreau, en el 2011

2.- Syriza, con base de una  política anti-austeridad (para nada anticapitalista), desde febrero de 2015, intenta pactar con la troika (Banco Central Europeo, Unión Europea y el FMI)  un programa de reformas que asegure el pago de la deuda y la reducción del déficit fiscal, sin afectar significativamente su promesa y compromiso electoral:

Desde la primera ronda, la troika deja claro que no se trata de  dialogo técnico y racional, entre expertos económicos, y libre de prejuicios  ideológicos: “nosotros presentamos argumentos y nos responden con normas y estatutos”, declara, con cierto desconsuelo, un académico especializado en teoría del juego y dotado de una base de datos consistente, que demuestran la inaplicabilidad del programa de pago de la deuda con base del programa de los acreedores. Salvo si se acepta el desastre y caos de Grecia.

3.- El primer ministro griego,  desdibujada totalmente la posibilidad de acuerdo con la troika, delimita un nuevo punto de partida: “La cuestión, ahora no es que paguemos, sino que nos humillemos y arrodillemos”:

Y este es el punto que gravita en  el desencuentro entre el pueblo griego y sus acreedores, en  la coherencia y consistencia política de Syriza.   Para la izquierda radical, los movimientos anti-capitalistas,  los gobiernos democráticos y revolucionarios, esa es la cuestión que cuenta.

Se impone calibrar el poder explicativo y político de la matriz analítica, acerca de la crisis capitalista, elaborada por Yanis Varoufakis, en tanto soporte de la plataforma de Syriza:

Si es suficiente en la teoría debe ser suficiente en la práctica.

4.- Varoufakis escribe su “Minotauro global”, descartando todas las modalidades de interpretación marxista de la crisis capitalista: su tesis de “Reciclaje global de excedente” es presentada con la novedad teórica que  explica la turbulencia recurrente del capitalismo tardío. De acuerdo con Varoufakis: EEUU, desde los setenta instala un mecanismo que absorbe  porcentajes elevados  de  la producción mundial excedentaria, se posiciona como  la “fuente mundial de la demanda”,  el centro dinamizador de la economía global. Y Wall Street se constituye como el destino de flujo de los “beneficios obtenidos por los empresarios de las naciones excedentarias”.

El mecanismo de “Reciclaje del Excedente Global” (que asegura el funcionamiento económico de, EEUU con base a dos déficit, el comercial y el presupuestario)  estalla con la crisis capitalista del 2008-2010, y produce  la era de desestabilización de la economía global:

“Cuando, en otoño de 2008, las pirámides de dinero privado erigidas por Wall Street se auto consumieron convirtiéndose en ceniza, se desvaneció también la capacidad de Wall Street para seguir "cerrando" el círculo del reciclaje global. El sector bancario norteamericano ya no podía seguir utilizando los dos déficits gemelos de los EEUU (comercial y presupuestario), a fin de financiar una demanda norteamericana suficiente para mantener a flote las exportaciones netas del resto del mundo (un proceso de financiación que, hasta el otoño de 2008, aprovechaba los beneficios excedentarios del resto del mundo generados…). A partir de ese… momento, le resultaría imposible a la economía mundial recuperarse… y no podrá hacerlo en lo venidero, sin un Mecanismo de Reciclaje del Excedente Global  que venga a reemplazar al Minotauro Global herido de muerte.”

En la continuidad de la crisis capitalista, Varoufakis evidencia  que su hipótesis está probada: efectivamente, el minotauro global está muerto.

5.- Desde esta posición de fuerza intelectual (la supuesta  validez de su tesis, en este escrito no discutiremos tal pretensión), Varoufakis, refuerza la hipótesis política que soporta, hasta el sábado 25 de junio, la agenda de Syriza en las negociaciones del programa de reforma con la troika.

Si la crisis capitalista, no se explica por la teoría de los ciclos económicos (tan defendida por Jorge Giodarni), sino que constituye un desafío  que amenaza con arrasar el mundo, el dilema político es: una alternativa anticapitalista  o un programa racional para estabilizar el capitalismo. Varoufakis no vacila:

“Si mi pronóstico es correcto y la crisis  no es sólo una recesión cíclica más que se corregirá… la cuestión que se le plantea a la izquierda radical es la siguiente: ¿tenemos que alegrarnos de este hundimiento global del capitalismo europeo y aprovecharlo como una oportunidad para substituir el capitalismo por un sistema mejor? ¿O debería, al contrario, llenarnos de preocupación y obligarnos a una campaña a favor de la estabilización del capitalismo? Mi respuesta ha sido inequívoca durante los últimos tres años… Según yo veo las cosas, la crisis europea no está en proceso de gestación de una alternativa progresista, sino preñada por fuerzas radicalmente regresivas con capacidad para causar un inhumano baño de sangre y de cegar por varias generaciones las esperanzas de cualquier movimiento progresista…Por tener y manifestar esas opiniones he sido acusado por voces radicales bien intencionadas de “derrotista”; de tardío menchevique que no se cansa de luchar por objetivos que tienden a salvar el indefendible sistema socioeconómico actual…”

Pues bien esa es, efectivamente,  la posición política que la troika somete a dura y exigente prueba.

6.- Los supuestos de Varoufakis, no son evaluables, si obviamos la tercera parte de la mesa: el contratiempo que acude a la cita. Syriza tiene dos mandatos del pueblo griego, descartar las políticas de austeridad y permanecer en la zona euro. Y esos mandatos condicionan, tanto a Syriza como a la troika.

El minotauro global puede ser que sea un cadáver insepulto o que deambule herido de muerte, pero de ello no se  deriva o concluye que el modelo de acumulación financiarizado sea  abandonado o desplazado, sin más, por el poder del capital. Una alternativa capitalista, el capitalismo sin fricciones al estilo del de Bill Gates, tiene como condición sujetos capitalistas. Al viejo estilo: una fracción de capital  con la fuerza de instaurarlo como modelo hegemónico.

