El orden de los factores no altera el producto, puede ser Donal Clinton e Hillary Trump. O si seguimos hablando en términos matemáticos, pudiéramos decir que Clinton es igual Trump.
Esta es nuestra posición sobre lo que va a pasar en EEUU. En días pasados, decíamos que el asunto no es ser hombre o mujer, negro o blanco. La bondad humana no distingue por el sexo o grupos étnicos.
Un conocido locutor humorista venezolano, se ofendió porque Trump -que ha hecho del insultar su gancho electoral- le digo una mala palabra a Hillary. Pense, de seguro a ese moderador le gusta que designación de presidentes en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Europea (alias "mundial") ha sido, salvo dos excepciones, que cada una de las franquicias políticas (demócratas y republicanos), se alternen cada 0cho años en el ejecutivo; mientras hay un extraño balance en el legislativo. Un "Pacto de Punto Fijo" gringo.
Ahora hay indicios de que pudiera romperse la balanza. En lo que parece ser el camino hacia un unipartidismo con dos nombres, una fusión de marcas.
Los democratas gobernaron con gran similitud a los republicanos, y ahora hay republicanos que gustan de como gobiernan los demócratas.
Desde una visión especulativa, luce que los republicanos escogieron a un candidato atípico, tal como cuando surgió un mal actor de cine; esta vez es un animador de concursos de bellezas.
Los demócratas proclamaron a una dama de hierro, en la idea de la diferencia. Ayer a un afro hoy una mujer, y eso despierta sensaciones.
Todo se va componiendo para que un sistema cansado, de más de doscientos años, se oxigene con novedades electorales, pero que en esencia no cambia en nada. Sigue el mismo sistema electoral de segundo grado, corte suprema de justicia designada a dedos, millones de desempleados sin acceso a la salud, un industria militar a la que hay que darle guerras en todo el orbe.
Es mejor dedicarse a otras deducciones, en EEUU, por muchas décadas la ecuación seguirá dando el mismo resultado.