Aunque con reservas de muchos analistas por sus posiciones ambiguas sobre el proceso bolivariano y sus distantes relaciones con los partidos y movimientos sociales progresistas y revolucionarios peruanos, la victoria del Comandante del Ejército de la República del Perú, Ollanta Humala Tasso, representó, en su momento, la continuación del proceso de cambios Soberanistas y de Justicia Social que se venía operando en América Latina y el Caribe, bajo el impacto de la figura del Comandante Hugo Chávez Frías y la Revolución Bolivariana en Venezuela, dada las posiciones etno-nacionalistas del Partido Nacionalista fundado por su padre, sus reivindicaciones democráticas y populares en el pronunciamiento militar que encabezó contra el gobierno del Presidente Alberto Fujimori, los ofrecimientos de cambios democratizadores del Estado y la Sociedad y las tímidas propuestas anti-neoliberales incorporadas a su programa electoral que lo llevó a la Presidencia de su país
El triunfo del Comandante Ollanta Humala Tasso y su Partido Nacionalista Peruano, supuso en su momento, la decisión de las mayorías del pueblo peruano de derrotar, en primer lugar, el intento de reimplantar el régimen de Alberto Fujimori – preso por violaciones graves de derechos humanos y corrupción, a través de su hija Keiko Fujimori – quien hizo el papel de Primera Dama durante los 10 años del gobierno de su padre- pero también, cerrarle el paso a las viejas castas sociales, económicas y políticas corruptas del aprismo y la democracia cristiana que pretendían aprovechar el fracaso del gobierno del gobierno del Presidente Alejandro Toledo, para reinstalarse en el Palacio de Trujillo, sede del gobierno peruano.
Los analistas sobre los cinco años del gobierno del Comandante Ollanta Humala Tasso no coinciden sobre sí la propuesta electoral del militar nacionalista fue una Oferta Engañosa para conseguir los votos de un amplio espacio político peruano formado por nacionalistas, socialistas, comunistas y de los movimientos indígenas, vecinal y de los trabajadores golpeados por las políticas neoliberales del fujimorismo y del saliente gobierno neoliberal de Alejandro Toledo o si, por su incapacidad política o sus vacilaciones frente a los poderes fácticos internos del Perú y la presión de las corporaciones transnacionales y sus gobiernos, no cumplió con el tímido programa de reformas del viejo Estado Peruano, históricamente bajo el control y en beneficio de las castas oligárquicas pos-coloniales, las empresas petroleras y las de la minería, sostenidas por unas Fuerzas Armadas del Perú subordinadas a los dictados de las políticas de seguridad y defensa de los gobiernos de los Estados Unidos de América, salvo durante el período de gobierno nacionalista y popular del General Juan Velazco Alvarado.
Lo que si resulta probado es que al ganar la segunda vuelta electoral el domingo 05 de junio de 2.011, cambió su discurso nacionalista y popular – tachado por sus opositores de chavista – a uno centrista, el Comandante Humala, hizo alianza con el corrupto presidente saliente Alejandro Toledo e incorporó a su gobierno a figuras "disidentes" de la partidocracia del aprismo y el belaundismo, reforzándola con algunos tecnócratas, con el fin de dar una visión de eficiencia y pragmatismo, en lo que sería su política económica; simbiosis política que a lo largo de su gestión gubernamental no dio resultados por cuanto, al final, tal comportamiento alejando de su propuesta electoral original generó un amplio descontento social que mantuvo en permanente crisis su gobierno, con el cambio de seis (6) Jefes de Gobierno, terminando con 12% de favorabilidad y 80% de rechazo ciudadano, debiendo retirar de la contienda electoral a sus propio candidato presidencial, faltando apenas treinta (30) días para la primera vuelta de las elecciones.
Aunque fueron muchas las causas de la pérdida del apoyo popular del gobierno del Comandante Ollanta Humala Tasso – corrupción, ineficiencia, incumplimiento de programas sociales, represión militar y policial, etc-, sin duda que su política minera en el caso del Proyecto Minero de Oro de Conga, en la provincia de Cajamarca, fue el episodio político y social más relevante de su gobierno, por cuanto supuso la derrota de su voluntad de imponer, incluso mediante el uso de la represión policial y militar, los intereses de las empresas mineras extranjeras por encima de la voluntad de intereses de las comunidades de la amazonia peruana quienes consideraron tal proyecto como altamente contaminante, depredador de las fuentes de aguas de uso de personas y en la agricultura tradicional de la región de Cajamarca y que solo beneficiaría a las trasnacionales mineras que lo iban a desarrollar.
En el plano internacional, la incorporación de la República del Perú a la Alianza del Pacífico, integrada inicialmente por los gobiernos neoliberales de México, Chile y Colombia – grupo promovido por los Estados Unidos para romper el proceso de unidad e integración económica de América Latina – confirmó el giró neoliberal y anti-integracionista del gobierno del Comandante Ollanta Humala Tasso y sus anteriores posiciones nacionalistas, cuasi-imperialistas e integracionistas que inicialmente lo acercaron políticamente a las ideas y proyectos políticos del Comandante Hugo Chávez Frías, de cuya amistad, incluso, adjuró y se distanció bajo la presión de sus nuevos aliados la canalla mediática limeña y los grupos económicos que apoyaron su gobierno.
Sin embargo, lo que definitivamente terminó por confirmar la subordinación del otrora líder nacionalista peruano a la visión hegemónica de los Estados Unidos en América fue la decisión de autorizar el ingreso, estacionamiento y entrenamiento de tropas especiales gringas en la zona amazónica, con el infundado pretexto de servir al proceso de entrenamiento del ejército peruano en su lucha con el remanente del derrotado grupo Sendero Luminoso y las bandas de narcotraficantes; decisión rechazada por un amplio arco político ´peruano y que explica, junto con los errores, ineficiencias e inconsecuencias políticas del Comandante Humala, que en las elecciones de éste domingo 10 de abril de 2015, apenas tenga un 12% de apoyo popular y sus partidarios se encuentren sin liderazgo y sin proyecto político que defender.
La reciente experiencia del pueblo peruano bajo el gobierno del Comandante Ollanta Humala Tasso, pareciera expresar, como en el caso de Lucio Gutiérrez, en el Ecuador y de Chávez en Venezuela, la búsqueda de alternativas en el seno de las fuerzas armadas de los países de América Latina a los viejos liderazgos y regímenes corruptos, ineficientes y neocoloniales que han predominado en la región pero, igualmente, definen que, no es suficiente el discurso patriótico y nacionalista de actores militares para producir cambios importantes en la vida de nuestras Naciones sino que hacen falta proyectos de cambios profundos y compromiso consecuentes con tales cambios, que sean capaces de resistir con valentía y sacrificio, la respuesta amenazantes y desestabilizadora de los clases y sectores desplazados del poder políticos, quienes gozan del apoyo político, financiero y militar del gobierno imperialista de los Estados Unidos para provocar el derrocamiento o rendición de tales gobiernos.