La rudeza de la troika en las negociaciones y  la flexibilidad de  Syriza para presentar propuestas, ha entrado en una colisión absoluta. Colisión que ya había sido presidida por un vocero del Banco Central Europeo: ya veremos cuando Alexis Tsipras acuda a la mesa de negociaciones, no es lo mismo que un mitin en una plaza pública, una cosa son las elecciones y otra es ser gobierno.  Hasta ahora, salvo el mandato del pueblo griego no existe fuerza política que refrende la  solución de la cuestión en disputa, al margen de las políticas de reformas y de un programa de pago de la deuda que clausura el futuro de la nación helena.

7.- De esta manera, si en términos de las racionalidades económicas querelladas, no hubo consenso alguno, respecto a las racionalidades políticas el desacuerdo culmina en un fuerte conflicto.

Syriza no tiene el mandato del pueblo griego, para  aprobar y aplicar políticas de austeridad, pero tampoco lo tiene para abandonar la Unión Europea. Y quizás, más que los supuestos  de Varoufakis, lo decisivo, el efecto de verdad,  es la situación  emplazada: la voluntad política del pueblo, que el pueblo griego, decida (en el lenguaje político de Chávez, en Chávez) en un referendo:

“Ni las amenazas y el chantaje ni los intentos de incitar el pánico cambiarán la voluntad del pueblo griego de vivir con dignidad. El día de la verdad se acerca para los acreedores, el momento en que van a ver que Grecia no se rendirá”

El  llamado a referendo desata los demonios del odio a la democracia y una ola de miedo en los mercados financieros. . Para la troika el referendo es inaceptable: “Ya no son posible más negociaciones y conversaciones”.   La simple alternativa de apelar a la consulta del pueblo, la alternativa de la soberanía popular frente al poder de los banqueros, la medida de control de capitales, para frenar su fuga (el llamado corralito, ya que en los últimos anos han salido 80.000 mil millones de euros de Grecia, y solamente el sábado 26 salieron 400. millones) es suficiente: para que  el pánico (la probable salida de Grecia de la Unión Europea, y menos mediante la consulta de la voluntad popular)  y la ira de la elite política y económica que hegemoniza la Unión Europea, evidencia que no se trata más de una disputa palaciega:  

La elite y la mafia de los banqueros, sostienen que decidir el acuerdo es peligroso, exactamente que “votarlo es peligroso”. Y ante ese escenario, las urgencias y pesadillas se instalan en las cancillerías, sobre todo en Francia y Alemania: las apresuradas reuniones de última hora refuerzan el asedio de  Grecia por la asfixia económica que avanza la troika.

8.- El eje de decisión se ha desplazado: ya no es en las oficinas de Bruselas donde impera el látigo de la banca y sus voceros.  El mensaje  es evidente: la autodeterminación del pueblo griego es el sujeto político. Se establece la posibilidad real de una alternativa radical y popular, en Europa,  a las políticas de austeridad y  linchamiento-ajusticiamiento de los gobiernos democráticos y revolucionarios.

Lo significativamente estratégico es el dilema, la encrucijada: entre  el programa de reformas y el pago de la deuda incobrable o la democracia.

Mikis Theodorakis es invalorable,  en este parte-aguas del pueblo griego:

“Existe una conspiración internacional cuyo objetivo es darle a mi país el golpe de gracia. El asalto se inició en 1975 contra la cultura griega moderna; luego continuó con la descomposición de nuestra historia reciente y nuestra identidad nacional y, ahora, trata de exterminarnos físicamente con el desempleo, el hambre y la miseria. Si los griegos no se sublevan para detenerlos, el riesgo de extinción de Grecia es real. Podría ocurrir en los próximos diez años. Lo único que sobreviviría a nuestro país sería el recuerdo de nuestra civilización y de nuestras luchas por la libertad.”

Anexos:

Discurso de Mikis Theodorakis (12 de febrero de 2012) en la manifestación contra la aprobación, por el parlamento griego, de la medida que establece la oleada de políticas de austeridad y programa de pago de la deuda elaborabas y gestionados por la troika:

“Cuando los ancianos Mikis Theodorakis (de 87 años) y Manolis Glezos (de 90) pidieron permiso a la policía antidisturbios para poder dirigirse a la multitud desde las escaleras del Parlamento, la única respuesta que obtuvieron fue una ráfaga de gas lacrimógeno que más bien pareció un intento de asesinato. Así se trata en este país “trokaizado” a dos hombre que son “tesoros nacionales” vivientes".

Existe una conspiración internacional cuyo objetivo es darle a mi país el golpe de gracia. El asalto se inició en 1975 contra la cultura griega moderna; luego continuó con la descomposición de nuestra historia reciente y nuestra identidad nacional y, ahora, trata de exterminarnos físicamente con el desempleo, el hambre y la miseria. Si los griegos no se sublevan para detenerlos, el riesgo de extinción de Grecia es real. Podría ocurrir en los próximos diez años. Lo único que sobreviviría a nuestro país sería el recuerdo de nuestra civilización y de nuestras luchas por la libertad.

Hasta 2009, la situación económica en Grecia no era muy grave. Las grandes heridas de nuestra economía fueron el excesivo gasto militar y la corrupción de una parte del mundo político, financiero y de los medios. Pero también son responsables algunos países extranjeros, entre ellos Alemania, Francia, Inglaterra y USA, que ganaron miles de millones de euros a costa de nuestra riqueza nacional vendiéndonos año tras año equipamiento militar. Esta hemorragia constante nos impidió avanzar mientras que enriquecía a otros países. Lo mismo se podría decir en lo que respecta al problema de la corrupción. Por ejemplo, la empresa alemana Siemens tenía una agencia especial dedicada a corromper a los griegos con el fin de que éstos diesen preferencia a sus productos en nuestro mercado. Así, hemos sido víctimas de este dúo de depredadores, alemanes y griegos, que se enriquecieron a costa del país.

