La extraordinaria "bienvenida" de Washington al presidente de China

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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Cuando llegan visitantes, la norma básica consiste en desplegar la hospitalidad. Pero, para la próxima visita de estado del presidente de China Xi Jinping a Estados Unidos la respuesta norteamericana pareciera ser de una ostentosa hostilidad.

Indudablemente que el presidente Barack Obama saludará a su invitado con sonrisas y apretones de mano, con alfombra roja y banquete en la Casa Blanca. Sin embargo, la recepción oficial norteamericana a penas ocultará la bullente hostilidad que Washington le tiene al líder chino. Hipócrita, esquizoide, doble cara son los términos que describen la actitud de Washington.

Ahora recordemos cómo Obama fue cortésmente recibido cuando visitó Beiying el mes de noviembre del 2014.

El dirigente norteamericano pronunció un discurso en el Gran Salón del Pueblo expresando gratitud por el Presidente Xi, agradeciéndole la "extraordinaria hospitalidad que él y el pueblo chino habían demostrado durante su visita de estado". Luego agregó que "es un hecho que cuando trabajamos juntos es bueno para Estados Unidos y es bueno para China y en bueno para el mundo."

Ahora cuando el presidente chino visite Estados Unidos en su primera visita de estado, la "recepción" norteamericana con certeza va a ser "extraordinaria" – pero no en términos halagüeños.

Miembros del Congreso encabezados por el ultroso senador John McCaine están exigiendo que Obama interrogue exhaustivamente a Xi sobre supuestas violaciones a los derechos humanos, pirateo cibernético y el "expansionismo" de China en el área Asia-Pacífico.

La agencia Reuters informó que "destacados senadores… urgieron al presidente Barack Obama para que utilizara la próxima visita del presidente chino Xi Jinping para presionarlo en torno al extraordinario asalto contra los derechos humanos."

Se han hecho también llamados de parte de comentaristas de la prensa norteamericana para que Obama cancele la invitación al líder chino. Escribiendo para la publicación de un comité de expertos, ChinaFile, Arthur Waldron dijo, "en mi opinión, la visita de Xi debería ser cancelada… Obligando al chino a enfocarse en los problemas reales que sus acciones están ocasionando o por lo menos cesar la farsa del compromiso, tal acción contribuiría al mejoramiento de las relaciones. Ellos tienen que enmendar la plana."

Y no se trata solo de legisladores cabeza caliente ni comentaristas de prensa los que repican los tambores contra el presidente chino. En un informe publicado por la emisora La Voz de América, titulado "Estados Unidos urge a China mejoramiento en derechos humanos antes de la visita de Xi". El funcionario del Departamento de Estado, Tom Malinowski, es citado señalando que el punto podría definir si el viaje de una semana de duración del líder chino resultará un éxito o no.

Del mismo modo, el jefe de Malinowski, el Secretario de Estado John Kerry, la semana pasada acusó a China (y a Rusia) de espiar sus mensajes de texto.

Kerry hizo la provocadora acusación sin suministrar ninguna evidencia que la demostrara. Declaró en el programa Evening News de la CBS que "Es muy posible, no está fuera del ámbitos de las posibilidades. Sabemos que ellos han atacado a varios intereses norteamericanos en el curso de los últimos días."

Kerry basó sus tendenciosas y poco convincentes acusaciones sobre igualmente infundadas quejas sobre ataques cibernéticos rusos y chinos ampliamente divulgados por los principales medios de prensa de Estados Unidos.

En un artículo en el Washington Post titulado "Utilizando una serie de masivos ataques cibernéticos, China construye una base de datos sobre ciudadanos norteamericanos". El periódico lo informa como si se tratara de un hecho comprobado: "China está construyendo masivas bases de datos personales de ciudadanos norteamericanos pirateando a las instituciones de gobierno y a empresas médicas norteamericanas… sostienen analistas y funcionarios norteamericanos."

Pero a través de una lectura cuidadosa los informes sensacionalistas de prensa de "Ataques Cibernéticos Chinos" contra empresas e instituciones norteamericanas en realidad carecen de toda evidencia verificable. Los "informes" si se les pudiera llamar así, sencillamente descansan sobre vagas aseveraciones hechas por anónimos funcionarios norteamericanos y por firmas "privadas" de seguridad en Internet.

De este modo, nos inducen a creer que "millones de ciudadanos norteamericanos están siendo atacados por el espionaje estadal chino con el objeto de reclutar espías y colaboradores –todo sobre la base de afirmaciones grandilocuentes.

Luego entonces, el alto diplomático John Kerry se voltea y dice en tono afirmativo: "Sabemos que nos han atacado…"

Por su parte, el gobierno chino ha desestimado las quejas de Estados Unidos tildándolas de "irresponsables y anti científicas."

