En Colombia, existe una relación directamente proporcional entre el avance importante del Proceso de Negociaciones de Paz entre el Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP, y la intensificación de las acciones obstruccionistas por parte de sectores guerreristas y revanchistas que ven en la culminación exitosa de ese proceso, un peligro real para al permanencia del viejo dominio oligárquico sobre el Estado Colombiano, los cuales están representados visiblemente por el expresidente narco-paramilitar Alvaro Uribe Vélez, el Procurador General Alejandro Ordonez y la casta militar no victoriosa en estos 50 años de guerra contrainsurgente, a pesar de todo el apoyo militar y de inteligencia suministrada por los gobiernos de los Estados Unidos de América.
Ante la continuación y aceleración de las conversaciones entre la Partes Contendientes en el conflicto social y armado interno de Colombia, luego del haberse cumplido sin un acuerdo final la fecha límite del 23 de marzo de 2016, pactada por lo Altos representantes de las FARC-EP y el Gobierno Colombiano; los Francotiradores contra la Paz, con la cobertura amplia y permanente de la canalla mediática de las Cadena Caracol, RCN, Noticas24, el Tiempo y el Espectador, arrecieran sus ataques abiertos y encubiertos contra el proceso de negociaciones, retomando viejos hechos del conflicto armado (retenciones de civiles, incorporación de menores de 15-18 años, narcotráfico etc), y manipulaciones informativas sobre algunos pocos incidentes de armas acaecidos supuestamente en las zonas bajo el control y la influencia de las tropas regulares y de milicias de las FARC-EP, que dieron como consecuencia la muerte y heridas de miembros de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, cuando incursionaban zonas de acantonamiento defensivo de las unidades guerrilleras; tal como lo acordó el Secretariado de las FARC-EP y lo ordeno su Comandante, Timoleón Jimenez, mejor conocido como "Timochenko".
Los Francotiradores de la derecha política y mediática colombiana han obtenido parcialmente su propósito conseguir que el mismo Presidente Santos avale su manipuladora versión de los hechos, al achacarle a las FARC-EP, sin investigación imparcial de una Comisión integrada por las dos Partes –como corresponde- la responsabilidad de los mismos y piden la suspensión del proceso negociador y el uso del bombardeo de saturación en los lugares en los cuales se tenga conocimiento de la presencia de unidades guerrilleras y de milicia de las FARC-EP; petición que, de llevarse a cabo, traería la terminación del Proceso de Negociaciones de Paz que se adelanta en la ciudad de la Habana, Cuba, desde hace más de tres (3) años, con la facilitación del Reino de Noruega y la República de Cuba y el acompañamiento de las Repúblicas de Chile y Venezuela.
En el fondo, los Francotiradores de la derecha guerrerista colombiana están conscientes que, el Proceso de Negociaciones de Paz ha dejado de constituir un asunto interno de la República de Colombia para convertirse en un asunto de la Paz en América Latina y el Caribe, dado la declaratoria de Nuestra América como Zona de Paz, hecha en la Habana Cuba, en la Cumbre de Jefes y Jefas de Estado y de Gobiernos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, CELAC, realizada en la ciudad de la Habana, en junio de 2013, pero además, porque la Organización de Naciones Unidas,ONU, a pedido de las Partes Contendientes, ha comprometido su participación en el proceso de verificación y seguimiento de los acuerdos políticos, humanitarios y militares en el pos-conflicto y la Organización de Estados Americanos, OEA, ya está integrada al proceso de investigación sobre desplazados, víctimas y sobrevivientes de éste conflicto armado que desangró a Colombia y afectó la vida de sus países vecinos y la integración de toda Nuestra América.
Por ello, ha de considerarse que, detrás de esta delirante campaña del Procurador General e Inquisidor de Colombia, Alejandro Ordoñez, el expresidente narco-paramilitar Alvaro Uribe Velez, la casta militar no victoriosa de las Fuerzas Militares y la canalla mediática bogotana, se encuentra el propósito de seguir presionando al gobierno del presidente Juan Manuel Santos para que no transija en legítimos reclamos de la insurgente FARC-EP, que se erradiquen los grupos paramilitares –ahora encubiertas en Bandas Criminales, BACRIM.-, se precisen y se den garantías de seguridad sobre las áreas de acantonamiento de sus tropas durante la larga transición del pos-conflicto, se pacte medios no vulnerables de aprobación y cumplimiento del Acuerdo Final de Paz, se acuerden condiciones definitivas para el Cese al Fuego Bilateral e Internacionalmente Verificado y, se den garantías amplias y necesarias para la inserción de las nuevas estructuras políticas que reemplazaran a las FARC-EP en el escenario político legal de la Colombia que debe nacer con la terminación del conflicto armado.
Para desgracia de los Francotiradores de la derecha guerrerista colombiana y sus aliados internos e internacionales, la dinámica de las Negociaciones de Paz y su impacto positivo al interior de la sociedad colombiana y de importantes espacios institucionales del Estado Colombiano, ha sido lo suficientemente importante para que las emboscadas mediáticas y la fusilería política no puedan destruir un Proceso de Paz que ya se encuentra arraigado en la conciencia y voluntad de la gran mayoría de las colombianas y los colombianos, quienes tienen apoyo y la solidaridad de los hermanos pueblos de Nuestra América y la Comunidad Internacional.