Es obvio que estas dos grandes heridas podrían haberse evitado si los líderes de ambos partidos políticos pro yanquis no se hubiesen dejado corromper. Esa riqueza, producto del trabajo del pueblo griego, se drenó hacia países extranjeros y los políticos trataron de compensar las pérdidas mediante préstamos excesivos que dieron lugar a una deuda de 300 mil millones de euros, un 130% del Producto Nacional Bruto.

Con una estafa así, los extranjeros ganaban por partida doble: en primer lugar mediante la venta de armas y de sus productos y, en segundo, con los intereses sobre el capital que le prestaban al gobierno, no al pueblo griego que, como hemos visto, fue la principal víctima en ambos casos. Un solo ejemplo bastará para demostrarlo: en 1986, el gobierno de Andreas Papandreau pidió prestado un billón de dólares a un banco de un gran país europeo. Los intereses de ese préstamo terminaron de pagarse en 2010 y ascendieron a ¡54 billones de euros!

El año pasado, el presidente del Euro grupo, Jean-Claude Juncker, declaró que era consciente de la masiva fuga de capital que tenía lugar en Grecia a causa del alto costo del material militar, comprado principalmente a Alemania y Francia. Añadió que había llegado a la conclusión de que los fabricantes de armas nos estaban llevando a un desastre seguro. Sin embargo, confesó que no hizo nada para contrarrestarlo… ¡para no perjudicar los intereses de países amigos!

En 2008, la gran crisis económica llegó a Europa. La economía griega no se ha librado de ella. Sin embargo, el nivel de vida, que hasta entonces había sido bastante alto (Grecia estaba clasificada entre los 30 países más ricos del mundo), prácticamente no ha cambiado, a pesar del aumento de la deuda pública. La deuda pública no se traduce necesariamente en una crisis económica. Se estima que la deuda de países importantes como USA y Alemania es de miles de billones de euros. Los factores determinantes son el crecimiento económico y la producción. Si ambos son positivos, es posible obtener préstamos bancarios a un interés inferior al 5%, hasta que pase la crisis.

En noviembre de 2009, cuando George Papandreau llegó al poder, estábamos exactamente en esa posición. Para entender el efecto de su desastrosa política, mencionaré únicamente dos porcentajes: en 2009 el PASOK de Papandreau obtuvo el 44% de los votos. Ahora, las encuestas no le dan más del 6%.

Papandreau habría podido enfrentarse a la crisis económica (que era un reflejo de la de Europa) con préstamos bancarios al interés habitual, es decir, por debajo del 5%. Si lo hubiera hecho, nuestro país no habría tenido problemas. Como estábamos en una fase de crecimiento económico, nuestro nivel de vida habría mejorado.

Pero en el verano de 2009, cuando Papandreau se reunió en secreto con Strauss-Kahn para poner a Grecia bajo la tutela del FMI, ya había iniciado su conspiración contra el pueblo griego. Fue el exdirector del FMI quien hizo esta revelación.

Para lograrlo, fue necesario falsificar la situación económica de nuestro país con el fin de que los bancos extranjeros se asustasen y aumentasen hasta niveles prohibitivos las tasas de interés que exigían por los préstamos. Aquella costosa operación se inició con el incremento artificial del déficit público, desde el 12% al 15% para el año 2009 [Andrés Georgiu, Presidente de la Junta Directiva del Instituto Nacional de Estadística, ELSTAT, decidió súbitamente en 2009, sin el consentimiento de su Junta Directiva, incluir en el cálculo del déficit a algunas organizaciones y empresas que nunca antes se habían tenido en cuenta en ningún otro país europeo, con la excepción de Noruega, y ello con el objetivo de que el déficit de Grecia sobrepasara al de Irlanda (el 14%), para convertir a nuestro país en el eslabón débil de Europa, NdT]. Debido a este aumento artificial del déficit, el fiscal del Estado, Grigoris Peponis, ha encauzado hace veinte días a Papandreau y a Papakonstantinu (su exministro de Hacienda).

A continuación, Papandreau y su ministro de Hacienda iniciaron una campaña de descrédito que duró cinco meses, durante los cuales trataron de persuadir a los extranjeros de que Grecia, al igual que el Titanic, se estaba hundiendo y de que los griegos son corruptos, perezosos e incapaces de hacer frente a las necesidades del país. Las tasas de interés subían después de cada una de sus declaraciones y todo eso contribuyó a que Grecia dejase de poder contraer préstamos y nuestra adhesión a los dictados del FMI y del Banco Central Europeo se convirtiese en una operación de rescate que, en realidad, es el principio de nuestro fin.

En mayo de 2010, el ministro de Finanzas firmó el Memorándum, es decir, la sumisión de Grecia a nuestros prestamistas. Según la ley griega, la adopción de un acuerdo como éste debe presentarse al Parlamento y necesita la aprobación de las tres quintas partes de los diputados. Eso significa que tanto el memorándum como la troika que nos gobierna son ilegales, no sólo desde el punto de vista de la legislación griega, sino también de la europea.

Desde entonces, si considerásemos que nuestro viaje hacia la muerte es una escalera de veinte peldaños, ya hemos recorrido más de la mitad del camino. El Memorándum regala a los extranjeros nuestra independencia nacional y la propiedad de la nación, es decir, nuestros puertos, aeropuertos, carreteras, electricidad, agua, todos los recursos naturales (subterráneos y submarinos), etc. A éstos hay que añadir nuestros monumentos históricos, como la Acrópolis, Delfos, Olimpia, Epidauro y otros, ya que hemos decidido no hacer valer nuestros derechos.

