Las vivencias sociopolíticas del periodo gubernamental del Pacto de Punto Fijo están tan recientes y frescas en la memoria colectiva que a la derecha venezolana le resulta difícil borrar con promesas de "cambios" todos los desmanes y atrocidades cometidas, violando y llevándose a su paso todo tipo de declaratoria de derechos humanos y leyes que pisotearon a su antojo.
No vale decir que se sospecha o hay dudas de sus promesas de "cambios" desde la Asamblea Nacional. Sencillamente no se les cree.
¿Quién puede creerles a quienes fueron tan dóciles y entreguistas con las empresas extranjeras, en descarada subasta de nuestras materias primas y de manera especial con el petróleo?
La muestra más cruel de hipocresía son sus manifestaciones de defensa de los derechos humanos, a sabiendas que el saldo de los cuarenta años que estuvieron en el gobierno es una estela de muertos y desaparecidos. Centenares de hogares todavía guardan luto y aguardan por los restos de sus familiares que un día o una noche fueron arrebatados de sus casas y aún siguen desaparecidos.
Así, en el discurso de la derecha, oposición o ultraderecha se conjugan cinismo, hipocresía y maldad. Usted oye al señor de la Polar y el otro paquetero, lobista del FMI, y a cualquiera que respete a su patria se le revuelven las tripas ante tanta insolencia y entreguismo. ¿Con qué autoridad este par de engreídos burgueses negocian el país con el FMI? ¿Cómo se llama eso?
Parecieran estar muy creídos que la guerra económica, diseñada en el laboratorio de la maldad, generará tal descontento para que la Venezuela que con Chávez salió de la exclusión social, concebida por ellos, se olvide de la noche a la mañana de todos los avances sociales y políticos logrados con la Revolución Bolivariana.
Cuando decimos que es inconcebible que vuelvan, basta recordar toda la carga represiva con que actuaron los gobiernos de la cuarta república contra el pueblo que reclamaba sus derechos y reivindicaciones más sentidas. Este pueblo que ellos pretenden es el mismo que ha sentido y vivido la inclusión en lo más profundo de sus comunidades.
Son millones los venezolanos que hoy sienten el efecto de las Misiones Sociales en sus diversas manifestaciones. También son miles los de la tercera edad que han visto como sus pensiones fluyen sin mezquindad. Miles que ya tienen vivienda. Y son miles de niños, adolescentes y adultos que sienten un sistema educativo accesible y con tecnología de punta a su alcance.
Entonces uno se pregunta y repregunta sobre el cambio que ofrece la derecha, a sabiendas que conocemos sus mañas, vicios y demostrada debilidad por entregar el país a los imperialistas. Nos preguntamos: ¿Qué cambio esperar de quienes por su desespero por el poder han propiciado el fenómeno del paramilitarismo colombiano?, ¿Hasta cuándo la derecha va a seguir con sus planes antinacionales y terroristas contra Venezuela?, ¿Pueden los venezolanos votar por los portadores de la mentira, el terrorismo y la irresponsabilidad?