En repetidas veces el gobierno chino ha pedido que se exhiban evidencias, que Washington repetidas veces se ha negado o mejor dicho, no puede exhibir.

Del mismo modo, el New York Times recientemente publicó otra historia de terror sobre "agentes encubiertos chinos" que operan a través de Estados Unidos. "El gobierno de Obama ha entregado una advertencia a Beiyín acerca de la presencia de agentes del gobierno chino que están operando secretamente en Estados Unidos con el objeto de presionar a prominentes emigrados –algunos buscados en China bajo cargos de corrupción—con el objeto de regresarlos al país de manera inmediata, según funcionarios norteamericanos," informa el New York Times.

Nótese como el más destacado periódico de Estados Unidos informa sobre alegaciones como si se tratara de hechos indiscutidos y procede a citar a funcionarios, cuyos nombres omite, como fuentes de su relato. Este periódico incluso admite en medio de sus estridentes declaraciones que," los funcionarios norteamericanos se rehusaron a brindar evidencias específicas sobre las actividades de los agentes chinos." En otras palabras, en una breve oración, juiciosamente sepultada en el texto, su enrevesada historia principal sobre los espías chinos encubiertos, se desvanece como una bocanada de humo.

Los medios de prensa chinos menospreciaron la historia de los agentes encubiertos tildándola de "fantasía", señalando que Beiyín ha informado a Washington y a otros gobiernos sobre su programa de investigación sobre delincuentes financieros que han huido de China. Beiyín señala que sus funcionarios policiales están acreditados en Estados Unidos bajo auspicio oficial como parte de su operación internacional para rastrear a emigrados sospechosos de corrupción.

La publicación Global Times con base en Beiyín, aseguró que la verdadera historia es que Estados Unidos rechazó de plano a cooperar con el gobierno chino para llevar a ciertos individuos a la justicia y que Washington está brindando a estos fugitivos inmunidad ante la ley.

Según el Global Times, "Los chinos piensan que Washington no es sincero con China y su campaña anti corrupción. Algunos sectores privilegiados norteamericanos están incluso felices al ver que más funcionarios corruptos huyen hacia Estados Unidos con sus abultadas ganancias obtenidas por medios ilícitos y que algunos de ellos podrían incluso convertirse en especies políticas en el juego norteamericano para contrarrestar a China.

Si el gobierno chino tiene o no que contestar todas estas acusaciones no viene de ningún modo al caso. Y, ciertamente, China no está supeditada a Washington. Cuando Estados Unidos pretende crear problemas con los derechos humanos, el pirateo cibernético y los procedimientos extra judiciales, está redundando en una hipocresía de dimensiones estratosféricas. Se trata de un absurdo casi extra terrestre.

Estados Unidos, con la mayor población carcelaria del planeta –más de dos millones de personas—y con fuerzas policiales que asesinan a cientos de afro-norteamericanos desarmados, incluyendo niños cada año, no está en condiciones de dictar cátedra a ningún país sobre el tema de los derechos humanos.

Mientras China (y también Rusia) es acusada mediante vagas especulaciones sobre el pirateo cibernético, es el gobierno norteamericano el que tiene casos probados por los cuales responder debido al ilegal espionaje contra millones de ciudadanos y de otros gobiernos. Cuando China responde que Estados Unidos es culpable de delitos cibernéticos, las acusaciones de Beiyín no solo suenan plausibles, sino también que están respaldadas por hechos concretos.

Sobre el tema de las fuerzas de seguridad extra territorial, Estados Unidos es el país que ha producido cientos de sospechosos en decenas de países alrededor del mundo mediante el secuestro forzoso, lanzando a los detenidos a centros de tortura sin ningún debido proceso. Encima de todo esto, el presidente Obama se ha dotado de poderes ejecutivos para asesinar sumariamente a cualquier individuo en cualquier lugar y en cualquier momento de su escogencia mediante aparatos aéreos no tripulados y fuerzas especiales encubiertas.

En cuanto al tema del "expansionismo territorial", hasta ahora no existen informes de prensa sobre China tratando de instalar sistemas misilísticos a lo largo de las fronteras de México y Canadá apuntando hacia Estados Unidos de la misma manera en que Washington en la actualidad ha reclutado a Japón y a Corea del Sur para apuntar hacia China con misiles en "defensa propia."

De tal modo que en cuanto a principios y contenidos, todos las facetas de la hostilidad de Estados Unidos hacia China no son otra cosa que una escandalosa falsedad.

En el punto más alto de este cúmulo de hipocresías norteamericanas está la supuesta "hospitalidad" que Washington estará brindando al Presidente Xi durante su próxima visita.

Parafraseando a Obama en su discurso pronunciado en el Gran Salón de Beiyín el mes de noviembre del 2014: "… y es un hecho que cuando tratamos de convencerlos a Uds… resulta bueno para Estados Unidos."

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Finian Cunningham

Analista internacional


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