La producción ha disminuido, la tasa de desempleo ha aumentado hasta el 18%, 800 000 negocios, miles de fábricas y cientos de artesanos han cerrado. Un total de 432 000 empresas han quebrado. Decenas de miles de científicos jóvenes están abandonando nuestro país, que se hunde cada vez más en las tinieblas de la Edad Media. Millares de personas que tenían una buena posición hasta hace poco, ahora buscan comida en los contenedores de basura y duermen en las aceras.

Mientras tanto, se supone que debemos vivir gracias a la generosidad de nuestros prestamistas, los bancos europeos y el FMI. De hecho, todo el paquete de decenas de miles de millones de euros que llega a Grecia regresa luego a nuestros acreedores, mientras que nosotros nos endeudamos cada vez más a causa de unas tasas de interés insoportables. Y como es necesario mantener la función del Estado, los hospitales y las escuelas, la troika impone impuestos exorbitantes a la clase media baja de nuestra sociedad, que llevan directamente a la hambruna. La última vez que tuvimos una situación de hambruna generalizada en nuestro país fue al principio de la ocupación alemana en 1941, con casi 300 000 muertos en sólo seis meses. Hoy, el espectro del hambre vuelve a nuestro infortunado y calumniado país.

Si la ocupación alemana nos costó a los griegos un millón de muertes y la destrucción total de nuestro país, ¿cómo podemos aceptar las amenazas de Merkel y la intención alemana de imponernos un nuevo Gauleiter,* que esta vez llevará corbata?

La ocupación alemana, desde 1941 hasta octubre de 1944, demostró hasta qué punto Grecia es un país rico y hasta qué punto los griegos son trabajadores y tienen conciencia de su compromiso con la libertad y el amor por su patria.

Cuando las SS y la hambruna mataron a un millón de personas y la Wehrmacht destruyó nuestro país, confiscó toda la producción agrícola y el oro de los bancos, los griegos fueron capaces de sobrevivir por medio del Movimiento de Solidaridad Nacional y de un ejército de 100 000 guerrilleros, que inmovilizaron 20 divisiones alemanas en nuestro país.

Al mismo tiempo, los griegos no sólo sobrevivieron gracias a su diligencia en el trabajo, sino también, bajo las duras condiciones de la ocupación, gracias al gran desarrollo del arte griego moderno, especialmente en los campos de la literatura y de la música.

Grecia eligió el camino del sacrificio por la libertad y la supervivencia al mismo tiempo.

Fuimos atacados, respondimos con la solidaridad y la resistencia y sobrevivimos. Ahora hacemos exactamente lo mismo, con la certeza de que el pueblo griego, con el tiempo, vencerá. Este mensaje está dirigido a Merkel y a su ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, y hace hincapié en que yo sigo siendo un amigo del pueblo alemán y un gran admirador de su contribución a la ciencia, a la filosofía, al arte y, en particular, a la música. La mejor prueba de ello es que he confiado toda mi obra musical en dos editoriales alemanas, Breitkopf y Schott, que están entre las mayores editoriales del mundo, y mis relaciones con ellas son muy cordiales.

Hoy nos amenazan con echarnos de Europa. Si ellos no nos quieren una vez, nosotros no querremos diez veces formar parte de la Europa de Merkel y Sarkozy.

Hoy, domingo 12 de febrero, Manolis Glezos –el héroe que arrancó la cruz gamada de la Acrópolis y con ello dio la señal que marcó el comienzo no sólo de la resistencia griega, sino también la resistencia europea contra Hitler– y yo vamos a participar en una manifestación en Atenas. Nuestras calles y plazas se llenarán de cientos de miles de griegos que expresan su ira contra el gobierno y la troika.

Ayer escuché a nuestro primer ministro-banquero cuando, dirigiéndose al pueblo, dijo que ya casi hemos tocado fondo. Pero ¿quién nos ha llevado a ese fondo en sólo dos años? Son los mismos que, en vez de estar en la cárcel, amenazan a los diputados con votar un nuevo Memorándum peor que el anterior. ¿Por qué? Porque eso es lo que el FMI y el Euro grupo nos obligan a hacer con amenazas: si no obedecemos, será la quiebra... Es una situación totalmente absurda. Grupos griegos y extranjeros que nos odian y que son los únicos responsable de la situación en que está nuestro país, nos amenazan y nos chantajean para seguir destruyéndonos hasta nuestra extinción definitiva.

Durante siglos hemos sobrevivido en condiciones muy difíciles. Y no sólo sobreviviremos ahora, sino que resucitaremos si nos llevasen por la fuerza hasta el penúltimo peldaño de la escalera que conduce a la muerte.

En estos momentos dedico todas mis fuerzas a unir a los griegos. Trato de convencerlos de que la troika y el FMI no son una calle de sentido único. Hay otra solución: cambiemos la orientación de nuestra nación. Pactemos con Rusia una cooperación económica que nos ayude a poner en valor la riqueza de nuestro país en condiciones favorables para nuestros intereses nacionales.

Propongo que dejemos de comprar equipamiento militar alemán y francés. Hagamos todo lo posible para que Alemania nos pague las reparaciones de guerra que nos adeuda, que con los intereses acumulados se elevan a 500 billones de euros.

La única fuerza capaz de hacer estos cambios revolucionarios es el pueblo griego en un frente unido de Resistencia y Solidaridad que expulse del país a la troika (FMI y bancos europeos). Al mismo tiempo, declaremos nulos y sin efecto todos sus actos ilegales, préstamos, deudas, intereses, impuestos y compras de bienes públicos). Por supuesto, sus socios griegos, que nuestro pueblo ya ha condenado como traidores, recibirán el castigo que se merecen.

Vivo totalmente centrado en este objetivo (la unión del pueblo en un Frente) y estoy seguro de que lo vamos a lograr. Luché con las armas en la mano contra la ocupación nazi. Conocí los calabozos de la Gestapo. Fui condenado a muerte por los alemanes y sobreviví milagrosamente. En 1967, fundé el Frente Patriótico (Patriotikò Mètopo, PMA), la primera organización de resistencia contra la junta militar. He luchado en la clandestinidad. Fui detenido y encarcelado en el “matadero” de la policía de la Junta. Pero sigo aquí.

Tengo 87 años y es muy probable que el día de la salvación de mi querida patria no esté entre vosotros. Pero voy a morir con la conciencia tranquila, porque cumpliré hasta el final con mí deber para con los ideales de libertad y derecho

 

Discurso de Alexis Tsipras que convoca el Referéndum griego:

“Respondemos con democracia”

Compatriotas, desde hace ya seis meses, el gobierno griego ha estado librando una batalla en condiciones de asfixia económica sin precedentes, con el fin de implementar el mandato que el pueblo nos legó el 25 de enero.

El objetivo por el que estábamos negociando con nuestros socios era poner fin a la austeridad, y permitir así que la prosperidad y la justicia social regresaran a nuestro país.

Era una propuesta por un acuerdo sustentable que respetara tanto la democracia como las leyes comunes de Europa, y que nos condujera finalmente a una salida de la crisis.

A lo largo de este período de negociaciones, se nos ha pedido implementar los acuerdos pactados por los anteriores gobiernos mediante los memorándum, a pesar de que éstos fueran categóricamente condenados por el pueblo griego en las recientes elecciones.

Sin embargo, ni por un momento pensamos en rendirnos y traicionar vuestra confianza.

Desafortunadamente, luego de cinco meses de duras negociaciones, nuestros socios han emitido en el Euro grupo de anteayer (en referencia al jueves) un ultimátum a la democracia griega y a su pueblo.

Un ultimátum que es contrario a los principios fundacionales y a los valores de Europa, los valores de nuestro proyecto común europeo.

Han demandado que el gobierno griego acepte una propuesta que suma una nueva carga insostenible sobre el pueblo griego y que socava la recuperación de la sociedad y la economía griegas. Una propuesta que no sólo perpetúa el estado de incertidumbre, sino que acentúa aún más las desigualdades sociales.

La propuesta de las instituciones incluye medidas que conducen a una mayor desregularización del mercado laboral, recortes en las pensiones, más reducciones en los salarios del sector público y un incremento en el IVA de alimentos, restaurantes y turismo, mientras que elimina las exenciones tributarias de las islas griegas.

Estas propuestas violan directamente los derechos sociales y fundamentales de Europa: demuestran que respecto al trabajo, la igualdad y la dignidad, en la mira de algunos de los socios e instituciones, no existe un acuerdo viable y beneficioso para todas las partes que no sea la humillación de todo el pueblo griego.

Estas propuestas principalmente destacan la insistencia del FMI en una austeridad severa y disciplinaria, y hacen más oportuna que nunca la necesidad de que las principales potencias europeas aprovechen el momento y lleven a cabo iniciativas que de una vez por todas pongan un final definitivo a la crisis de la deuda soberana en Grecia, una crisis que afecta a otros países europeos y que amenaza el futuro mismo de la integración regional.

Compatriotas griegos, ahora mismo descansa sobre nuestros hombros la responsabilidad histórica frente a las luchas y sacrificios del pueblo griego para la consolidación de la democracia y soberanía nacional, la responsabilidad por el futuro de nuestro país.

Y esta responsabilidad requiere que respondamos al ultimátum en base a la voluntad soberana del pueblo griego.

Hace poco tiempo, en una reunión de gabinete, sugerí la organización de un referéndum para que el pueblo griego pudiera decidir de una manera soberana. La sugerencia fue aceptada unánimemente.

Mañana (por el sábado), la Cámara de Representantes será convocada de urgencia para ratificar la propuesta del gabinete de cara a un referéndum el próximo domingo, 5 de julio, sobre la consulta de aceptar o rechazar la oferta de las instituciones.

Ya he informado de mi decisión al presidente de Francia y a la canciller de Alemania, al presidente del BCE, y mi misiva les pedirá a los líderes de la UE y las instituciones extender por algunos días el actual programa de liquidez, para que el pueblo griego pueda decidir libre de cualquier tipo de presión o chantaje, como es requerido por la Constitución de nuestro país y por la tradición democrática de Europa.

Compatriotas griegos, ante el chantaje del ultimátum, que nos exige aceptar una severa y denigrante austeridad sin fin y sin ninguna expectativa de recuperación social y económica, os pido que respondáis de manera orgullosa y soberana, como la historia del pueblo griego lo demanda.

Ante el autoritarismo y la austeridad inflexible, responderemos con democracia, en calma y decisivamente.

Grecia, la cuna de la democracia, enviará una respuesta democrática resonante a Europa y a todo el mundo.

Estoy personalmente comprometido a respetar el resultado de vuestra elección democrática, cualquiera que sea.

Y estoy absolutamente convencido de que vuestra decisión honrará la historia de nuestro país y enviará un mensaje de dignidad al mundo.

En estos momentos críticos, todos debemos recordar que Europa es el hogar común de los pueblos. En Europa no existen dueños e invitados.

Grecia es y seguirá siendo una parte integral de Europa, así como Europa es una parte integral de Grecia. Pero sin democracia, Europa será una Europa sin identidad y sin rumbo.

Os invito a todos a demostrar unidad nacional y calma para optar por la decisión correcta.

Por nosotros, por las futuras generaciones, por la historia de los griegos.

Por la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo.

* Primer Ministro de Grecia

Intervención de Yanis Varoufakis el sábado 27 de junio, en la reunión del Euro grupo, del cual ha sido expulsado

 

La reunión del Euro grupo de ayer, 27 de junio de 2015 no pasará a la historia como un momento de orgullo para Europa. Los ministros rechazaron la petición del gobierno griego para garantizar al pueblo griego una semana de deliberación, a fin de decidir una respuesta de Sí o No a las propuestas de las instituciones, unas propuestas cruciales, huelga decirlo, para el futuro de Grecia en la Eurozona. La mera idea de que un gobierno pudiera consultar a su pueblo sobre una propuesta problemática hecha por las instituciones fue tratada con incomprensión y, a menudo, con un desdén rayano en la indignación. Hubo incluso quien llegó a espetarme: “¿Cómo puede usted esperar que la gente común entienda asuntos de tal complejidad?”. ¡La democracia no tuvo un buen día en la reunión de ayer del Euro grupo! Pero tampoco las instituciones europeas. Luego de que se rechazara nuestra propuesta, el Presidente del Euro grupo rompió con la convención de unanimidad –emitiendo un comunicado sin mi consentimiento— y llegó incluso a tomar la dudosa decisión de acordar una continuación de la reunión sin la presencia del ministro griego, ostensiblemente para discutir los “próximos pasos”. ¿Pueden coexistir la democracia y una unión monetaria? ¿O debe acaso caer una de las dos? Tal es la cuestión capital que el Euro grupo decidió responder guardando a la democracia en el cajón de las cosas demasiado arduas. Por ahora. O eso, al menos, me atrevo a esperar yo.

Colegas:

En nuestra última reunión del pasado 25 de junio las instituciones presentaron su oferta final a las autoridades griegas en respuesta a nuestra propuesta de un Acuerdo a Nivel de Expertos (SLA, por sus siglas en inglés) presentado el 22 de junio (y firmado por el Primer Ministro Tsipras). Tras un largo y cuidadoso examen, nuestro gobierno decidió que, desgraciadamente, la propuesta de las instituciones no podía ser aceptada. A la vista de lo cerca que estaba ya el 30 de junio, fecha de expiración del actual acuerdo de préstamo, el punto muerto a que hemos llegado nos suscita honda preocupación a todos. Y sus causas deben ser examinadas a conciencia.

Nosotros rechazamos las propuestas realizadas por las instituciones el pasado 25 de junio por varias razones de peso. La primera razón es la combinación de austeridad e injusticia social que impondrían a una población ya devastada por… la austeridad y la injusticia social. También nuestra propia propuesta SLA (del 22 de junio) es austera, buscando aplacar a las instituciones y, así, acercarnos a un acuerdo. Solo que nuestra SLA busca desplazar la carga de esta nueva oleada de austeridad hacia las espaldas de los más capaces de soportarla (por ejemplo: concentrándose en mayores contribuciones de los empresarios a los fondos de pensiones, en vez de reducir las pensiones más bajas). Sin embargo, incluso nuestra SLA contiene muchos elementos que la sociedad griega rechaza.

Así pues, habiéndosenos empujado enérgicamente a aceptar una nueva austeridad substancial en forma de superávits primarios absurdamente grandes (un 3,5% del PIB a medio plazo, algo inferior a la irredimible cifra acordada por los anteriores gobiernos griegos: 4,5%), tuvimos que terminar haciendo equilibrios recesivos entre, por un lado, los mayores impuestos y gravámenes en una economía en la que a quienes pagan lo debido les sale por un ojo de la cara, y por el otro lado, reducciones en pensiones y servicios sociales en una sociedad ya devastada por recortes masivos en el ingreso básico que sostiene a los cada vez más necesitados.

Déjenme decirles, colegas, lo que ya hemos comunicado a las instituciones el 22 de junio, al ofrecer nuestras propias propuestas: incluso esta SLA, la que nosotros proponíamos, resultaba extremadamente difícil de pasar por el Parlamento, dado el nivel de medidas recesivas y de austeridad que entrañaba. Desgraciadamente, la respuesta de las instituciones fue insistir en medidas todavía más recesivas (es decir, paramétricas), como, pongamos por caso, incrementar el IVA de los hoteles ¡del 6% al 23%!). Y lo que todavía es peor, en desplazar masivamente las cargas desde el mundo empresarial hacia los sectores más débiles de la sociedad: por ejemplo, reduciendo las pensiones más modestas, privando de apoyo a los campesinos, posponiendo indefinidamente toda legislación que ofrezca una mínima protección a trabajadores inclementemente explotados.

Las nuevas propuestas de las instituciones, según se expresan en su documento del 25 de junio –anterior a la SLA—, convertirían un paquete de medidas políticamente problemáticas (desde la perspectiva del Parlamento griego) en un paquete de medidas extremadamente difícil de aceptar por una mayoría parlamentaria. Pero eso no es todo. La cosa es peor, mucho peor que eso, cuando echamos un vistazo al paquete de medidas de financiación propuestas.

Lo que hace de todo punto imposible que pase por el Parlamento griego la propuesta de las instituciones es la falta de respuesta a esta cuestión: ¿Nos ofrecerán al menos esas penosas medidas un período de tranquilidad para poder llevar a cabo las reformas y medidas acordadas? ¿Acaso una inyección de optimismo contrarrestará el efecto recesivo de la consolidación fiscal extra que se pretende imponer a un país que lleva ya en recesión 21 trimestres consecutivos? La respuesta es clara: No; la propuesta de las instituciones no ofrece esa perspectiva.

He aquí por qué: la financiación propuesta para los próximos 5 meses (véase más abajo el calendario) resulta problemática por distintas razones:

Por lo pronto, no hace provisiones para los atrasos del Estado causados por 5 meses de realizar pagos sin desembolsos y de ingresos fiscales menguantes resultantes de la permanente amenaza de Grexit que estaba en el aire, por así decirlo.

En segundo lugar, la idea de canibalizar el HFSF (Fondo Helénico de Estabilidad Financiera, por sus siglas en inglés), a fin de pagar los bonos del BCE de la era SMP [Securities Market Program, un programa que fue substituido en septiembre de 2014 por el actual programa OMT (Outright Monetary Transactions); T.] constituye  un peligro claro y vivamente presente: esos dineros fueron concebidos –fundadamente— para robustecer a la frágil banca griega, posiblemente a través de una operación que permitiera enfrentarse a las montañas de créditos no rentables que merman su capitalización. La respuesta que he obtenido de funcionarios veteranos del BCE, cuyo nombre no dejaré dicho, es que, si necesario fuera, el HFSF sería reaprovisionado para poder lidiar con las necesidades de recapitalización de los bancos. ¿Y quién reaprovisionaría? El Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE), se me dijo. Pero –un pero nada menor— eso no forma parte del acuerdo propuesto y, además, no podría ser parte del acuerdo, en la medida en que las instituciones carecen de mandato para comprometer de ese modo al MEE, como estoy seguro de que Wolfgang [Schäuble] nos recordará a todos. Por lo demás, si pudiera llegar a hacerse un arreglo así, ¿por qué no se discute nuestra sensible, moderada, propuesta de una nueva función del MEE para Grecia que ayude a desplazar los pasivos del SMP actualmente en manos del BCE hacia el MEE? La respuesta: “no lo discutimos porque no nos da la gana” sería demasiado dura para que yo pudiera trasladarla a mi Parlamento al lado de un nuevo paquete de austeridad.  

En tercer lugar, el calendario de desembolsos propuesto es un campo de minas en forma de revisiones –una al mes— que garantizará dos cosas. La primera, que el gobierno griego se verá inmerso día tras día, semana tras semana en el proceso de revisión durante cinco largos meses. Y bastante antes de que esos cinco meses expiren, tendremos que entrar en otra tediosa negociación sobre el siguiente programa. Porque no hay nada en la propuesta de las instituciones capaz de inspirar ni siquiera la más remota de las esperanzas en que al final de esta nueva extensión Grecia podrá caminar por su propio pie.

En cuarto lugar, dado que resulta apabullantemente claro que nuestra deuda seguirá siendo insostenible a final de año y que el acceso a los mercados seguirá tan lejos como ahora, no puede contarse con que el FMI desembolse su parte, los 3,5 mil millones con que cuentan las instituciones como parte del paquete de financiación propuesto.

Estas son razones sólidas que justifican por qué nuestro gobierno no considera que disponga de un mandato para aceptar la propuesta de las instituciones ni para servirse de la mayoría de que dispone en el Parlamento para pasarla por el legislativo.

Al mismo tiempo, y sabedores del crítico momento histórico en que nos hallamos, no disponemos tampoco de mandato para desestimar las propuestas de las instituciones. Nuestro partido recibió el 36% del sufragio, y el gobierno en su conjunto recibió poco más del 40%. Plenamente conscientes de la gravedad de nuestra decisión, nos sentimos obligados a poner la propuesta de las instituciones en manos del pueblo de Grecia. Nos proponemos explicarles cabalmente qué significaría un SÍ a la Propuesta de las instituciones, y hacer lo propio con el voto del NO, para que decida el pueblo. En lo que a nosotros hace, aceptaremos el veredicto popular y haremos todo lo necesario para ponerlo en práctica, sea cual sea el resultado.

Algunos se inquietan porque un Sí podría significar un voto de falta de confianza en nuestro gobierno (puesto que nosotros recomendaremos votar No), caso en el cual no podríamos prometer al Euro grupo que estaríamos en situación de firmar y llevar a la práctica el acuerdo con las instituciones. No es así. Nosotros somos demócratas convencidos.  Si el pueblo nos da una instrucción clara para suscribir las propuestas de las instituciones, haremos lo que sea preciso en este sentido, aun cuando ello traiga consigo una reconfiguración del equipo de gobierno. Colegas: la solución del referéndum es óptima para todos, dadas las restricciones en que nos hallamos.

  • Si nuestro gobierno aceptara hoy la oferta de las instituciones prometiendo pasarla mañana por el Parlamento, seríamos derrotados en el Parlamento, lo que resultaría en la convocatoria de nuevas elecciones no antes de un mes: un retraso y una incertidumbre que no harían sino disminuir muy mucho las perspectivas de una solución satisfactoria.
  • Pero aun si consiguiéramos pasar por el Parlamento las propuestas de las instituciones, nos enfrentaríamos a un gran problema de titularidad y de puesta en práctica. Dicho simplemente: así como en el pasado los gobiernos que se allanaron a poner en práctica políticas dictadas por las instituciones no lograron hacerse acompañar por el pueblo, así también nos pasaría a nosotros: cosecharíamos el mismo fracaso. 

Respecto de la cuestión que hay que plantear al pueblo griego, mucho se ha discutido. Muchos de ustedes nos aconsejan –y hasta nos instruyen para— que sea una pregunta de Sí o No sobre el euro. Déjenme ser claro al respecto. Para empezar, la cuestión fue formulada en el Gabinete y acaba de pasar por el Parlamento, y su tenor literal es el siguiente: “¿Acepta usted la propuesta de las instituciones tal como nos fue presentada el 25 de junio en el Euro grupo?”. Esta es la única cuestión pertinente. Si hubiéramos aceptado esta propuesta hace dos días, habríamos llegado a un acuerdo. Lo que hace el gobierno griego ahora es preguntar al electorado para que conteste la cuestión que tú, Jeroen [Dijselbloem] me planteaste literalmente así (cito textualmente): “considéralo, si quieres, una propuesta de tómalo o déjalo”. Muy bien; así lo consideré. Y lo que hacemos ahora es honrar a las instituciones y al pueblo griego pidiendo a este último una respuesta clara a la propuesta de las instituciones.

A quienes digan que, en realidad, esto es un referéndum sobre el euro, mi respuesta es la siguiente: podéis perfectamente decir eso, pero yo no haré comentarios. Es vuestro juicio, vuestra opinión. Vuestra interpretación. ¡No la nuestra! Hay una lógica en vuestro punto de vista, si lo que amaga es una amenaza de que un No del pueblo griego a la propuesta de las instituciones será seguido de movimientos tendentes a expulsar a Grecia –ilegalmente— del euro. Tal amenaza resultaría incongruente con los principios básicos de la gobernanza democrática europea y con la legislación europea.

A quienes nos instruyen para que la cuestión sometida a referéndum sea el dilema Euro-Dragma, mi respuesta es cristalinamente clara: los Tratados europeos tienen cláusulas para regular la salida de la Unión Europea; pero no hay ninguna cláusula que regule legalmente una salida de la Eurozona. Y por buenas razones, huelga decirlo, porque la indivisibilidad de nuestra Unión Monetaria es parte de su raison d’ être. Pedirnos que formulemos la cuestión del referéndum como una elección que permita la salida de la Eurozona es pedirnos que violemos los Tratados de la UE y la legislación de la UE. A quienquiera me sugiera a mí o a otros celebrar un referéndum sobre la pertenencia a la Unión Monetaria Europea, le recomendaré que busque primero cambiar los Tratados.

Colegas:

Es hora de hacer balance. La razón de que nos hallemos en el actual dilema es sólo una: la propuesta originaria de mi gobierno a ustedes y a las instituciones, que yo articulé aquí en mi primera intervención ante el Euro grupo, nunca se tomó en serio. Era la sugerencia de que creáramos un denominador común entre el Memorándum de Entendimiento (ME) prevalente y nuestro nuevo programa de gobierno. Hubo un efímero momento, con la declaración del Euro grupo del 20 de febrero, en que asomó la perspectiva de ese denominador común, al prescindir de referencias al ME y concentrarse en una nueva lista de reformas que nuestro gobierno debería presentar a las instituciones.

Por desgracia, inmediatamente después del 20 de febrero las instituciones y el grueso de los colegas en esta sala se afanaron en recuperar centralmente el ME y en reducir nuestro papel al de proponer cambios marginales al ME. Es como si se nos hubiera dicho, para parafrasear a Henry Ford, que podríamos tener cualquier lista de reformas y lograr cualquier acuerdo, mientras nos atuviéramos al ME. El denominador común fue, así pues, sacrificado a favor de imponer a nuestro gobierno una retirada humillante. Así lo veo yo. Pero eso carece ahora de importancia. Ahora le toca al pueblo griego decidir.

Nuestra tarea hoy en el Euro grupo es la de sentar las bases de un tránsito tranquilo al referéndum del 5 de julio. Eso significa una cosa: que nuestro acuerdo de préstamo habrá de ser extendido unos cuantas semanas para que el referéndum tenga lugar en condiciones de tranquilidad. Inmediatamente después del 5 de julio, si el pueblo ha votado Sí, la propuesta de las instituciones será subscrita. Hasta entonces, en la próxima semana, a medida que se acerca el referéndum,  cualquier desviación de la normalidad, especialmente en el sector bancario, será inequívocamente interpretada como una coerción a los votantes griegos. La sociedad griega ha pagado un considerable precio, con una gigantesca contracción fiscal, para poder ser parte de nuestra unión monetaria. Pero una unión monetaria democrática que amenaza a un pueblo en trance de ofrecer su veredicto con controles de capital y cierres de bancos es una contradicción en los términos. Me gustaría pensar que el Euro grupo respetará este principio. En lo que atañe al BCE, el custodio de la estabilidad monetaria y de la propia Unión, no tengo la menor duda de que si el Euro grupo tomara hoy una decisión responsable y aceptara la extensión de nuestro acuerdo de préstamo que estoy solicitando ahora, hará todo lo necesario para dar al pueblo griego unos cuantos días más para que pueda expresar su opinión. 

Colegas: vivimos momentos críticos, y las decisiones que tomemos serán transcendentales. En los años venideros nos preguntarán: “¿Dónde estaba usted el 27 de junio? ¿Y qué hizo para evitar lo ocurrido?”. Al menos deberíamos ser capaces de decir: “Dimos al pueblo que vivía bajo la peor depresión una oportunidad para considerar sus opciones. Ensayamos la democracia como medio para salir de un punto muerto. Y nosotros hicimos lo preciso para darle a ese pueblo unos cuantos días para poder hacerlo.”

PS.- El día en que el Presidente del Euro grupo rompió la tradición de unanimidad y excluyó arbitrariamente a Grecia de un encuentro del Euro grupo.

Tras la intervención que acabo de transcribir, el Presidente del Euro grupo rechazó –apoyado por el resto de miembros— nuestra petición de una extensión y anunció que el Euro grupo emitiría una declaración cargando a Grecia con la culpa de este impasse. Sugirió que los 18 ministros (es decir los 19 ministros de finanzas de la Eurozona menos el ministro griego) reflexionaran luego sobre la manera y los medios de protegerse a sí mismos de las repercusiones.

Llegados a este punto, pedí asesoramiento jurídico al secretariado sobre si el Euro grupo podía emitir una declaración sin la convencional unanimidad y sobre si el Presidente del Euro grupo podía convocar una reunión sin invitar al ministro de finanzas de un Estado miembro de la Eurozona. Lo que recibí fue la extraordinaria respuesta que sigue: “El Euro grupo es un grupo informal. Así pues, no está vinculado por Tratados o regulaciones escritas. Aunque la unanimidad es convencionalmente respetada, el Presidente del Euro grupo no está restringido por reglas explícitas”. Dejo al propio comentario del lector esta extraordinaria afirmación.

Por mi parte, concluí como sigue:

Colegas: rechazar la extensión del acuerdo de préstamo uno cuantos días, y para el propósito de ofrecer al pueblo griego la oportunidad de deliberar en paz y tranquilamente sobre la propuesta de las instituciones, especialmente dada la alta probabilidad de que se aceptaran esas propuestas, dañará permanentemente la credibilidad del Euro grupo como un cuerpo de toma democrática de decisiones compuesto por Estados socios que comparten no sólo una moneda común, sino también valores comunes.

Yanis Varoufakis, ministro de finanzas del gobierno griego de Syriza, es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional.

 



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Francisco Cedeño Lugo


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